Yo Lo Hice

Capítulo 1

Verónica 

–Enseña más el cuello –me instruyó Sara.  


Ella era la fotógrafa del comercial y me sentía cómoda con ella porque ya habíamos trabajado antes. Hice lo que me pidió y fui cambiando gradualmente de pose. Toda la atención del set estaba puesta en mí, pero ya estaba acostumbrada a eso.  


El comercial que estábamos haciendo era para una base de maquillaje así que me habían hecho un look natural y tenía una coleta alta para completar mi imagen juvenil. Llevábamos dos semanas trabajando en el proyecto y ese era el último día del contrato.  


Empecé a jugar con mis manos para resaltar mi rostro y Sara quedó encantada con el resultado. Mi mamá fue modelo en su juventud y me enseñó a manejar mis mejores ángulos, pero lo negativo de ser rubia era que proyectaba una imagen sensual y eso no siempre era bueno.  


–Eso es. Lo tenemos –diciendo eso bajó la cámara y todos comenzaron a aplaudir. 

Había sido un día muy largo de trabajo y todos nos sentíamos muy cansados. 


Me cambié de ropa y me acerqué a Sara para ver como habían salido las fotos. La sesión de fotos se enfocó en mi rostro y por eso no se veía mi cuerpo. Era un alivio porque no tenía ganas de oír los comentarios negativos de mi madre. 


–Lo hiciste muy bien –afirmó Sara después de enseñarme su fotografía favorita– El cliente estará muy feliz contigo. 


–Tú me enseñaste todo lo que sé, te lo debo a ti –admití. 


–Eres muy buena para aprender, no todas las modelos son así –afirmó mientras apagaba su computadora– ¿Y cómo van tus clases? Ya falta poco para que termines tu último año. 


–Me va bien, pero tengo que reconocer que me aburre ver a las mismas personas todos los días. 


–Entiendo. Deberías ir pensando qué quieres estudiar en la universidad. Te haría bien mudarte a otro sitio. 


–Me gustaría ser profesora de educación física –admití.  
Nunca lo había dicho en voz alta y se sentía raro hacerlo. Mi mamá estaba organizando todo para enviarme a Milán en cuanto terminaran mis clases.  Ella tenía muchos contactos allí y mi agenda estaba llena con seis meses de anticipación. 


–Me encantaría verte en acción, creo que motivarías a todos a estar en forma. 


Forcé una sonrisa. Iba a perder la cabeza si alguien volvía a repetir la frase “estar en forma". 


–¿Cuál es tu secreto para estar delgada? –continuó ella. 


–Comer brócoli y ensaladas. 


Ella fingió tener náuseas. 


–No, gracias. Creo que paso de eso. 


Me despedí de todo el equipo y abandoné el set. Era un sábado por la tarde y tenía el resto del fin de semana libre. Entré a mi auto y me puse mis gafas de sol. Rebecca había llevado a su madre a una cita médica y Dexter estaba con sus amigos así que no me quedaba de otra más que volver a casa. 


Empecé a conducir mientras oía mi música favorita y llegué en un tiempo récord. Mi casa estaba cerca del centro y era fácil para mí ir y venir de mis sesiones de fotos. Ya había visto todas las tiendas y restaurantes de la zona y estaba más que aburrida de todo. Tenía ganas de mudarme, pero primero tenía que terminar la escuela. 


Guardé mi auto y entré a mi casa con la esperanza de que estuviera sola, pero no fue así. Mis padres estaban en la sala viendo una película mientras comían palomitas. 


–Hola cariño ¿Cómo te fue? –preguntó mi mamá. 


–Bien, ya estoy libre –respondí mientras me quitaba mi chaqueta. 


–Hay nuevas ofertas en mi oficina, puedes aceptar la que más te guste. 


–Con tal de que no sea lencería todo va a estar bien –mi última sesión de fotos en la playa fue horrible. Todavía podía oír al fotógrafo burlándose de mí. 


–¿Y qué crees que tu mamá está pactando para ti en Milán? –dijo mi papá sin voltear a verme. 


Fulminé con la mirada a mi mamá y ella solo se puso a reír. Fui a la cocina en busca de comida y empecé a comer una manzana mientras revisaba mi Facebook. Rebecca tenía almacenado el vídeo de Roxana, pero aún no habíamos decidido subirlo. Estábamos esperando el momento perfecto para hacerlo así que todo se veía muy aburrido en las redes sociales. 


Me encerré en mi cuarto y estaba cepillándome el cabello despreocupadamente cuando alguien tocó mi ventana. Mi corazón dio un brinco y lo primero que pensé fue que se trataba de un robo. Volví a oír un golpecito y me acerqué indecisa para abrir las cortinas. ¡Era Dexter! Había escalado hasta el segundo piso con ayuda de un árbol. Abrí la ventana para dejarlo pasar y él me dio un beso mientras se reía de mi expresión. 


–¿Estás loco? –susurré nerviosa– Mis padres me matarán si se enteran de que estás aquí. 


–No se darán cuenta –dijo él despreocupado y empezó a pasearse por mi habitación. 


–¿Qué hacías? –preguntó mientras jugaba con mis brochas. 




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