Capítulo 11

♡♡♡

Lunes.

A diferencia de todos los demás yo disfrutaba los lunes, los consideraba como días para organizar mi vida y tener mucho tiempo libre luego. Si se pregunta por la fiesta de el viernes, sinceramente no recordaba nada, ni una pizca de lo que había sucedido. Según Jungkook, él y Kim se habían tomado la molestia de dejarme en casa luego de la fiesta ya que decía que estaba tan inconsciente que ni siquiera parecía que fuese yo. Lo único que me preocupó de toda  esta historia era saber si había hecho algo estúpido, en lo que mi amigo me respondió con un tranquilizante no. Solo puede sonreír con tranquilidad.

Aun cuando había tenido esa conversación con jungkook me sentía de un muy buen humor, me sentía feliz, tranquila y un poco ansiosa, aunque no sabía el origen de esta extraña felicidad repentina.

— Hana – la voz de Young-mi me sacó de mis pensamientos. La pelinegra estaba parada frente a mi escritorio. Sonreí en forma de saludo. – Qué linda te ves hoy – soltó sin preaviso. La miré sorprendida por el cumplido.

— Gracias – sentí como mis mejillas se enrojecían. – tu también... -

— Oh, ¡gracias! – la pelinegra sonrió de oreja a oreja y procedió a sentarse a mi lado. – es lo más agradable que me has dicho jamás. – esta se detuvo – no digo que no seas amable, es solo que no sueles hacer muchos cumplidos – sonrió nerviosa. Reí por su enredo de palabras.

— No pasa nada Young, solo me siento un poco feliz – admití. Esta asintió.

— Te ves feliz – volvió a asentir. Un pequeño golpecito proveniente de ella, me hizo levantar el rostro de mi libro de matemáticas. – hay alguien en la puerta – dijo esta. Mis ojos se encontraron con los de Jimin simplemente parado fuera de mi salón, juto enfrente de la puerta, este se veía sonriente y bastante feliz. No decía nada solo miraba en mi dirección mientras que sus amigos le decían algo. Al final se despidió con un movimiento de mano el cual correspondí.

— ¿Qué hace aquí? – pregunté. Una risita proveniente de Young-mi me hizo mirarla.

— Sé que no es mi incumbencia, pero creo que le agradas y mucho. – miré la página de mi libro, ecuaciones lineales, lo leí hasta tres veces hasta que me di cuenta que no me estaba concentrando. Young había dicho que le gustaba a Jimin.

— Creo que debería decirle algo entonces...

— ¿Qué le dirás? – chilló asustada.

— No lo sé, tal ves algo asi como - pensé. - Que me disculpe por hacerle creer que me interesaba. – esta me miró aun atónita por lo que decía.

— Hana, ¿ayer sucedió algo con Jimin? – la miré por el rabillo del ojo. Negué.

— No, que yo recuerde – esta se veía asustada. – No, Young-mi – sentencié. –

— Si tu lo dices... -

No pasó mucho hasta que comenzó la clase, las palabras de Young-mi me pusieron un poco nerviosa, pero muy en el fondo sabía que no había manera que Jimin se hubiese atrevido a intentar algo sin yo estar consciente. No lo creo capaz de tal cosa.

Aun cuando ese tema era un poco incómodo, mi felicidad volvió a invadir mi cuerpo. A decir verdad, amé esa clase fue bastante interesante y saqué una buena calificación en la prueba pasada. Todo iba genial, todo hasta que me di cuenta que Jungkook no estaba en el salón.

La clase acabó y la siguiente, no fue hasta el primer receso que vimos a Jeon jungkook y Kim Taehyung comiendo en la cafetería. Bajo otras circunstancias le habría pateado el trasero por faltar a la clase, pero hoy simplemente no me importó mucho.

— Hola – saludó Young de primera. La pelinegra sonrió al instante que vio a mi amigo sentado allí comiendo papitas fritas. Jungkook no demoró nada en corresponderle la sonrisa. Parecían niños pequeños. Me senté en la silla que estaba vacía.

— ¿Por qué no fuiste a clases? – pregunté de inmediato no muy amablemente. Jungkook dejó de comer las papitas y me miró preocupado.

— Me quedé dormido – contestó este. Sonreí al ver su rostro de terror, este se desvaneció al ver la sonrisa de mi rostro.

— Toma – dije pasándole una fotocopia de la tarea que nos habían dejado. Jungkook la tomó un poco extrañado, el pobre se veía confundido.

— ¿Estás bien? – lo oí preguntar. Asentí metida en mi celular. Mi madre me había escrito un mensaje.

— ¿Por qué no debería? – le devolví la pregunta.

— Por que eres una malhumorada tal vez – la voz de Kim retumbó en mis oídos, no esperaba que se metiera en la conversación. – Me pregunto qué te tendrá tan risueña... - ¿De qué rayos estaba hablando este tipo? Solo me sentía bien, para mi era como cualquier otro día, enserio no entendía por que tanta algarabía.