Hiperactivo, fastidioso, arrogante, a veces hasta llegar al punto de ser molesto, molesto pero feliz, sí, yo era el típico niño que en vacaciones no hacía más que divertirse, hacer cosas como salir al patio a jugar, molestar a otros, e incluso realizar una que otra travesura, a mis presentes 23 años veo todo eso tan ilógico e innecesario. Mis padres siempre fueron los mejores, al ser hijo único pude gozar de muchos privilegios y sobre todo su amor incondicional, podría decirse, que tuve una buena infancia, o bueno, lo fue hasta aquella noche de verano cuando cada rastro de mi cordura e inocencia se desvanecieron.
Aquel día inicio como cualquier otro, fui por el desayuno y al entrar al comedor me encontré con mi madre quien terminaba de colocar la vajilla. El desayuno transcurrió como siempre. Mamá, ella siempre le daba ese toque esencial a cada comida que me servía y que adoraba tanto. Al terminar, mi madre me dijo que tenía que darle de comer a Isaac, olvide mencionarlo, Isaac era mi perro, un pastor alemán de unos 2 años de edad, era súper leal, para mí fue el mejor amigo del hombre, o bueno, del niño en mi caso. Me dirigí al patio trasero donde estaba su casita, al llegar lo ví. Fui corriendo hacia el muy emocionado, cuando estuve a 4 pasos de él, Isaac comenzó a gruñirme, entonces pensé… ¿Gruñirme a mí? Soy su amo ¿Cómo puede ser? Me alejé un poco para que se calmase y así fue, luego de eso corrí y lo abracé. Al parecer, algo lo tenía nervioso, no le di gran importancia, así que deje su comida, seguida de unas cuantas caricias y me decidí a marcharme de allí, me di la vuelta cuando de pronto… Era Isaac, él había mordido mi suéter en la zona de la muñeca. Primero pensé en que era extraño que él hiciera eso, normalmente no mordía a nadie y aunque así lo hiciera, ¿Por qué a mí? ¿Porque a su dueño? Logré zafarme de aquel agarre, entonces después de eso, Isaac comenzó a llorar, en ese instante sentí un escalofrió recorrer todo mi ser, me sentí nervioso, acosado, entre en una especie de transe del cual logre salir cuando Isaac comenzó a ladrar en dirección a un árbol que estaba en el patio trasero de mis vecinos. No sé porque empecé a sentirme así, cuando giré la cabeza para ver a Isaac, noté en él un rostro de miedo, fue horrible verlo así. Una vez superado todo eso, decidí volver a casa, ese rostro de miedo, mi Isaac, quien diría que esa sería la última vez que lo vería con vida.
Regresé a mi casa, después de entrar, fui rápidamente a mi habitación, me senté en la cama y no pude evitar pensar nuevamente en aquél momento, esa sensación, fue horrible, en fin, para distraerme pensé hablar con James, mi vecino y mejor amigo, tome el teléfono y marque el número de su casa. Tardó un poco en contestar, y cuando al fin lo hizo, le pregunté si podía ir a su casa para jugar con mi consola de XBOX, el sólo me dijo que sí y colgó repentinamente, fue extraño, nunca antes había hecho eso, nuevamente no le tome importancia así que me preparé, puse la consola, los controles y 2 discos de juegos y me dirigí a casa de James. Al llegar toque la puerta, después de 5 golpes a ella me encontré con su padre quien me saludo cordialmente y me indicó dirigirme a la habitación de James en el segundo piso. Subí las escaleras, algo rutinario para mí, y tras unos cuantos pasos me encontré con la puerta de aquel lugar e inicie el típico golpeteo a la puerta. Dado un rato, como nadie acudía a ellos, decidí girar la perilla de la puerta sólo para ver que esta tenía seguro, al darme cuenta de eso y notar que habían pasado ya más de 30 minutos, fui con el padre de James para pedirle las llaves, el accedió y me di la vuelta para volver a donde estaba mi amigo, mientras subía las escaleras se me ocurrieron un montón de ideas para bromear a James por tenerme fuera tocando la puerta como loco por más de media hora. Al llegar a la puerta, me dispuse a poner la llave en la perilla cuando de pronto se me erizo la piel. Aquella sensación de cuando estaba con Isaac volvió bruscamente, me sentía vulnerable, como si alguien o algo fuese a salir de la oscuridad y llevarme consigo. Una vez volví en sí, tome las llaves y me dispuse a abrir aquella puerta para entrar a ver a James. Al entrar lo ví, sentado en la orilla de la ventana dispuesto a saltar, entonces corrí hacia él lo más rápido que pude y logré tomarlo de la mano para después incorporarlo dentro de su habitación. Él estaba muy agitado y con el rostro lleno de lágrimas, lo que hice fue darle un abrazo para tranquilizarlo y que me contara que rayos hacía en la ventana, una vez calmado proseguí a interrogarlo. ¿Por qué? ¿Qué quieres lograr? ¿Acaso eres estúpido? Y entre lágrimas me contesto, tengo miedo, no puedo seguir con esto, quiero sacármelo de la cabeza. ¿Sacarlo de tu cabeza? ¿A quién? Pregunte interesado, a lo que él respondió, me refiero a…
Entonces fuimos interrumpidos por su padre quien nos notificó que tendría que salir por un rato. Nosotros asentimos con la cabeza y para cambiar de tema y olvidar lo ocurrido, iniciamos a instalar y jugar la consola en su tv. Estuvimos un rato a gusto jugando nuestros juegos favoritos, nuestra diversión fue interrumpida cuando mi madre me llamó por teléfono a casa de James diciéndome que tenía que volver para merendar, le dije que en un rato estaría allí, colgué el teléfono e inicie a desinstalar el Xbox con ayuda de James quien aún seguía con la mirada perdida y vacía hacia fuera de la ventana. Una vez terminé, traje de vuelta a James a la realidad, me despedí de él, cerré la puerta de su habitación y bajé las escaleras para dirigirme a la puerta principal y salir de su casa. Apenas di 3 pasos y nuevamente la sensación de terror e inseguridad había vuelto. Sin pensarlo mucho, salí disparado de allí, corrí hacia mi casa, abrí la puerta principal y como relámpago, subí hacia mi habitación para encerrarme y tratar de pensar con más claridad. Después de un rato, recuerdo escuchar la voz de mi madre llamándome para ir a comer y así fue, una comida normal, muy rutinaria diría yo, excepto que esta vez, fui el último en soltar su plato. Agradecí a mis padres al terminar la comida y luego volví a mi habitación y me recosté en la cama para descansar un rato. Después de un tiempo abrí los ojos en plena obscuridad, ¿Qué tiempo ha pasado? Fue lo primero que pensé, mi despertador marcaba las 7:30 pm. ¿Cómo un niño de esa edad podía dormir tanto? No lo sé, estaba cansado quizás y con esas ideas en mi cabeza, ese día había iniciado normal pero cada vez se hacía más extraño. Isaac, James, ¿qué había sucedido? Estaba en lo más profundo de mi mente cuando de un portazo entraron mis padres a mi habitación. Llegaron a verme, o más bien a decirme que Isaac había escapado, yo me exalté y rápidamente pasé frente a mis padres. Me dirigí al patio trasero para encontrarme con la casita de Isaac vacía. Isaac nunca fue atado, no hubo necesidad ya que nunca había hecho intentos de querer irse lejos. La palabra escapó resonó en mi cabeza varias veces, estaba completamente perdido en mis pensamientos cuando de pronto, sentí nuevamente aquella sensación, esta vez, sentí que alguien me estaba observando, estando al asecho me sentí tan vulnerable y aquella oscuridad nocturna sólo empeoraba las cosas, así que sólo me limité a volver a donde estaban mis padres a pedir explicaciones, mi madre sólo me dijo que cuando fue a rellenar su tazón con agua, él simplemente ya no estaba, como si se lo hubiese tragado la tierra. Paso buscándole en el vecindario por más de 1 hr pero no dió señales de estar cerca. En ese instante sentí un nudo en la garganta y comencé a llorar. Mis padres para consolarme me dijeron que el regresaría cuando tuviera hambre. A ese instante, mi mente estaba muy confundida y asustada, así que sólo pedí a mis padres que salieran de mi habitación para aclarar mis ideas, quería desahogarme, así que pensé en contarle a James lo que había sucedido. Sin pensarlo, salí de casa y fui a la de mi amigo. Al llegar, toque la puerta frenéticamente, al cabo de unos segundos me encontré con su padre quien me dijo que James había ido por unas cosas al pueblo de al lado. No dije más y regresé a casa a dormir y descansar. A la mañana del día siguiente decidí sólo bajar a desayunar y regresar a mi cuarto. Pensar, pensar, pensar. Por la tarde seguía con lo mismo, sin embargo, un timbre me sacó de mis pensamientos, era el teléfono. Con mucha pereza fui a contestar, para mi sorpresa, el padre de James estaba al otro lado de la línea, su voz sonaba entre cortada y muy débil. El me preguntó si James había pasado por mi casa, a lo que yo contesté que no y a qué se debía su pregunta, éste, de pronto comenzó a sollozar para luego romper en llanto, volví a preguntar lo mismo y el con voz temblorosa me dijo “él no ha llegado a casa desde ayer y como estos últimos días lo he notado algo extraño estoy muy preocupado”. Al escuchar eso, no pude evitar soltar el teléfono de la impresión, el ruido del teléfono contra el piso me trajo de vuelta sólo para decirle a su padre que se tranquilizara y que el volvería tarde o temprano, seguido de eso el me agradeció y colgó el teléfono. No podía más, primero Isaac y ahora James… eso era demasiado, ví el reloj y eran las 8:30 pm. Estaba entumecido por sólo estar acostado y sentado todo el día, así que decidí ir al patio trasero para estirar las piernas. Una vez allí, respiré el aire fresco que emanaba de los árboles. Decidí admirar un poco el paisaje de mi vecindario en completa oscuridad. Era tan tranquilo, tan sereno, con un aroma que hipnotizaba a cualquiera. Cerré mis ojos y empecé a recordar los buenos momentos que tuve con Isaac, realmente él era un buen perro. Estaba en mis pensamientos, cuando de pronto, allí estaba otra vez, aquella sensación, aquella incomodidad, estaba allí, ya era demasiado para un niño así que me di la vuelta y pensé en volver a casa cuando escuche un crujir de un arbusto que provenía del patio trasero de los vecinos. Se me hizo muy curioso así que fui a ver de qué se trataba, me asomé por la cerca y lo que ví me dejó completamente perplejo. A lado de aquel árbol, frente a los arbustos estaba Isaac tirado en el suelo, de él desprendía un olor terrible, un olor nauseabundo así que aparté la mirada un momento y comencé a llorar. Isaac, así que no escapaste, ¿Qué haces allí? ¿Quién te hizo semejante cosa? Fue lo que se vino a mi mente cuando escuche otro crujido proveniente de aquel patio. Asomé mi cabeza con temor, y allí lo ví, al lado del cuerpo de Isaac yacía el de James, un cuerpo sin vida, totalmente pálido e inerte. Sentí que un grito iba a escapar de mi boca pero lo evité, sea quien sea el que hizo tal atrocidad, no se encontraría muy lejos y no dudaría en hacerme lo mismo, así que sólo seguí observando. Pasaron cerca de 20 minutos y pensé en ir a casa y decirle a mis padres lo que ví, cuando de pronto, oí el moverse de las hojas nuevamente, eso hizo que posara mi vista en Isaac y James. Estaba confundido cuando de pronto, vi la copa de aquel árbol agitarse y de ésta, ví bajar una figura, una figura oscura como la noche, no distinguí muy bien gracias a que mis ojos estaban muy nublados debido a mis lágrimas. Distinguí de esa cosa fuera lo que fuera su altura, era una… sombra, una sombra muy alta, lo único que destacaba de aquella sombra fue su cabeza, una especie de cráneo con cuencas que daban un vacío infinito. Esa cosa, tomo a Isaac y arrancó una de sus piernas para llevársela a su boca, mandíbula o lo que sea que fuese lo que tenía. Ví eso horrorizado, no lo podía creer, nuevamente, creí que gritaría pero suprimí mis alaridos para que aquello no me escuchase y venga por mí. Esa cosa continúa comiendo, para después de un rato tomar a ambos cuerpos por sus extremidades y arrastrarlos más allá de la cerca, donde había más árboles y arbustos. Antes de adentrarse más hacia aquel terreno, esa cosa giró hacia la cerca donde estaba oculto, puso sus ojos en mí, esos ojos huecos y sin expresión, para luego regalarme una tétrica sonrisa y desaparecer entre las sombras. No pude creer lo que ví, repito, eso sería demasiado para cualquier niño, después de eso, me desmayé.
A la mañana siguiente poco a poco abrí mis ojos para encontrarme con mis padres, el padre de James y 2 oficiales de policía quienes me inspeccionaban. Ellos me preguntaron si estaba bien, a lo que yo dije que sí…
El padre de james seguía desconsolado, y yo atónito por lo de ayer, los oficiales indicaron a mis padres que me llevaran a casa y asi fue. No obstante, a lo lejos aún pude sentir aquella sonrisa, aquella sonrisa burlona y perturbadora. Pasaron los días y el padre de James se dió por vencido, decidió mudarse de aquella casa, un vecino menos, que más da pensé. Desde aquel suceso cambie mucho, terminadas las vacaciones de verano ya no quería ir a la escuela, ya no quería salir de casa, con el tiempo ya no quería salir ni siquiera de mi habitación. Cada noche al dormir, observo aquel árbol, puedo sentir su mirada, su inhóspita mirada, cada noche me analiza. Le dije a mis padres pero no me creyeron, dijeron que eran imaginaciones mías. Al crecer y convertirme en joven mis padres me dijeron que me volví agresivo, y como no iba a serlo, me sentía en peligro, no podía confiar en nadie, ahora cada vez que veía a mis padres, veía aquella sonrisa, aquellas cuencas… Él, estaba allí.
Un día simplemente llegue aquí, a éste lugar, señores con batas blancas diariamente me traían agua y comida, tenía lo necesario para vivir. Mis padres de vez en cuando me visitaban, hasta que un día dejaron de hacerlo. Les cuento esto y mientras lo hago en la comodidad de esta habitación con paredes acolchonadas siento que a lo lejos, eso continuó viéndome, me pregunto si sabrá que aquella noche, lo vi.