Capítulo 27

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No sabía si era porque me había obligado a mi misma a leer novelas de misterio, pero todo en mi vida últimamente parecía sacado de una de esas. Los días pasaban de largo, sentía que cada vez las horas iban más rápido y tenía ni tiempo de reacción en las cosas que estaban sucediendo. Por ejemplo, mi relación con mamá había empeorado por completo lo cual era algo que me llenaba de tristeza ya que nunca habíamos estado tan distanciada una de la otra. Ya se acercaba mi cumpleaños y esperaba que mamá estuviera bien para entonces. Ella era la mejor, la que siempre preparaba los mejores dulces, la que me despertaba por la mañana y me daba besos de buenos días y procedía en llenar mi rostro con crema batida. Este año obviamente sería distinto, habían cambiado tantas cosas que sinceramente no sabía como era que me debía acostumbrar a esta nueva vida.

Los últimos días había usado mis horas libres para buscar los libros que Tae necesitaba para estudiar ciertos temas, no era tan divertido, pero encontraba un grado de felicidad y paz al hacer eso. Luego de aquella conversación en el parque con él, la antigua Hana se había tratado de convencer que Kim y yo no podíamos ser amigos, era algo demasiado extraño, pero una vez que empecé a visitarlos (me refiero a dos personas) me había empezado a encariñar con Tae y a soportar un poco más a la enana odiosa y sarcástica. Sentía que por fin había encontrado personas con las cuales yo me sentía cómoda por que yo las había escogido, no por que solo eran amigos de Jimin. Por cierto, hablando de Jimin no nos vemos tanto como nos gustaría, pero las pocas veces que nos escabullimos por los pasillos de la biblioteca y la escuela nos sentamos, hablamos, comemos algo y otras cosas.

— ¿Me podrías por favor explicar esta nuevamente? – La pelinegra señalo el problema número 10. Solté un suspiro al mirarlo, ya que solo hace un par de minutos le había explicado el 9 que era exactamente igual. Antes que se alteren, Young y yo no éramos amigas y tenía muy claro que no debía confiar en ella al cien por ciento luego de todo lo que sucedió. La chica me había rogado durante los últimos días que la ayudara a mejorar en un par de materias, como se podrán haber imaginado me negué rotundamente, pero luego dijo que solo serían las clases y me pagaría por eso así que acepté. También es valido decir que cada vez que me la encontraba por los pasillos estaba totalmente sola, no tenía amigos, no hablaba con nadie y sabía que ella quería que nosotras regresáramos a ser unidas aun cuando debía pagar por mi tiempo. Bastante miserable si me preguntan.

— Young – hable señalando el problema. – Ya habíamos visto un problema muy similar a ese. Le recordé y señalé el que estaba arriba. - ¿Lo ves? – pregunté. su rostro lleno de terror me respondió por ella. – Supongo que no – reí por su reacción. Esta también lo hizo.

— Es que son tan confusos, se supone que debo hacer lo mismo en estos dos, pero ¿qué sucede con el resto? ¿Debo aprender formulas distintas para todos los demás? – lloriqueó al hablar. - ¿Por qué todos no se pueden resolver con la que ya nos dieron en un principio? – Young cerró su cuaderno un poco frustrada.

— Solo debes practicar los que ya resolvimos – le aconsejé. – llegará un ponto que los vas a poder diferenciar y el proceso será mecánico no de razonamiento. – Esta seguía sin verse muy feliz, no la culpaba.

— Desearía poder tener tu cerebro – chilló mientras que se desplomaba sobre la mesa de madera. Esta me miró con tristeza. – Lo siento por ser tan tonta.

— Primero que nada, no eres tonta – respondí de inmediato. – solo debes concentrarte y trabajar duro. – le aseguré. – y segundo, mi cerebro en un lugar bastante obscuros, dudo mucho que te gustaría saber las cosas que sé.

— Bueno, prefiero obscuridad que vacía total. – se volvió quejar.

— No es para tanto Young, solo estudia lo que te enseñé y todo debería salir bien – Hablaba enserio, yo jamás fui la chica más inteligente del salón, al contrario, era bastante torpe, distraída y por ende solitaria, pero me dije a mi misma no quiero seguir así, no quiero ser la sombra de ningún chico (jungkook) así que me quieren por quien soy o por lo brillante que seré. Era un poco estúpido hacerlo por los demás, pero al final me trajo buenos resultados. – Supongo que será todo por hoy – hablé nuevamente. La pelinegro se inclinó y empezó a buscar en su bolso el dinero y a guardar sus cosas. De un segundo a otro empecé a sentir como si alguien nos mirara fijamente, era una sensación extraña. Moví mi cabeza en todas direcciones tratando de encontrar al o la curiosa o si es que había una, lo que resultó cierto. Había uno y no era de mi agrado. Miré a Young, esta no se había percatado de nada, pero supuse que él venía por ella. ¿No habían terminado? Me pregunté a mi misma.

— Aquí esta – dijo entregándome el dinero con una sonrisa en el rostro como siempre. Esta se veía más animada hasta que se dio cuenta que el estaba allí. Su actitud se volvió nerviosa y un poco caótica. Fingí como si no hubiera visto nada. – Cielo santo mira la hora – musitó a terminando de organizar todo con rapidez. – Muchas gracias por las lecciones Hana, eres la mejor – le regalé una sonrisa. La chica se levantó y salió disparada hacia donde estaba él. Jungkook no esperó a que Young llegara cuando ya había desaparecido. Sentí como mi cuerpo se retorcía por los escalofríos que me había causado esa escena. Quería preguntarle a Young que era lo que había sucedido, pero preferí no hacerlo. Al parecer ya estaban juntos nuevamente.