Ya soy legal

Capítulo 19

—¿Qué carajos haces aquí, Rob? 

—Vine por tu cumpleaños, ¡felicidades, cielo! —dijo efusivamente, mientras acortaba la distancia. Rob se abalanzó sobre un confundido Henry que no hallaba que hacer mientras los brazos de su ex lo presionaban con ímpetu—. ¡Ya tienes dieciocho! Ahora, sí podremos ir de viaje a Venecia, tal y como querías, no necesitamos el permiso de tus padres.

Henry achicó sus ojos, profundamente aturdido. Rob se apartó y estrelló su boca en un beso dulce y casto.

—Tengo muchas cosas que contarte.

La mente del cumpleañero se encontraba en blanco. Nunca esperó ver a Rob en Bradford, no después de cómo terminaron las cosas. 

Henry observó como la mano de Rob envolvió su muñeca y se dejó llevar de regreso a su casa, donde más invitados hacían su aparición conforme transcurrían los minutos.

—¿Qué diablos, Henry? –La voz de Louis se vio amortiguada por el cigarro entre sus labios, pero las arrugas en su nariz eran toda la reacción que Henry necesitó para volver a la realidad.

¿Su ex novio apareció como si nada y ahora lo llevaba de la muñeca hasta su fiesta de cumpleaños como si el tiempo no hubiese pasado?

¿Por qué permitiría algo así?

—¡Rob! —Henry se detuvo en seco. Louis se puso de pie junto a él, listo para intervenir si era necesario, a pesar de que Rob lo superaba en altura y volumen—. ¿Con qué cara vienes a mi fiesta de cumpleaños? ¿Eh? Por tu culpa tuve que dejar Londres y ahora estoy aquí, lejos de mi ciudad natal y de mis mejores amigos.

—Henry… por favor, escúchame, lo que te dije el otro día por videollamada es verdad, mis padres me mantuvieron al margen de toda la situación, no me permitieron decir ni una sola palabra a tu favor.

—Aja, bueno, no me interesa escuchar tus estúpidas explicaciones. Tú y yo ya no somos nada.

—Henry, por favor… —Rob lo tomó del brazo con rudeza.

Louis no se quedó quieto e intervino.

—¡Déjalo en paz, carajo! Será mejor que arrastres tu culo lejos de aquí si no quieres vértelas conmigo.

Rob soltó una risa burlona. El optimismo plasmado en su rostro se desvaneció, y fue remplazado por un aura amenazante. 

—¿Tú y quien más, enano?

Louis elevó su barbilla con la valentía de mil hombres. Henry, quien no era mucho más alto que él, se encargó de interponerse entre ambos.

—Basta, no quiero problemas aquí. Rob, vete, no eres bienvenido.

Henry enganchó su brazo alrededor del de Louis y lo arrastró lejos del enorme rubio.

—¡Lo siento, Henry, lo digo en serio! —gritó mientras el rizado se alejaba—. ¡Te amo!

Louis puso sus ojos en blanco.

—No puedo creer que escuché eso —bufó burlesco—. Tu enamorado viajó desde Londres hasta aquí para declarar su amor por ti.

—Cierra la boca —soltó Henry mientras apresuraba el paso por la acera—. Sé que no se irá solo porque se lo pida, así que intenta mantenerte alejado de él.

—Espero que tú sigas tu propio consejo —soltó Louis, apartándose de su mejor amigo para encender su cigarrillo.

Henry asintió quedadamente.

Lo intentaría.

***

—Henry, ese chico no ha dejado de mirarte desde que se paró ahí, ¿lo conoces? —preguntó Niall con el ceño fruncido, en cuanto bebía un refresco de lata junto a Ed. La música no era del todo ensordecedora, así que no bastaba más que alzar un poco la voz.

Ambos evitarían los ponches con alcohol, o las cervezas que rodaban por todo el hogar de la tía de Henry.    

El rizado se bebió el ponche de un solo trago, sin sentir la necesidad de voltear para mirar a Rob, ya que su ex ha pasado horas vigilándolo como un rarito. 

—Ignóralo, es un viejo conocido y probablemente ya está borracho.

Ed achicó los ojos en dirección al grandullón de cabello rubio, quien era dos veces más grande que cualquiera de los tres.

—Ese viejo conocido tuyo parece tener algo que decirte, porque, en serio, Henry, me pone nervioso…

—Sí —murmuró Niall, como si se tratara de un secreto—. Sus brazos son tan grandes, que podrían destrozar la cabeza de alguien como un cascanueces.

Henry soltó una risa floja.

—Sé que puede lucir aterrador, pero no es alguien violento, lo conozco desde hace mucho tiempo.

—Ohhh, de acuerdo, comprendo —Niall le dio una palmadita en el hombro—. Por cierto, los bocaditos están deliciosos, y hay suficientes como para un ejército, eres el mejor.

Henry asintió orgulloso.

—Se lo debo a mis colegas de Londres, ellos saben cómo organizar una fiesta.

—¡Hola, chicos! ¿Cómo están? ¿Se están divirtiendo? —solté la hermosa y extrovertida chica que llegó de Londres junto con sus colegas.

—Hola, cielo, mira, te presento a mis nuevos amigos, ellos son Niall y Ed. Chicos, ella es Kyra.




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