Yo era la emperatriz

♚ Capítulo XIII: Querida bitácora ♚

 

 

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C A P Í T U L O 13:

QUERIDA BITÁCORA

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" Nadie nace sabiendo ni todas las victorias se lograrón a la primera. Lo que hoy apreciamos es fruto de mucho tiempo y esfuerzo; tardara, sí, pero te prometo prevalecera. "

 

 

【♔】

 

El viento helado sopla calado cada uno de mis poros, no es una mala sensación debido al ropaje que me envuelve, este grueso vestido color durazno incrustado con pequeñas perlas y ese gran abrigo blanco con el pelo de algún tipo de animal no reconocido junto a unas medias a juego y calzado cómodo me otorgaban la calidez necesaria para no tintinear cual ciervo en dando sus primeros pasos.

 

Nunca he tenido la oportunidad de experimentar una nevada, por esa razón admiro absorta cada copo blanco que cae como notas de una sinfonía de paz.

 

Casi siempre que sueño aparezco en lugares cerrados sin mucho donde explorar, por su puesto, eso no significa que no quede boquiabierta al ver la arquitectura y diseño de los palacios o salones donde transito, pero algo tiene la naturaleza que me cautiva de pies a cabeza; más en este mundo que parece sacado de una fantasía mágica.

 

—Princesa —oigo desde mi espaldas a la que se identifica como una de mis doncellas—, la celebración está a punto de comenzar. Le ruego no se quede tanto tiempo en el balcón que podría ser peligroso.

 

Mi por última vez ese gran árbol que yace cerca de la recamara donde me hospedaba notando que a pesar del clima tempestuoso aquel tronco se erguía suntuoso con esa flora extravagante transparente igual a un diamante u otra piedra preciosa, ¿cómo se sostenían tan apacible en contraste a la brisa que hasta lograba que mis cabellos sueltos danzaran?

 

—Princesa…

 

—No te preocupes, ya voy —era la misma doncella que me acompañaba a toda partes—. Amelia, procura no arrugar tanto  el rostro o envejecerás más rápido que un cubo de hielo en verano. 

 

La joven suspiró resignada, quizás acostumbrada a los comentarios de su señora.

 

Soy escoltada por el guardía personal y una doncella más aparte de Amelia, en los pasillos me encuentro a otra joven dama noble que me hace una pequeña reverencia en forma de saludo, uniéndose al pequeño grupo a mi alrededor. 

 

Nos detuvimos en una gran puerta que supongo, es la entrada al salón de fiestas o al por el estilo. 

 

“Entra en presencia la segunda princesa del ducado Weber, Isolde Anke. Hija de los duques de Weber, cuarta de sus vástagos y candidata oficial a la posición de astro partenaire.”

 

Anunciaba un guardia imperial con voz de trompeta en la puerta.

 

Bajo a paso fastuoso cada uno de los escalones, mis ojos se posan en los distinguidos invitados que no apartan la vista de mí. Me siento poderosa, magnánima y capaz de todo, la confianza absoluta que no se puede conseguir o comprar puesto que solo se obtiene al nacer. 

 

Entre tanta multitud distingo un par de luceros timoratos, su dueño permanece con la cabeza hacia otro lado, nervioso de enfrentarme. Se encuentra ataviado en un traje lícito, digno de sangre imperial, empero lejos de describir a ese joven que sostenía la copa al borde de los nervios; portador se resiste y yo no doy tregua por lo que cuando menos lo piensa nuestras cuencas chocan, ese bosque infinito me absorbe, me cautiva y esas luces esmeraldas me devuelven la esperanza. 


 

【♔】


 

Ese sueño fue…

 

—Maravilloso —susurro absorta, de todos los sueños que he tenido este es el único donde experimente la completa armonía, más al final.

 

Tanteo el colchón buscando mi celular, al tomarlo me di cuenta que faltaba hora y media para que sonara la alarma semanal.

 

Qué pena.”, lamenté.

 

Bueno, más o menos, porque tampoco es que tenga ganas de dormir o me sienta cansada, sino todo lo contrario; la energía me abraza y revitaliza invitándome a tomar al toro por los cuernos.

 

Me siento y hago un par de estiramientos matutinos, enciendo la lámpara que reposa en el buro de mi habitación y aprovechó para sacar un objeto del cajón.

 

Acaricio el título del libro, en días recientes me la pasé reuniendo el coraje suficiente para leerlo ya que tenía miedo, miedo a que cuando leyera las palabras de mi papá regresara a esa coraza en mi interior sin posibilidad de volver a salir. 

 

Sin embargo, luego de este recuerdo aquellas emociones negativas se disiparon y mi ser cedió ante ese evento deslumbrante que acabo de experimentar.

 

 

Deslizo la portada de cuero marrón descubriendo una inscripción:

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Preciosa Neri:

 

Como sabrás mis padres murieron muy jóvenes y tuve que enfrentar la vida sin guías fijos, cometí muchos errores y me salve de pura chiripa otras veces, es por eso que en mi desesperación por sí algo así te pudiera pasar decidí trabajar en esta bitácora (porque diario es muy cursi y no es nuestro estilo) desde el día que me enteré que tu mamá y yo te habíamos creado.

 

De todo corazón deseo que estos consejos te sirvan en los días grises, porque es como son; tú eres quien decide ver el resplandor o las sombras, la perspectiva lo es todo, por lo cual, espero que te mantengan en una posición positiva. Si bien se dice que el destino no está escrito en piedra yo creo lo contrario; sí, todos tenemos un camino preestablecido, mas eso no significa la imposibilidad de labrar distintas sendas en el proceso.




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