Yaravett

Prólogo

13 de octubre del 2016

Cuando te encuentras en peligro el instinto es correr... ¿No?.

Correr..

Pedir ayuda..

Pero el problema era que sólo me quedé sentada en medio de ese campo de trigo en medio de la nada esperando que el depredador llegue a mi.

El miedo se apoderaba de mi cuerpo, tenía la mirada pérdida lentamente me acosté, lágrimas incesantes caín de mis ojos lentamente.

¿Cómo llegue hasta aquí? ¿Porqué fui ingenua?, Tenía que actuar de manera inteligente se que este sería su juego le haría creer que yo era la víctima y él el agresor.

Sentí su sombra a un lado, me causaba asco su presencia, tenía una sonrisa lobuna le divertía la situación.

—Pero si es mi preciosa vett, acaso ya te cansaste. Date por vencida no podrás irte de aquí eres mía y no iras a ningún lugar que no sea mi lado preciosa—. Dijo con su voz ronca disfrutando de su victoria pero los papeles cambiarían.

Ese día planee mi escape de sus garras, correría lejos de él, lejos del dolor y de los recuerdos.

Esa noche lloré lo necesario porque sería la última vez que lo haría, me tragaría todo ese dolor. 

Nuevamente entre las cuatro paredes, el lugar húmedo; soy una prisionera, una esclava, la soledad, la oscuridad se siente tan arrasador tanto que me consumen cada cédula.

—Mi preciosa Vett, tienes que portarse bien, recuerda que se acerca nuestro gran día mi amore..

—Me das asco, jamás te voy a querer. Eres un maldito enfermo espero que te mueras maldito.—conteste con tanto odió, pero el sólo reía le causaba gracia mi situación el me tenía en cautiverio.

02 de noviembre del 2016

Entumida.

Seca.

Confundida.

Cansada.

Tenía demasiadas sensaciones, muchas emociones a flote, cada vez la cordura se iba, la vida se me iba lentamente estaba muerta por dentro y por fuera aún seguí viva.

Nada tenía sentido, cada vez más estaba entumecida realmente importaba que estaba haciendo cada cosa no tenía sentido llegue a la etapa de resignación que aceptaba estar aquí.

El dolor físico no dolía más que el emocional el cuál hacia que me perdiera y cada parte de mi esencia se muriera como el cáncer que mata lentamente que consumen tu cuerpo de manera lentamente donde sabes que es cuestión de tiempo que morirás de una manera lenta y dolorosa.

Día tras día es una tortura, tenía que poder salir, debería ser racional ser más inteligente.

—¿Donde está?, Es una locura que la tengas aquí, la están buscando por todos lados.— pregunto una voz fuerte con un tono de enojo y reproche.

No, jamás la van a encontrar sabes que no soy nuevo en esto y llevo meses planeando su captura la quiero a mi lado.— responde tranquilamente.

—¡Por Dios! Entiende que no es ella grabate eso en tu puta mente recuerda que ella ya no está ¡maldita sea contigo!—  grita el desconocido, se escuchan varios golpes de escuchan cosas caer al suelo.

Cálmate, es la puta verdad sácala de aquí antes que vengan por ella. — dijo por última vez el desconocido.

—No ella es mía, estará siempre a mi lado no la dejaré y si es ella así que cállate imbécil.

Se escucharon muchos gritos 

20 de noviembre del 2016.

Nuevamente en el cuarto, más tortura, más dolor, cada vez más cicatrices emocionales.

Me moría cada vez que lo sentía cerca, era un castigo muy grande, era como vivir el mismo infierno y él era Lucifer un monstruo sin alma ni piedad, sin remordimientos.

Quería que esto se terminará, quería morir las esperanzas eran nulas.  Intenté escapar nuevamente pero me fue peor me arrastro durante todo el camino desnuda tenía raspones en toda la espalda, brazos y parte de mis piernas.

Cuando terminaría este infierno no esperaba salir, solo esperaba la muerte en este lugar sería mi última instancia en Grove.

 




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