Capítulo 25

♡♡♡

La campana de la puerta me delató al instante. Se veía exactamente como aquella vez. Unos ojos curiosos me recibieron de inmediato. Su cabello era corto y castaño, esta vestía uniforme escolar y se mantenía sentada frente el mostrador. Traté de buscar con la mirada a Taehyung, pero no lo encontré. La figura alta y delgada que había creído ver antes no había sido él.

— ¿Te puedo ayudar en algo? – sus ojos no se veían para nada amigables, probablemente era por el recuerdo tan amargo que mantenía de ella o tal vez por que simplemente no lo era.

— La verdad sí – respondí. La chiquilla ladeo la cabeza un poco aburrida y prosiguió a mover su mono derecha como diciendo “Dime entonces”. – Kim Taehyung – Esta asintió. - ¿Sabes donde puedo encontrarlo? – una sonrisilla burlesca se asomó por sus labios mientras que negaba.

— Se fue, no sé cuando regresará. – maldije por dentro. obviamente sabía que iba a regresar, probablemente sabía que cuando, pero no me quiso decir. – Deberías irte.

— Prefiero esperar – A esta no le agradó para nada mi respuesta. – Esperaré todo lo que sea necesario.

— Entonces buena suerte con ello porque… - La castaña fue interrumpida por el sonido de un motor. Una camioneta blanca se había parqueado al frente de la tienda. Me acerqué a la ventana y traté de ser algo. Esta hizo lo mismo. Una mujer delgada y alta se bajó de esta, ella no se veía mu feliz, ni mucho menos animada. Esta entro sin percatarse de mi presencia. Miró a la castaña y le lanzó un par de preguntas.

— ¿Taehyung regresó del hospital? – La miré sorprendida y luego a la niña. Esta cambió por completo su semblante al verme allí parada. – Hola… - soltó como si me hubiera reconocido. La madre de Taehyung y yo nos habíamos conocido un día en el que fui a visitar a Jimin al hospital por su brazo roto, esta también estaba allí y a juzgar por lo deprimida que se veía, seguro se trataba de algo serio.

— Hola – dije de inmediato haciendo una pequeña reverencia. Esta me examinó con detenimiento, miró mi mochila, mi uniforme y los libros que traía.

— ¿Vas a la misma escuela que Taehyung? – preguntó de inmediato. Asentí. - ¿Van en el mismo salón? – negué con la cabeza. - ¿Son amigos? – No supe que decir así que preferí no decir nada. La señora Kim se veía especialmente interesada por mi repentina llegada. – Taehyung está un poco ocupado en estos momentos, pero si tienes algo en lo que te pueda ayudar cuenta conmigo. – su dulce voz hacía un enorme contraste en comparación con las enormes ojeras o el semblante serio que esta poseía.

— Pues… - vacilé un poco en explicarle el por qué, de mi visita, pero al final lo hice. – No he visto a Kim, digo Taehyung últimamente en la escuela. – dije mientras que buscaba el sobre en mi mochila. – Por eso vine a entregarle esto… - Miré a ambos lados, La castaña se veía tan o más asombrada que la madre de Tae. Ambas me miraron como si no entendieran de que estaba hablando. Le extendí el sobre con los resultados a la madre de este y ella los tomó. Se notaba que estaba atónita.

— ¿Cómo decías que te llamabas? – volví a mirar a la señora, esta se veía realmente sorprendida.

— No lo dije, Me llamo Min Hana – sentencié.

— Y dices que mi hijo no ha ido a la escuela. – Creo que estaba empezando a entender cual era el problema de esto. Supongo que ya no había marcha atrás, supongo que ya había metido la pata. Me empecé a poner super nerviosa y no sabía que hacer, acababa de desmentir a alguien, frente a uno de sus padres.

— Bueno… - las palabras no salían. – solo no lo había visto y creí que estaría enfermo o algo, pero en realidad no lo sé.

— Bueno Hana, gracias por ser tan amable y traerle esto a Taehyung. – dijo refiriéndose al sobre. – Yo me haré cargo de ahora en adelante. – La señora Kim no esperó a que yo terminara cuando ya se había despedido. Su figura se perdió al fondo del pasillo.

— ¿Qué rayos has hecho? – escuché su vocecilla una vez más. La castaña me miraba furiosa. No sabía que era lo que había acabado de suceder, no sabía que lo que había hecho probablemente lo metería en problemas, pero no lo había hecho con esa intención, no era mi culpa. - ¿Te das cuenta del problema que acabas de crear?

— No sé de qué hablas – chillé molesta. Esta me miró aun más iracunda y procedió a saltarse el mostrador y pararse justo enfrente de mí.

— ¿Crees que no te recuerdo? – esta trató de intimidarme con el tono de su voz, pero nos se lo permití. Yo también la recordaba y no de muy buena manera. – No eres su amiga, jamás te había visto por aquí después de ese día. ¿Qué rayos intentas hacer?

— ¿Disculpa? – dije ofendida por lo que estaba insinuando. – Primero que nada, no pienso darte ningún tipo de “explicación” a ti y también te recuerdo, me encantaría haber perdido la memoria de aquel día, para no saber de tu existencia, pero desgraciadamente es imposible.