Yo era la emperatriz

♚ Capítulo X: Laberinto de Narnia ♚

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C A P Í T U L O 10:

EL LABERINTO DE NARNIA.

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" La vida es mejor con buenos amigos para compartir, ¿a que sí? "

 

 

【♔】

 

El tiempo se pasa volando, cuando menos lo pensé el calendario marcaba finales de octubre. Lo que significa otro el término del segundo parcial y las pruebas. 

 

A diferencia del primero la intensidad y el golpe sin anestesia fue sustituida por una estabilidad puesto que sabíamos qué esperar con el previo conocimiento de los profesores; aunque mentiría si dijera que eso no pasó también por la ayuda de lo demás: los apuntes de Héctor, las asesorías de mi tío y las sesiones de estudio con Tamara y Elodie, hasta la compañía amena de Christian junto con los platillos de mi tía. 

 

Todo en conjunto hizo que estos exámenes fueran relativamente normales y es debido a eso que ahora me encuentro en la casa de mis primos dando las últimas repasadas para el examen de geometría, con el que terminaremos esta ronda.

 

Al ser la materia que mejor dominaba me tocó explicar los temas, solo que está vez estaban Hector y Rubén; el primero porque vino a acompañar a su novia puesto que se canceló su entrenamiento por una  diarrea explosiva a la mitad del equipo vinculada -supuestamente- a unos tacos nada salubres y el segundo porque decidió pedir ayuda ya que el último tema se le complicaba.  

 

—Entonces así es como resuelves la ecuación de la hipérbola —detallé al resolver el ejercicio—, ahora viene la mejor parte, ¡graficarla! 

 

Ah, mi voz sonó más emocionada de lo que me gustaría, pero no pude evitarlo.

 

—¿Qué? —se quejó Rubén—. ¿También debemos de graficarla?

 

—Sí, si quieres todos los puntos —contestó Tamara tomando una de las reglas para empezar a hacerlo.

 

—¿Y cuántos puntos pierdo si no lo hago? —volvió a rezongar, frunciendo el ceño.

 

—Medio —responde Elodie sin mirarlo, concentrada en su trazo. Ella estaba dando el doble de esfuerzo porque la geometría era su talón de aquiles y siendo sincera espero poder ayudarla.

 

—¡Por un demonio, lo que me faltaba! —refunfuñó teatral como en la serie de Drake & Josh.

 

—Shh —chista Chris haciéndole una seña de que guarde silencio a lado de él, en el gigantesco comedor de sus padres—, si mi maman te escucha será la primera y última vez que nos visites.

 

—Pero solo repetí el meme de Josh —lloriqueó, ya entiendó lo que pasa, este tonto no quiere hacer nada.

 

—Mejor apurate a graficar —sentencie extendiendo una hoja cuadriculada para que comience.

 

—Como ordene emperatriz —rechistó de mala gana.

 

Agh.

 

Maldita sea la hora en que se me escapó ese “enviar”.

 

Te culpo a ti Isolde, a tí y a tus mugrosos sueños. 

 

Rodé los ojos molesta más conmigo misma que con él, digo, al final se supone que Isolde y yo somos la misma persona, ¿no?

 

Lo bueno es que al parecer nadie decía algo sobre el nuevo “apodo”, quizás debido a que simple y sencillamente no es nada relevante, me tuve que resignar con la condición de no llamarlo “segundo príncipe”.

 

Eso ya sería muy ridículo.

 

—¿Qué tal si ahora sí hacemos algo para celebrar el final de los parciales? —Héctor habla por primera vez en toda la sesión.

 

Mmm, suena bien —dijo Christian enseñándome una ejercicio de comprensión lectora.

 

Ah, este pequeño.

 

Es muy bueno en casi todas las materias pero se confunde con las instrucciones puesto que su español nomás es avanzando en lo hablado y su oído.

 

Por lo que mi madre me dió algunos ejercicios para que practicara junto con las respuestas y explicaciones para corregirlo si fuera el caso.

 

—Namás digan rana y yo saltó —secundó Tamara para entregarme su papel. 

 

—Igual me sumo —apoyó mi prima repitiendo la acción de mi compañera.   

 

—Ni se atrevan a dejarme atrás —agrega Rubén sin mirarnos, enfrascado en la gráfica que de reojo veo que es todo menos una hipérbola.

 

Siendo los iris de mis compañeros en mí, los ignoro unos instantes para observar sus respuestas, sonriendo naturalmente al ver los buenos resultados, en estos días me dí cuenta lo mucho que me agrada poder auxiliar a las personas a mi alrededor. 

 

Es una emoción desconocida; no comprendo si se trata de solidaridad o el espíritu de filantropía que de la nada empezó a crecer en mí, pudiera ser una especie de narcisismo o vanidad, tal vez en una mezcla de todo empero el chiste es que cada vez mi gusto por ayudarlos casi sin poder detenerme.




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