Ya soy legal

Capítulo 11

Henry miró la pantalla de su celular con impaciencia.

Luego del incómodo primer encuentro con Charlie Monet, sus ánimos decayeron estrepitosamente.

Aquel alto y refinado rubio era un duro golpe a su autoestima, ya que, si no fuera tan guapo, conquistar a su exesposo no sería una tarea difícil.

Charlie Monet lucia como un modelo de alta costura.

Y, aunque Henry sabía que era un chico con un atractivo para nada despreciable, si se colocaba junto al hombre mayor, cualquiera podría notar la diferencia de niveles.

El adolescente sacudió su cabeza con desdén.

No era el momento para sentirse menos.

Henry miró a su alrededor en busca de sus nuevos amigos y compañeros de clase, pero, al parecer, Ed y Niall aún no regresaban de su breve viaje a la cocina. Ellos anhelaban algo de comer, ya que se sentían incapaces de esperar hasta la cena.

El rizado, por su parte, empezaba a sentirse fastidiado. Encontrarse solo, rodeado de gente mayor ensimismada en sus insípidas conversaciones y chismeríos. En su cabeza, Henry podía enumerar al menos veinte lugares en los que preferiría estar en ese preciso momento.

El joven miró hacia la mesa dulce a un par de metros de distancia, y para su deleite, pudo visualizar como una de sus opciones se servía galletas de mantequilla con una media sonrisa en el rostro. 

Oh… él era un hombre tan atractivo.

El señor Monet era su sueño húmedo más preciado. 

Su fascinación por el hombre mayor, comenzaba a rayar la obsesión. 

Henry se rehusaba a perder una sola oportunidad más para acercarse al hombre. El joven era consciente de que existía un largo camino por recorrer, pero deseaba arriesgarse.

—¿Qué tal se la está pasando, señor Monet?

Zain apartó la mirada de los deliciosos dulces sobre la mesa y giró hacia él con un ligero ceño fruncido.

—Ah, hola de nuevo, Henry —se limitó a decir, antes de sonreírle cordialmente—. Muy bien, por cierto, hace un momento olvidé agradecerles a Ed y a ti por ayudar a Niall con la fiesta, todo luce fantástico.

—De nada, me alegra que esté disfrutando de su festejo.

—Sé que para ustedes debe ser muy aburrido ver a toda esta gente adulta bebiendo y discutiendo sobre temas de trabajo, o sus vidas cotidianas —dijo, balanceando su cabeza de un lado a otro. Henry respiró pesado, conteniendo la manera en la que su corazón latía con fuerza—. Pero se los compensaré cuando sea el turno de Niall de celebrar su cumpleaños. 

Henry asintió encantado con la idea. El joven tomó un plato y se sirvió un par de bocaditos con una pinza. El señor Monet puso un par en su plato mientras decía cuanto se los recomendaba.

—Estoy seguro de que mi asistente se encargó de pedir todos mis dulces favoritos.

—Sí, ella lo hizo. La señora Claudia fue de gran ayuda, conoce muy bien sus gustos.

—Es una lástima que no pudiera venir —comentó el hombre mayor como comentario final antes de dejar las pinzas sobre la canasta de utensilios—. Bueno, Henry, iré a reunirme con unos colegas...

—Señor Monet, ¿qué hará después de que la fiesta acabe?

El hombre mayor ladeó su rostro, extrañado.

—Me preguntaba si… —Henry relamió sus labios resecos, y sonrió tontamente por cuan torpe debía escucharse justo ahora—. No conozco la ciudad, y he escuchado que en Bradford hay bares muy buenos…

La expresión de Zain se tornó más y más incómoda en cuanto el muchacho avanzaba en su extraña proposición.

—Eso suena bastante inapropiado, Henry.

—¿Qué? ¿Por qué, señor Monet? —inquirió, con su mejor expresión de inocencia. El hombre mayor no era para nada tonto.

—Sé lo que tramas —agregó. Su rostro se tornó inexpresivo.

Henry lo miró con una ceja arqueada. Una sonrisa seductora se deslizó en sus labios. Y, considerando que el señor Monet no era un hombre que se dejara engañar fácilmente, no vio necesario seguir fingiendo lo que realmente deseaba de él. 

—¿Lo sabe? —mordisqueó su labio inferior—. Me gustaría escucharlo de su boca.

—Eres un muchacho impertinente, que necesita un par de charlas sobre respeto propio, y sobre el que deberías tener hacia personas mayores como yo. Soy un hombre adulto, y no considero que te estés dirigiendo a mí de la manera correcta. Sin mencionar que soy el padre de tu nuevo compañero de clase.

Henry hizo su mejor esfuerzo por no rodar los ojos.

—¿Lo he ofendido? ¿Fue algo que dije? —inquirió con tono monótono—. Solo quería su ayuda para conocer lugares de ambiente aquí en Bradford… soy nuevo, y no conozco a nadie. No creo que Niall y Ed puedan darme un tour como ese.

Zain chasqueó sus labios y negó.

—De ninguna manera, muchacho —lo apuntó con su dedo índice, notablemente molesto por haber traído a colación el nombre de su hijo a la conversación—. Sé que te crees muy listo, fingiendo que no me estás proponiendo algo tan inmoral para dos personas en nuestra situación. 




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