Capítulo 7

Niall tomó asiento frente a Henry y Ed, con sus ojos azules repletos de determinación, y unas enormes ojeras de trasnochado.

—Quiero organizar la fiesta de cumpleaños de mi papá —dijo, antes de tornarse pensativo—. Claramente no puedo hacerlo solo, así que quería pedirles ayuda con eso… también he considerado hablar con Claudia, la asistente de mi papá, ella podría ponerse en contacto con algunos invitados para la fiesta, ¿qué opinan?   

—¡Suena bastante genial! —comentó Henry con una sonrisa brillante.

Ed, por otra parte, no lucía muy convencido con la idea.

—¿Estás seguro de que quieres organizar una fiesta para gente adulta y sofisticada?

Niall le lanzó una mirada de fingida ofensa.

—Para tu información, yo soy muy sofisticado.

Ed rio con ganas. Ganándose un manotazo en el brazo por parte del pequeño rubio.

—Ya, pero en serio. Recuerdo que tu Pa’ Charlie se estresaba mucho en estas fechas mientras lo organizaba todo —le recordó.

Niall dejó caer su cabeza sobre el escritorio. Su rostro lucía cansado, probablemente había pasado toda la noche investigando todo lo necesario para organizar una fiesta de cumpleaños a la altura de las que hacia Charlie Monet cada año.

—Sí, lo sé, pero confío en que tres cabezas piensan mejor que una.

Ed dejó caer su cabeza hacia atrás, en cuanto refunfuñaba sobre todo el trabajo extra que Niall colocaría sobre sus hombros.

Henry encontraba la situación bastante conveniente, así que contribuyó en ensalzar la idea de su rubio colega.

—¡Vamos! ¡Será muy divertido! Y no te preocupes, Niall —dijo con ojos iluminados—. Puedo pedirle a mi tía un poco de ayuda, ella conoce esta ciudad como la palma de su mano.  

El joven rizado vio en la solicitud de Niall una oportunidad invaluable. Involucrarse en la preparación de una fiesta de cumpleaños para el sexy hombre que le robaba el aliento era el medio perfecto para conocer más sobre sus gustos y aficiones.

—Bien, Niall —dijo Henry sacando de su mochila un cuaderno, junto con un bolígrafo—. Hagamos una lluvia de ideas: ¿Cuál es la comida favorita de tu papá? ¿Cuál es su color favorito? Etcétera, etcétera.  

Ed refunfuñó con más ímpetu. Pero, esta vez, soltó un comentario que puso en alerta al chico nuevo.

—Ni siquiera seremos invitados a esa fiesta —dijo de brazos cruzados.

Henry le dedicó al pequeño rubio una mirada repleta de suspicacia.

—Niall jamás nos dejaría fuera de la lista de invitados, ¿cierto? —sonsacó Henry con una sonrisa encantadora.

Niall asintió vehementemente.

—Claro que ustedes estarán ahí para hacerme compañía —mencionó. Empujó el hombro de Ed en represalia por su comentario—. Si lo dices porque hasta hace un año me quedaba en tu casa para una pijamada era porque mi pa’ Charlie se encargaba de todo y pues… ellos al final necesitaban algo de privacidad.

Niall se sonrojó ante lo que parecía ser un viejo trauma del pasado. Probablemente, el pequeño rubio vio o escuchó algo que no debía.

Ed rio por lo bajo. Niall puso los ojos en blanco al intuir qué sería lo próximo que diría su mejor amigo.

—¿Aún no superas haber visto a tus padres haciéndolo luego de la fiesta de cumpleaños de tu papá hace tres años? ¡Oh, vamos!

—¿Quién dice que es algo que necesite superar? ¡Que ridículo! —se defendió Niall.

Henry resopló, para, posteriormente, agitar su mano frente al rubio, restándole importancia a la incómoda plática de la que no quería formar parte.

—Bueno, bueno, en fin, sigamos en lo nuestro, ¿quieren? Soy muy bueno organizando fiestas de cumpleaños, pero, está claro que necesito ayuda con la parte “sofisticada” de esta.

Henry pensó en el último cumpleaños de Louis, y como todos sus mejores amigos terminaron sobre el techo de la casa de su colega; con cerveza y mota mientras escuchaban su lista de reproducción de R&B Alternativo.

La fiesta fue todo un éxito para él, pero dudaba que el señor Monet apreciara algo como eso.

—Yo opino que Claudia nos ayude con eso también, ella ha estado a cargo de eventos de la empresa de tu papá —mencionó Ed con tono aburrido.

—Tienes razón, Eddy, ella podría contactarnos con alguien.

Niall parecía bastante convencido de que todo saldría bien. Su padre merecía una maravillosa fiesta de cumpleaños, a pesar de ya no contar con su esposo, quien era el encargado de organizarlas.

Henry deseaba lo mismo, pero sus motivaciones eran distintas.

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Los días transcurren —uno tras otro— entre reuniones de estudio, que concluyen con el tema —que más dolores de cabeza— le causa a Niall Monet.  

—Tengo un par de ideas para los cocteles que se pueden servir en la fiesta de cumpleaños de tu papá —comentó Henry cuando terminó de recoger sus notas, junto a Ed y Ashton. Este último no se encontraba involucrado en la organización de la fiesta de cumpleaños del padre de Niall, así que, tal y como lo hacía todos los días, se puso de pie y se despidió con un escueto «Hasta mañana».