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Capítulo 16

 

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— No debiste hacerlo. – su voz sonaba temblorosa desde el otro lado de la línea. Mamá y yo estábamos teniendo esa conversación, esa en la cual yo tenía todo el derecho de estar molesta. – Eso fue muy innecesario.

— No quería confrontaciones, ni mucho menos malas energías – comentó esta – y tampoco me siento mal por haberlo escuchado. Cariño, el orgullo no es más que una bebida costosa, esta te da un falso aire de superioridad pero que en realidad el efecto eventualmente se acaba y sabe horrible. Tu padre se perdió a si mismo por su orgullo. Agachar la cabeza y aceptar las disculpas también es de valientes. ¿Cariño? – cerré la llamada y me quedé en aquel cubículo unos segundos más. Sequé el restante de mis lágrimas con el puño de mi chaqueta y salí.

Lavé mis manos y me fui antes que alguien más entrara a los baños, era la tercera hora y me había escabullido de la clase de matemáticas. Mamá y yo habíamos tenido una difícil conversación por la mañana que se podía resumir en lo que acababa de suceder. Acomodé mi uniforme y retoqué mi cabello.

Entré nuevamente al salón encontrándome con una fotografía que había visto más de un millón de veces, todos hablaban entre ellos mientras que la profesora estaba muy ocupada en atender sus propios asuntos.

— No olviden la gira que se organizará para que puedan conocer algunas universidades, sé que aún les falta un año, pero es mejor estar preparados. – mis ojos se iluminaron al escuchar las palabras de la profesora. – Toda la información estará en el tablón del pasillo. Tengan lindo día. – dijo, por último, antes de irse.

— ¿Escuchaste eso? – creo que no había estado tan emocionada en un largo tiempo. La conversación con mamá me hizo sentir tan mal que no había nada que me hiciera más feliz que ir a ver universidades con Kook. – miré a Jungkook que estaba sentado en la banca atrás de la mía. – este asintió. – Kook, debemos ir. – le aseguré.

— claro – la campana sonó y este se puso de pie. – te veo dentro de poco. – dijo con un tono de voz extremadamente tranquilo. Sonrió y salió del salón. Empecé a recoger mis libros y me dispuse a ir por algo de comer a la cafetería.

— Hola – dijo una silueta recostada en el vano de la puerta. Mi cuerpo tuvo un mini infarto al ver a Jimin allí parado, vestido con el uniforme, se veía tan encantador como siempre, con excepción del nuevo accesorio que tenía en el brazo. - ¿Te molesto? – preguntó risueño al ver mi rostro de pocos amigos.

— No – negué – es solo que no te esperaba aquí. – acerqué mi mano con cuidado hasta su yeso. – Me alegra que estés aquí. – le hice saber. En ocasiones no era muy expresiva con las personas que apreciaba, pero me había hecho prometer a mí misma que trataría de trabajar en ello.

— Si no fuera por este maldito yeso… - reí por su rostro notablemente más rojo de lo normal. – haríamos muchas cosas.

— ¿Haríamos? – pregunté.

— Sí – rió nervioso. – Bueno, ya sabes cómo salir y llevarte de la mano y esas clases de cosas.

— Jimin, sabes que aún tienes otro brazo, ¿verdad? – La mirada del pelinegro solo me pedía que terminara con su sufrimiento de una vez.

— Odio no poder ser “interesante” frente a ti. – admitió. Lo miré un poco confundida por sus palabras.

— ¿Qué dices? Me gustas tal como eres. – sonreí. Sonreí hasta que noté que sus mejillas se habían vuelto aún más carmesí. “me gustas” ¿le acababa de decir a Jimin que me gustaba? – tu personalidad, no tienes por qué… cambiarla.

— También me gustas. - ¿Qué se suponía que debía decir a eso? Era en parte mi culpa, yo había comenzado con todo esto. Maldición. - ¿A dónde te diriges? – preguntó el pelinegro tan sereno como siempre.

— A almorzar, ¿Quieres venir?

Se sentía tan extraño. Trataba de ignorar ciertas miradas, pero sabía que varias personas nos estaban observando mientras que íbamos de camino hacia la cafetería. Lo que lograban dos personas tomadas de la mano, la atención que recibí era tan nueva como la presencia masculina que caminaba a mi lado.

Habíamos llegado a la cafetería y como era de esperar el resto ya estaban allí. Young, Kook y por supuesto Kim. Nos acercamos.

— Hola – recité sin mucha emoción, de igual manera Jimin hizo lo mismo, pero con un poco de más entusiasmo. Me senté junto a al pelinegro en las sillas vacías.

— Jiminie – chilló Kim de inmediato al ver al pelinegro. - ¿Cómo estás?

— Genial amigo – dijo con una sonrisa. - ¿Y tú? ¿Cómo está tú padre? - el semblante de Kim cambió al instante de escuchar a Jimin, este tragó un poco de saliva. Se podía cortar la tensión con un cuchillo de mesa.

— Todo bien – asintió regresando a su comida. - ¿Te ayudo para comprar el almuerzo? – Kim se puso de pie apenas vio a Jimin intentarlo.



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Editado: 12.01.2024

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