Ya soy legal

Capítulo 27

 

 

Henry sonrió encantado, mientras las yemas de sus dedos recorrían el pecho lampiño del sexy hombre mayor al que ahora pertenecía.

 

Aquel hombre finalmente era suyo.

 

Le emocionaba mucho encontrarse recostado sobre el duro pectoral del señor Monet, mientras el brazo de este lo envolvía posesivamente. La mano del empresario acariciaba la espalda baja de su joven amante con sumo afecto.

 

Henry poseía una piel tan suave como la seda, cada centímetro de esta irradiaba un calor abrazador, pero, la noche cada vez se hacía más espesa, y ya era hora de regresar al chico de regreso a su hogar.

 

—Henry, ya es muy tarde, te llevaré a tu casa. —dijo el empresario, deteniendo las caricias.

 

Henry gimoteó, y elevó la mirada, topándose con la mandíbula cuadrada y masculina de su amante. Depositó un beso en ella y murmuró un: «Sí, muchas gracias» antes de estirarse junto a él como un gato.

 

Henry hizo una mueca cuando sintió el tirón en su trasero. Prueba inequívoca de que había pasado una noche intensa.

 

Zain rio entre dientes.

 

—Gracias, ¿por qué?

 

—Por darme la mejor cogida de mi vida. —soltó el rizado con su habitual cinismo.

 

—Dios… esa boca tuya —se quejó el empresario con ojos entornados.  

 

—Mhmmm, creí que adoraba todo lo que podía hacer con mi boca —ronroneó, incorporándose sobre su codo con una sonrisa lobuna.

 

El rizado depositó suaves besos sobre el pecho del hombre mayor, y, este, rio encantado con las atenciones del hermoso chico que había sido todo lo que soñó y más.

 

Zain no podía sentirse más feliz. Su cuerpo vibraba de alegría y satisfacción. Habían pasado muchos años desde la última vez que se sintió tan vivo…

 

 

**********

 

Henry acarició sus mejillas una vez abandonó el edificio. Internándose en el frío estacionamiento de la compañía textil más importante de Bradford. 

 

Su CEO y accionista mayoritario, Zain Monet, desbloqueó el seguro de su camioneta antes de siquiera terminar de acercarse a ella. Luego, subió de prisa y esperó a que el muchacho hiciera lo mismo.

 

Henry notó que el hombre mayor buscó en las esquinas del lugar cámaras de vigilancia, las cuales él sabía que se encontraban en la zona, pero no exactamente donde, hasta que las vio atentamente y frunció el ceño. Por su semblante tenso, pero sosegado, el rizado consideró la idea de que el empresario buscaría como borrar las grabaciones de ambos saliendo a altas horas de la noche de las oficinas.

 

Al final de cuentas, él era el dueño y señor del lugar. Nadie lo cuestionaría.

 

—¿Estás de acuerdo en que es muy importante mantener esto en secreto? —inquirió Zain, una vez ambos subieron al vehículo.

 

Henry asintió quedadamente. Él mejor que nadie comprendía la complejidad de esta relación. Y justo ahora, poco tenía que ver con su edad. Él ya era un mayor de edad, pero, por la manera en la que el señor Monet estaba gestionando las cosas, aquello no era suficiente.

 

—No pienso ventilar lo que pasó esta noche, señor Monet —respondió Henry, junto con un suspiro profundo y de pesar—. Aunque… aspiro que algún día… las cosas sean diferentes. Y que ese día llegue pronto. 

 

Henry giró su rostro hacia el hombre mayor, y se topó con una mirada repleta de culpa.

 

¿Culpa por acostarse con el amigo de su hijo?

 

¿O culpa porque no existía ningún futuro para ambos?

 

El rizado apretó sus labios rosas, e intentó no sentirse despreciado. Descartado como algo que nunca fue tomado en serio.

 

—Lo que hice… no fue lo correcto —confesó Zain con sinceridad—. A pesar de que ya cumpliste la mayoría de edad, estar juntos… no es algo que la gente deba o desee aceptar, y no los culpo.

 

—¿Qué quiere decir con eso? ¿Acaso es importante lo que la gente piense? —inquirió el más joven, mosqueado. 

 

Zain asintió, para, posteriormente, encogerse de hombros.

 

—En mi caso, en particular… requiero mantener una buena imagen. Soy el líder de mi compañía, ¿Cómo crees que luciría frente a los demás si todo lo que dijeran de mí fue que estoy en una extraña relación con un buen amigo de mi hijo? Quien, por cierto, aún continua en la secundaria.




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