Ya soy legal

Capítulo 24

 

—¿Dónde rayos la dejé? —Murmuró para sí mismo el empresario, mientras buscaba su corbata en el asiento trasero de su camioneta—. En fin, debió caerse bajo el asiento.

Al encontrarse demasiado cansado como para continuar buscando el trozo de tela, desistió y cerró la puerta de su vehículo antes de entrar en casa y toparse de lleno con Charlie, quien, al parecer, preparaba la cena.

—Buenas noches, Zain —dijo en modo de disculpa, mientras mezclaba alimentos en una olla—. Hoy quise prepararle la cena a Niall, espero que no te moleste que no te avisara... se me ocurrió esta tarde luego de salir del trabajo.

—Claro que no, gracias por cuidar de él —respondió Zain, ofreciéndole un corto asentimiento antes de subir las escaleras.

—¡Pondré un plato para ti también! —soltó alegremente desde el primer piso. Zain no tuvo más opción que agradecer su gentileza al venir y preparar la cena para ambos.

Tener a su ex como una simple visita en casa continuaba resultándole una situación extraña, y podía apostar que para Niall no era más sencillo. 

Por hoy, se dispondría a mantener la buena convivencia, pero, era importante que ambos establecieran límites, el primero, debería ser: avisar con antelación que vendría a casa.

Zain no era un hombre que se tomara muy bien las sorpresas.

***                                                            

—Ayer cené con mis padres, los tres reunidos de nuevo en casa —dijo un sonriente Niall, mientras comía su helado junto a sus amigos en el receso de clases.

—Debió ser raro verlos de nuevo juntos —comentó el pelirrojo.

—Fue agradable —respondió Niall con una sonrisa genuina.

Henry respiró profundo y evitó comentar lo que opinaba al respecto.

¿Charlie fue a la casa del señor Monet y le preparó la cena?

Adorable.

Gruñó para sus adentros.

Henry puso sus ojos en blanco de solo pensar en las intenciones del rubio.

¿Ya se habrá cansado de su amante y ahora quiere regresar con su exesposo? Aquello no le sorprendería.

Henry apenas podía contener su mal humor, y este no mejoraba al recordar que si ellos quisieran, podían volver porque aun el señor Monet no se había divorciado de su esposo Charlie.

—¿Crees que tus padres se den una segunda oportunidad? —preguntó Ed, pensativo.

La sonrisa de Niall iluminó toda su cara y Henry no pudo evitar sentirse como una mierda por desear que algo así no sucediera, porque eso sería el fin de sus esperanzas.

Es obvio que su pequeño amigo deseaba la unificación de su familia, mientras él, en vez de sentirse feliz por la posibilidad de que su vida vuelva a ser tan feliz como antes, piensa que lo mejor es que ambos hombres rehagan su vida, cada quien por su lado.

Y, por supuesto, Henry deseaba formar parte de la vida del hombre mayor.

***

—¿Cómo te ha ido hasta ahora? ¿Lo llevas bien? —Pregunta Zayn Monet, mientras revisa un informe en su computadora.

Henry, quien está organizando unas carpetas apiladas, sonríe genuinamente.

—Todo marcha de maravilla, señor.

—Me alegra mucho escuchar eso. Recuerda que dentro de una semana irás rotando en diferentes áreas.

Henry asintió, a pesar de que esa idea no le agradaba ni un poco, ya que, al no pertenecer al departamento de presidencia, habría pocas oportunidades en las que podría ver al hombre mayor.

Justo ahora, tenía el privilegio de reorganizar su archivero. Lo cual era un trabajo sencillo y mecánico, en el que podía detenerse el tiempo suficiente para echarle un vistazo al empresario y deleitarse con su perfil fuerte y masculino.  

—Lo recuerdo, pero por ahora, prefiero concentrarme en todo lo que puedo aprender aquí, con usted...

Henry se puso de pie y se encaminó hasta el escritorio del hombre mayor. Para, posteriormente, dejar una de las carpetas que acomodaba sobre la superficie del escritorio.

Zain tuvo un extraño lapsus en el que las palabras del joven se repetían una y otra vez en su mente, pero, su cerebro le dio un significado diferente.

—Estos archivos dicen urgente y fueron traídos a su oficina hace tres días, al parecer —menciona Henry, poniéndose de pie junto al hombre mayor, e inclinándose en el proceso para señalar la fecha, Zain asiente quedadamente, disimulando cuán inquietante era tener al chico tan cerca mientras se inclinaba sobre su espacio personal de la manera en la que lo hacía.

—Gracias, me encargaré de ello justo ahora —dijo con una sonrisa apretada, a lo que Henry respondió con una genuina.

***                                

—Henry, ¿ya almorzaste?

—No, señor Monet, honestamente, no alcance a ir a comer algo hoy antes de venir a mi turno —dijo, en cuanto grapaba unos papeles.

—Entonces, pediré comida, ve terminando lo que haces hasta que llegue. Yo tampoco he almorzado y ya no soporto un minuto más mi estómago.




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