Yo creo en la magia

Inicio de una aventura

La ambición del hombre siempre lo ha llevado a enfocarse en las cosas que no tienen relevancia para una vida llena de felicidad y amor. Esta vez su insatisfacción con el mundo real lo llevo a detestar los libros de fantasía y magia, creyendo que por esos libros no podían enfocarse en sus metas de la vida que solo eran una distracción de lo que realmente valía la pena.
Millones de personas dejaron de compartir historias sobre hadas, sirenas, incluso los cuentos para niños donde se hablará de algo irreal fueron abandonados.

Olvidaron los sueños llenos de animales fantásticos y personas con superpoderes y sin darse cuenta fueron perdiendo la chispa de la felicidad, la creatividad y la amistad. Olvidaron que todos esos cuentos una vez fueron reales. Dejaron de creer en la magia.

Pero hay una esperanza para que todos vuelvan a creer. Pero para eso alguien tienen que armarse de valor y leer un libro que ha sido olvidado por décadas, casi siglos.

— Si tu mamá te encuentra dibujando esas cosas te inscribirá en otro curso de marketing o ingeniería.

Iris salto en su lugar cuando escucho hablar a su papá, por un segundo pensó que había sido su madre.

— Si lo hace le dije que dejaría la casa y entonces me iría a vivir lejos. Sabes que a mi edad es lo más normal, incluso debería estar creando ya mi propia empresa.

Sin tiempo para descansar o soñar, los niños solo estudian y estudian hasta que se vuelven adultos absortos en trabajar y ser mejor que el vecino.

Su padre callo un momento y solo le dijo que se fuera a la biblioteca a estudiar porque ahí es donde se podía ver quien pasaba más horas estudiando y así conocer a la competencia.

Iris no quería pelear, aunque su padre ni siquiera tendría tiempo para eso, esta todo el día pendiente de como va la empresa y como su vecino compra otro auto.

Una vez dentro del enorme lugar se sintió vacía, miserable y sin ganas de seguir. No había nada que no hubiera estudiado ya. Cada vez que leía sobre como el mundo había sido hace más de un siglo siempre añoraba poder crear una máquina de tiempo e ir a ese tiempo. Lo poco que había leído era gracias a los paquetes anónimos que le llegaban, siempre tenían un libro pequeño con lecturas sobre hadas, vampiros, hombres lobos y hasta sirenas.

Cuando llego a su puesto vio una nota pegada a la computadora. Nadie la veía, a nadie le interesaba que hacía ella, se había corrido el rumor que ella tenía pensamientos irreales.

La nota decía que había un libro en la parte de arriba que le daría eso que tanto buscaba.

Suspirando y dejando su mochila en la silla se fue en busca del libro, nunca antes le habían dejado un libro ahí mismo, pero se sentía curiosa por encontrar el libro. Cuando llego a la parte de arriba noto que ahí solo había más computadores y tabletas, le costo un poro encontrar un viejo mueble al fondo que contenía un solo libro y estaba muy polvoriento. Cuando lo tomo se dio cuenta que había hojas que estaban sueltas, pero eso no la detuvo, fue en busca de un lugar tranquilo lejos de todos y cuando encontró un pequeño cuarto, donde había computadoras inservibles, se metió y se dispuso a arreglar el libro. Hoja por hoja, tuvo cuidado de pegar con poco tape cada página suelta.

Cuando el libro estuvo arreglado, soplo la tapa y este brillo. Con cautela abrió el libro.

Pronto las páginas del libro brillaron provocando que ella lo soltará y este cayera al suelo, sacando chispas de colores e irradiando más brillo a la vez que el sonido del mar se escuchaba.

Iris se tapo los ojos por el exceso de claridad.

— Si esto me deja ciega mi madre es capaz de quitarme su apellido.

— Según escuche, los humanos no son tan descorazonados para hacer tal cosa.

Iris abrió los ojos y un grito salió de lo más profundo de su garganta.

Ya no estaba en la biblioteca. El aire fresco de la playa le daba a la cara y la suavidad de la arena en los pies la dejo un poco desconcertada.

— ¿Qué está pasando?

La chica no podía creer lo que veía, por un segundo pensó que estaba soñando, pero luego recordó que sus sueños son en blanco a negro y en este lugar todo era de colores vibrantes, incluso el cielo parecía estar tintado con colores naranja y purpura.

— Bienvenida, Iris. Soy el Capitán Naim, y antes que preguntes; tu nombre es muy conocido acá por tu interés en nosotros.

— ¿Nosotros?

— Hola, Iris. Espero estes bien y hayas disfrutado los libros que te dejé.

Una chica con cabello rosa y piel dorada apareció detrás de ella y le ofreció una flor. Iris tomo la flor y cuando la tuvo en sus manos la flor se abrió y una personita con un hongo el cabeza le sonrió. Del susto ella la lanzó, pero la personita quedo flotando en el aire.

—Pensé que reconocerías a las hadas. — dijo la chica un poco decepcionada.

—No te desanimes, es su primera vez acá y no sabe como reaccionar. — contestó Naim.

—¿Qué es este lugar? — aunque todo fuera bello, Iris quería saber que estaba pasando. Nada parecía real.

—Estas en el mundo de los cuentos de hadas, estas en el mundo de los sueños olvidados.

—¿Esto es real? — Iris observaba a Naim y podía jurar que nunca había visto un rostro tan atractivo y pacífico en su vida.

—Tan real como que tu columna te mantiene erguida.

—Ya es hora de irnos. Los juegos empiezan en diez minutos. — la chica de cabello rosa tomo la mano de Iris y tiro de ella para la orilla del mar.

—Lyla, ten cuidado con ella o le arrancarás un brazo.

—¿A dónde me llevas? — sorprendentemente, Iris no puso resistencia ni siquiera cuando estaba con el agua a las rodillas.

—Daremos un paseo en barco. — respondió Naim. Iris quería objetar, pero se quedó callada cuando del mar empezó a emerger un barco de colores y con estrellas de mar pegadas.

Todos se detuvieron, Naim y Lyla se pusieron frente a Iris con una sonrisa. Ambos le dijeron que si aceptaba subir con ellos al barco vería cosas que nunca antes había visto y ni siquiera se le hubiera ocurrido dibujar. Por un breve momento Iris pensó en su mamá y que la mataría al saber que no estaba estudiando, pero el deseo y la paz que sentía en ese lugar fueron más grandes y tomo la mano de ambos para dejarse guiar en el comienzo de una aventura llena de magia.




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