Ya no soy la misma

Capítulo 17: Complicaciones

Noah

—Livi ¿Cómo estás? —la saludé atendiendo su llamada. 

—Noah te necesito —me dijo con la voz entrecortada, definitivamente estaba llorando.

—¿Dónde estás? —le pregunté levantándome de mi escritorio haciendo que Theo me mire. 

—En la plaza, cerca de tu trabajo —me respondió después de unos segundos eternos. 

—Ya voy ¿Sí? Ni se te ocurra moverte. 

—Te espero. 

Corte la llamada y lo mire a Theo. 

—Vuelvo, te garantizo que vuelvo porque tenemos que entregar esto mañana, pero cubrime por lo menos una hora. 

—Dale, no pasa nada.

Agarré mi campera que estaba colgada en la silla de escritorio y me la puse mientras caminaba rápido por el pasillo. 

Mierda Olivia ¿Qué había pasado? 

Cuando llegue a la plaza la busqué con la mirada y la encontré sentada en un banquito, me acerque a ella y me senté a su lado, apenas me vio volvió a llorar desconsoladamente, la abrace con fuerza y le di un beso en la cabeza. 

No sé cuánto tiempo pasamos así, pero cada vez me preocupaba más por ella. ¿Qué le había pasado? 

—Livi ¿Físicamente estás bien? —le pregunté sabiendo que emocionalmente estaba destruida. 

—Sí —me respondió con la voz ronca—. Estoy sin dormir, pero estoy bien. 

—No podemos ir a casa, tengo que volver al trabajo, te llevo conmigo. Vamos a comprar algo para que comas y tomes antes. 

Ella asintió y la ayude a levantarse, entrelace sus dedos con los míos y caminamos hasta el kiosco más cercano. 

 

(...)

Estaba sentado en el sillón de la oficina compartida terminando un trabajo en la laptop mientras que Olivia estaba usando mis piernas de almohada y el sillón de cama, Theo no se había atrevido a decir ninguna broma hasta el momento, lo cual me parecía raro. 

—¿Qué más falta? —me preguntó Theo tratando de no hablar fuerte por si despertábamos a Olivia.

—Falta el diseño, lee el mail, nos piden un diseño de cómo quedaría todo, pero yo no sé nada de diseño. 

—Le puedo preguntar a Clara si hay alguien de diseño desocupado y se lo mandamos. —propuso Theo.

Asentí y él llamó por celular a Clara. Por lo que pude escuchar lo reto porque si era por trabajo tenía que llamarlo al número de su oficina. Theo no sabía donde meterse, lo cual me parecio comico. 

Pasaron media hora y tuvimos al diseñador frente a nosotros, se sentó en mi escritorio y diseño todo el proyecto en un par de horas ¿Como podía hacer algo en unas horas mientras nosotros tardamos días? No lo sabía, pero lo admiraba. 

A veces levantaba la vista de la computadora y me miraba raro. Lo comprendía, era totalmente extraña la situación. Una chica que no era de la empresa estaba recostada en el sillón usando mis piernas de almohada. 

Baje la mirada a Olivia, necesitaba que confíe en mí y me cuente que pasaba en su vida. Ella era una persona fuerte y para que las cosas la afecten de esta manera tenía que ser algo muy fuerte y serio. 

 

(...)

Habían pasado tres días desde que fui a buscar a Olivia a la plaza, no me había contado nada y hoy se había ido muy temprano, no me dijo a dónde y la vino a buscar camisa azul, aunque ya no tenía una camisa azul, tenía una camisa gris. 

—Hermano ¿Cenamos los seis hoy? —me preguntó mi hermano acercándose a la barra para servirse un poco de café. 

—¿Seis? —pregunté dando un bocado a mi tostada. 

—Ariana, Olivia, Cassandra, Ben, vos y yo —me respondió como si fuera muy obvio. 

—Déjame hablar con Olivia y te confirmo si ella viene. 

—¿Qué es esa cara? —me preguntó sentándose frente a mí. 

—Nada, le está pasando algo y no me cuenta para que la ayude. Y se va con un tipo que ni conozco, todo muy raro. 

—Estás preocupado —noto mi hermano. 

—Si, la quiero. No quiero que le pase nada, hermano.

—Lo sé, ella sabe cuidarse ¿Sí? Aparte sabe que ante cualquier problema puede contar con vos. 

Mi celular empezó a vibrar y mire la pantalla. 

— Hablando de roma —dije para darle a entender a mi hermano que era Olivia y debía irse.  

Mi hermano asintió y se fue con su taza de café. 

—Livi —le respondí atendiendo la llamada. 

—Noah, necesito que me vengas a buscar a la comisaría.

—¿Estás detenida? —le pregunté levantándome para ir al cuarto, agarré una campera y mi billetera. 

—No, no es eso, vine a testificar algo y… tengo un mal presentimiento, nada más. 

—Bueno, no salgas, ya voy.

Corte la llamada y le grite a Santiago que me iba, me subí al auto y maneje hasta la comisaría. Cuando llegue estacione a una cuadra del lugar y fui caminando. Al entrar busqué por los pasillos a Olivia, pero no la vi por ningún lado, pero si vi a camisa azul, me acerqué a él y al verme me reconoció. 



#39265 en Novela romántica
#10455 en Joven Adulto

En el texto hay: amigos, musica, confianza

Editado: 10.02.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.