Ya soy legal

Capítulo 16

—Debo hacer algo para agradecérselo, señor Monet, acaba de salvar el futuro de mi emprendimiento —mencionó Henry, en cuanto llevaba de la correa a los tres chihuahuas. 

El hombre mayor soltó una carcajada honesta mientras caminaba en compañía del joven rizado.

—No fue nada, me alegra haber aparecido en el momento correcto, de otra forma, la señora Jule habría terminado con el corazón roto.

La sonrisa de Henry se desvaneció de repente cuando vio el rostro de Charlie Monet a un par de metros. Él, y su cabello rubio de rizos cortos, se hallaban de pie frente a la casa que solía compartir con su marido.

De reojo, observó como la sonrisa del señor Monet se desvaneció a la par con la suya.

Charlie frunció el entrecejo cuando los vio caminar juntos por la acera. Al parecer, aquella escena era lo último que esperaba encontrarse ese día.

—¿Y tú qué haces aquí? —Charlie soltó la pregunta sin tacto, ni rodeos.

Henry elevó su ceja y le lanzó una mirada de extrañeza al señor Zain, quien tenía la mandíbula tensa en aquel momento. 

—Charlie, ¿tienes algún problema con que este chico camine por la acera de este barrio?

—¿Él vive por aquí? —inquirió con tono altanero.

—No, no lo hace, ¿por qué? ¿Debe hacerlo para utilizar un espacio público como este? Te recuerdo que tú tampoco vives aquí ya, ¿a qué has venido?

Henry hizo su mayor esfuerzo para no reírse de la cara que puso el rubio tras escuchar a su futuro exesposo. 

El sexy empresario lo había humillado con un par de palabras repletas de hechos.

—Zain… ¿Podrías no hablarme de esa manera frente al amigo de nuestro hijo?

—Tú podrías no ser tan despectivo frente al amigo de Niall.

El rostro del rubio se contrajo de indignación, pero consiguió controlarse lo suficiente para dedicarle una sonrisa falsa a Henry.

—En fin, muchacho, que te vaya bien —murmuró entre dientes, para luego dirigir su vista a Zain—. Me gustaría ver a Niall, quizás, podríamos ir al centro y comer algo.

—Adelante, es tu hijo, puedes verlo cuando quieras.

Henry se regodeó con la desagradable tensión entre ellos. Las cosas no parecían tener futuro, y el rizado no podía sentirse más complacido con eso.

El señor Monet era demasiado bueno para alguien con la actitud de Charlie.

Tanto Henry como Zain observaron a Charlie dirigirse hasta la entrada con su andar jactancioso.

—Bueno, señor Monet, muchas gracias por todo… incluso por eso —dijo el rizado señalando con la barbilla el lugar por donde pasó el rubio—. Debo continuar con mi trabajo, pasearé a la mascota de Ed.

—Eso es fantástico —dijo Zain con una sonrisa entrañable—. Te deseo mucha suerte.

Dicho eso, el empresario se adentró al jardín delantero de su hogar.

—Hasta pronto.

—Hasta pronto, señor Monet.

Henry soltó un suspiro anhelante en cuanto veía como la espalda ancha y fuerte del hombre mayor se alejaba cada vez más con cada paso que daba.

Por suerte, los Chihuahuas lo regresaron al mundo real, jalando la correa, desesperados por regresar a casa.

***

Cuando Zain entró a casa, observó el abrazo apretado que compartían Niall y su padre. El empresario debía admitir que le resultó conmovedor presenciar cuan contento lucía su pequeño rubio. A él le daba gusto que Charlie viniera a visitar a su hijo y tuviera la intención de pasar tiempo con él.

—¡Papá! —Gritó efusivamente Niall en cuanto lo vio llegar—. Mi Pa’ y yo iremos al centro comercial para ver una película y almorzar juntos, ¿vienes con nosotros? ¡Por fa! ¡Di que sí! ¡Di que sí!

Zain observó a Charlie con una expresión interrogante, el rubio mayor se encogió de hombros y le dedicó una sonrisa de medio lado.

—Si gustas, estás más que invitado a venir con nosotros, Zain.

—¡Sí, Papá! ¡Vamos! Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que salimos los tres juntos.

Zain mostró una sonrisa tensa antes de asentir, Niall corrió hasta él y le dio un abrazo apretado antes de dirigirse a las escaleras para alistarse.

—Bueno, supongo que tengo que ir a prepararme —dijo Zain segundos más tarde.

—Claro… mientras tanto me haré un café —comentó Charlie con tono sereno.

Zain se disponía a retirarse de la sala, pero, de repente, fue detenido por una pregunta muy peculiar, una que vino de la boca del hombre con el que había compartido tantos años de matrimonio. 

—¿Se puede saber qué hacías con ese chico?

—¿Qué?

—Ese muchacho, el nuevo compañero de Niall, ¿Billy?

—Se llama Henry, deberías conocer a los amigos de tu hijo, y, ¿qué pasa con él?

Charlie se cruzó de brazos, la mueca en su rostro denotaba resentimiento puro.




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