Olivia
Los nervios me estaban comiendo por dentro estaba en la oficina del agente Alonzo esperándolo. Mierda, Leonardo apúrate... Había pasado tanto y estaba llegando tarde para cernas con Noah y Santiago, les mande un mensaje avisando que iba a llegar tarde para que no se preocupen, pero nada estaba bien.
- Perdón, estaba en otro caso ¿Qué pasó? -me preguntó Alonzo sentándose en su silla de escritorio.
Estábamos en una oficina compartida con siete personas más. Mire a mi alrededor y mire a Leonardo, él entendió perfectamente el mensaje, me hizo una seña para que me levante y lo siga. Lo seguí por los pasillos del lugar y abrió una puerta de madera, me hizo una seña y entre para encontrarme con una mesa y dos sillas, me senté en una y el en la otra, me puse nerviosa al instante, eran las típicas salas donde los agentes interrogaron los sospechosos.
- ¿No había otro lugar? -pregunte levantando una ceja.
- No -comento divertido por mi incomodidad-. Habla.
Siempre al grano...
- Me estuve juntando con este grupo y es más de lo que creemos.
- ¿A qué te refieres?
- No es el un grupo pequeño, ni un grupo que solo lidera un barrio peligroso, es más que eso, algunos tienen contacto directo con mafiosos. No sé si vamos a poder contra esto...
- Mira, es difícil tanto para vos que tenes que ir y enfrentar la situación como para mi presentarle el caso a mi jefe y que me haga caso de que es importante y necesito gente. Los dos estamos en una situación que no nos gustaría estar ¿Quieres dejar todo esto y dejar el caso? ¿O prefieres ir de frente y meterlos preso? -me pregunto mirándome fijamente.
- Mierda, Leonardo, claro que quiero meterlos presos y que se pudran en la cárcel.
- Entonces siéntate y dame los detalles -me pidió señalando la silla.
Nos sentamos, él sacó la lapicera que tenía en el bolsillo de su saco y empezó a anotar los detalles que le di sobre el grupo, el lugar, lo que escuché.
- ¿Crees que tu amigo Tony tiene algo que ver en esto? -me preguntó cuando terminé de contarle todo y él en anotar.
- Espero que no, Leonardo, no podría imaginar que él fuera capaz de algo así.
- Las personas pueden sorprendernos de la peor forma posible.
Hice una mueca y desee que Tony no tenga nada que ver.
- Seguí viéndote con ellos y lo que consigas ya sabes que hacer.
Me acompañó hasta el pasillo que daba a la salida y nos despedimos. Camine por el centro sin saber qué hacer. No podía volver con este humor a lo de Santiago, ni mucho menos que Noah me viera así. No después de que volvió y estábamos tan bien.
Abrí el gps del celular y busqué la dirección de Lili, no quedaba lejos, trate de memorizar la ruta y guarde el celular dejándolo en modo avión, tenía poca batería. Camine por las calles iluminada por las luces, muchos locales ya estaban cerrados, solo los restaurantes seguían abiertos, apure el paso cuando me faltaba cada vez menos. Llegue y entre de una, esta puerta nunca tenía lleve.
- Pero mira que muñequita acaba de entrar -me dijo Esteban, un amigo de Alex, él nos ayudaba a cargar los instrumentos en su camioneta kangoo cada vez que teníamos show, él junto a Sam organizaban todo.
- Cállate que estás drogado seguro -le dije despeinando.
- Puedo estar drogado, pero puedo reconocer a una muñequita -me dijo con una sonrisa de lado.
Le sonreí de lado y decidí no entrar en su juego, caminé por la casa esquivando ropa y botellas vacías hasta llegar al cuarto de Alex y Lili. Toque la puerta y la voz de Alex me dijo que pase.
- ¡Ey! Mira quien esta acá nuevamente -me saludó, estaba sentado en la cama con una cerveza en la mano, su torso estaba descubierto dejando sus músculos descubiertos y un jean azul roto.
- ¿Qué es lo mejor para descargar el malhumor? -le pregunté sentándome en la punta de la cama, me miró fijamente y se pasó su mano libre por su barbilla
- Si me lo preguntas a mí, tocar la batería -me respondió mirando su batería que tenía en el rincón de la habitación.
Le di una buena mirada a la batería y volví a mirar a Alex.
- ¿Me podes enseñar? -le pregunté haciendo que levante una ceja con cara picara, agarre una remera que había al lado mío y se la tire-. No seas pervertido.
Alex se rió y se levantó.
- Yo te enseño, pero aclárale a Lili que solo venís por el conocimiento de aprender la batería y no mi fijo.
Puse los ojos en blanco y me acerqué con él a la batería.
- ¿El lugar no tiene que tener una buena acústica para tocar? -le pregunté mirando alrededor.
- No, bueno si, lo arreglé poniendo eso -me dije señalando la pared.
Había varios carteles de maples de huevo pegados a la pared. Santo cielo, qué ideas tiene este hombre. Lo mire a los ojos y espere con ansias sus instrucciones mientras se sentaba en el banquito de la batería.
- No vamos a tener problemas con Lili, ni siquiera babeas por mi como todas.