Ya soy legal

Capítulo 29

 

Al final, Henry decidió demostrarle al señor Monet que poseía la suficiente madurez y paciencia, como para evitar llamarlo y hacer un gran escándalo por algo que no tenía por qué significar el fin de su clandestina relación.

 

El rizado se mantuvo apartado de su teléfono celular toda la noche, evitando, de esta manera, sucumbir a la tentación de hablarle.

 

Henry se mordisqueó los labios, tantas veces, que por poco sangran. Y todo, debido a que se sentía ansioso e inseguro.

 

Que el señor Monet no tomara la iniciativa de llamarlo o escribirle, no hacía nada para mejorar su mal humor.

 

El cual era paupérrimo.

 

Los días pasaron, y, luego de que las clases terminaran, Henry se dirigió a la compañía del señor Monet para tener una plática sobre la dichosa cena con su ex.

 

¿Tan ocupado estaba que no se dignó a escribirle un mísero mensaje?

 

El rizado de ojos color esmeralda abrió la puerta con más fuerza de la que debería, aquello llamó la atención del empresario, el cual revisaba unos documentos con la serenidad que lo caracterizaba.

 

—Buenas tardes, Henry, llegaste temprano hoy, ¿cómo estás?

 

—Buenas tardes, señor Monet, yo muy bien, ¿Qué tal su fin de semana? —inquirió el más joven con labios apretados y un tono que le hizo fruncir el ceño al mayor. 

 

—Bien… supongo —dijo, para, posteriormente, ponerse de pie—. ¿Todo está bien? Luces algo molesto.

 

Henry cerró la puerta tras de sí, asegurándose de ponerle seguro, ya que tendría una plática que requería toda la privacidad del mundo.

 

—¿Qué tal estuvo la cena con Charlie?

 

Zain pasó una mano sobre su rostro y asintió. Al parecer, aquella información lo explicaba todo.

 

—¿Niall te lo comentó?

 

—Sí.

 

—No sé qué ideas te estás haciendo en esa cabecita tuya, pero ya te lo dije, entre Charlie y yo ya no hay nada.

 

—¿Y ya hablaron sobre el divorcio?

 

El hombre mayor resopló, mientras rodeaba su escritorio y tomaba asiento en el filo de este.

 

—Para ser honesto, ninguno de los dos hemos hablado al respecto, y, considerando que esa cena fue en honor a su cumpleaños, mucho menos, ¿no crees?

 

Henry se cruzó de brazos. La molestia en su rostro era innegable.

 

—De acuerdo, acepto que tiene razón, no era el momento, pero, ¿Qué tal ahora? ¿No cree que ya es momento de que ambos formalicen su separación?

 

Zain se removió visiblemente incómodo. Henry se sintió devastado cuando el hombre mayor le esquivó la mirada.

 

—Cuando pienso en Niall… y en lo feliz que estaba de vernos juntos, me cuesta mucho tomar esa decisión. Pienso que lo mejor será esperar que pase la graduación y él pueda ir a Londres tal y como lo tiene planeado. Un cambio de ambiente lo ayudará a superar nuestro divorcio.

 

Henry cerró sus ojos y juró en voz baja.

 

—¿Por qué tengo la sensación de que cuando yo me vaya, tal y como usted espera que lo haga, va a volver con él?

 

El hombre mayor negó, enfáticamente. Y, se apartó de su escritorio para acercarse al joven rizado que lo miraba con angustia.

 

Zain podía comprender cuan inseguro se sentía Henry. Él era demasiado joven para enfrentar dramas matrimoniales de ese nivel.

 

Si él estuviera saliendo con alguien de su edad, alguien que estuviera atravesando por su misma etapa, su mayor preocupación sería, cuanta distancia existía entre su universidad y la de su novio.

 

Los ojos del rizado se llenaron de lágrimas, antes de que Zain Monet lo envolviera en un abrazo apretado.

 

—Calma, bebé, te aseguro que no pienso faltar a mi promesa —acarició su cabello con ternura antes de depositar un beso en la cima de sus rizos—. No puedo asegurarte que el camino que estamos escogiendo para ambos sea sencillo, porque no lo es, pero debes confiar en mí. Soy un hombre de palabra. 

 

—Lo sé… —susurró el más joven—. Pero me desesperé. 




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