Yo Lo Hice

Capítulo 20

Ian 


Interrogamos a Lucy Guzmán al término de sus clases dentro de un salón vacío y resultó que ella tenía mucho que decir. Gerardo lideraba la entrevista mientras Jennifer estaba apoyada contra la puerta y yo estaba sentado en la esquina de un escritorio de madera. 
Siempre vi a Verónica como una chica delicada e indefensa y sentía mucho pesar por todo lo que había tenido que pasar. Cuando la vi en el pasillo más temprano ese día me pareció una princesa salida de un cuento de hadas. Tenía el cabello recogido en una coleta y traía puesto mucho maquillaje. Ella no necesitaba nada de eso porque se veía perfecta al natural, pero aquel maquillaje tan producido resaltaba aún más sus hermosos rasgos.  
Ella se mostró preocupada y distraída y ahora entendía por qué. Todos sus compañeros de clase la culpaban por lo que había pasado.  
Quedé perplejo al oír la declaración de Lucy y otras personas. Rebecca, Dexter y ella se burlaron de Roxana y la humillaron de todas las formas posibles.  
Citando las palabras de Lucy, Verónica era “una arpía hipócrita y venenosa”. Todos parecían saberlo, pero yo no veía nada de eso en ella y me parecía demasiado extraño. ¿De verdad estábamos hablando de la misma persona? 
Y eso no era todo. Ojalá lo fuera, pero había más. 
–Dexter estaba seguro de que Roxana había estado detrás del ataque y lo dijo frente a todo el mundo esa noche en la fiesta –explicó Lucy– Fue algo horrible de ver. Me sentí muy mal por Roxana y encima de todo la bañaron con sangre de cerdo. Yo habría vomitado en su lugar. 
–¿Cómo describirías la relación de Dexter y Verónica? ¿Por qué él se metió en todo este asunto? –cuestionó Gerardo con el ceño fruncido. 
Yo también estaba confundido por todo lo que la  investigación estaba revelando. 
–Salen juntos desde hace un año, pero son más tóxicos que Chernóbil. Solo les interesa llamar la atención, ni siquiera se esfuerzan en clase. 
Lo que me faltaba. Tenía novio y yo hice el ridículo invitándola a salir. ¿Tan difícil era decirme la verdad de una vez? Debí suponer que salía con algún joven de su edad. 
Jennifer, Gerardo y yo volvimos a la estación y comenzamos a elaborar un informe con los aspectos más destacados del día. Los chicos se veían muy concentrados frente a sus computadoras, sin embargo, yo veía la pantalla de mi ordenador con la mente en blanco. 
Había raro en toda esta historia. Verónica y Roxana parecían ser legendarias rivales y por lo que sabíamos eran capaces de hacerse cualquier cosa la una a la otra. Primero ocurrió el desagradable incidente en la biblioteca y después no tardó en ocurrir el ataque con arma blanca a Verónica. Y desafortunadamente el culpable seguía libre.  
Luego de todo eso ocurrió lo de la fiesta y Dexter volvió a exponer a Roxana frente a todos. Algo ocurrió esa noche, algo que aún no sabíamos, pero al día siguiente Verónica estaba decidida a tirarse de un puente. ¿Todos sabían que Roxana no llegó a casa? No, era imposible. Sus padres ya estaban muertos y su tía denunció la desaparición varios días después. Entonces… eso significaba que Verónica sabía algo y el remordimiento no la dejaba en paz, de modo que pretendía terminar con su vida aquel día. 
Dexter era su novio así que para mí estaba claro. Ella sabía lo que él había hecho y ahora mismo lo estaba encubriendo. Era solo una conjetura nada más, pero ella tenía que darme una muy buena explicación para su intento de suicidio o no iba a poder librarse de esta. 
Jennifer estiró los brazos después de teclear como una máquina y después se puso de pies y abandonó la oficina. Seguramente se iba a tomar un descanso de cinco minutos, de todas formas nuestro turno ya estaba por terminar.  
Cerré mi computadora ignorando la página en blanco y volteé a ver a Gerardo. Él estaba releyendo lo que había escrito con la cabeza apoyada sobre dos dedos. 
–Es basura –murmuró para sí antes de eliminar varias líneas. 
–¿Para ti quién es el culpable? –indagué mientras daba vueltas en mi sillón. 
–El chico rubio –respondió sin levantar la vista. 
–¿Crees que lo hizo solo? Es decir, ¿No crees que recibió la ayuda de un ángel pelirrojo? –dije para molestarlo. 
Él cerró su laptop y entrelazó sus dos manos mientras pensaba. 
–Creo que… Rebecca y Verónica son sus amigas y parecen tenerle miedo o tener miedo de hablar. Tal vez saben qué es lo que él oculta. 
–Es impresionante el modo en que pensamos lo mismo. Llegué a la misma conclusión. 
–Es una pena que no esté soltera –dijo él con un atisbo de sonrisa para burlarse de mí. 
–Olvídalo. Le pediré a tu prima que me presente a sus amigas. Mi ángel no está disponible y tengo que aceptarlo –en ese momento recordé su cita con la chica pelirroja y erguí la espalda al instante. ¿Cómo se me pudo haber olvidado? 
–Por cierto ¿Cómo te fue ayer? 
Gerardo suspiró y se pasó la mano por el pelo negro.  
–Mi estrategia no fue la mejor. Al final solo hablamos del caso y nada más. 
–Ya tendrás oportunidad más adelante. 
–Ah. Y por cierto –agregó Gerardo arqueando una ceja– No son ángeles. Son demonios. 
–Sí. Ya me di cuenta. 


 




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