Yo no creo en las hadas

La conexión (segunda parte)

La mañana en ese lugar era extraña, ya que al no haber sol que ilumine las vidas de los seres que allí moraban, se hacía difícil para Mina comprender cuándo comenzaba el día o cómo hacían para saberlo.

Teo le enseñaba diversos alimentos rastreros que solían consumir en esa temporada. Ella lo observaba fascinada, con dudas y curiosidades que nunca creyó tener. La realidad era tan fantástica que ya no podía confiar ni en sus sueños.

De repente, la puerta de la casa se abrió y Milo apareció con el cabello revuelto: acababa de despertar.

- Buen día.

- Cómo sea, ah... ¿Sigues aquí?

- Hola, Milo. He dormido bien, Teo me enseñaba a cosechar de su huerta.- Su relativamente sarcástico tono de voz de Mina provocó una risita tonta en Teo.

- Entra.- Se dió medida vuelta y desapareció en los confines de la casa.

- No te preocupes, está... mal predispuesto.

- De acuerdo, gracias, Teo.- Mina ingresó y fue directo a la cocina. Milo estaba apoyado contra la mesada, con los brazos cruzados sobre su abdomen y la mirada gacha.

- Es increíble este sitio, ¿como es que no sabemos de esto o no podemos saberlo? Digo, el mundo muere por conocer cosas así, civilizaciones diferentes, extravagantes.

- Exacto. La razón es esa. La avaricia y la ambición del hombre interfiere con el simple deseo de conocer. Terminarían vendiendo acres de este lugar solo porque parece una buena fuente de ingreso. Tiene más valor del que parece, pero ellos verán el monetario.

- Entiendo.- Sabía a qué se refería, y por ello preguntó lo siguiente: - El Colegiado quiere matarnos a todos, ¿comprendí bien?

- El Colegiado quiere recuperar el estilo de vida que se perdió siglos atrás, una vida libre y comunitaria, en la que no había restricción de territorios ni discriminación. Los naturales querían liberar el mundo del mal, y confundieron lo místico con lo satánico, era común cometer ese error en aquella época, mucha ignorancia e idiotez juntas provocaron la peor masacre y cientos de holocaustos místicos durante un largo período. ¿La excusa? Propagar la religión y como siempre, la violencia triunfó sobre ustedes y atacaron todo lo que se veía diferente. Dale un poco de poder a un hombre y creerá que es Dios. El Colegiado quiere recuperar la tierra que nos han quitado en aquel entonces, aplicando la misma violencia y brutalidad, como castigo o recordatorio. Claro que esclavizar es una gran opción si ganan.

< Por suerte, hay sujetos místicos, y no solo hadas, que creen firmemente que los naturales son inofensivos a estas alturas del mundo y que es posible lograr una convivencia sin necesidad de usar armas o amenazas. Nos gusta llamarnos Aliados, como los enemigos de las potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial: contra toda violencia y opresión del inocente.- Milo sonreía.

- ¿Creen que podrán hacerlo?- Milo la miró de costado con el rostro sumido en la duda.

- No.- La respuesta fue desconcertante. 

- Milo, escucha... sé que lo sabes, no somos como aquellos hombres de hace siglos. El mundo es diferente ahora. Tal vez si tus gobernante nos conocieran o pudieran informarnos... las personas son inteligentes, lo entenderían bien.

- Los naturales siempre serán agresivos. Antes, ahora, mañana y dentro de mil años. Siempre tendrán la violencia en el cuerpo, en su sangre. No hay manera de que el Colegiado cambie de opinión.

- La gente es culta y muy diferente, estoy segura de que si se realizara una convención o reunión con la humanidad, ellos entenderían, entenderíamos lo que ocurre.

- El Colegiado no quiere entender, están muy seguros de la solución que eligieron. No volverán a arriesgarse.- Una dulce y tranquila melodía provino del bolsillo de Milo. - ¡Rayos! Lo olvidé.

- ¿Qué?

- No hay forma de ocultarme de mis obligaciones, vendrás conmigo.

- ¿Adónde vamos?

- Ponte esto.- Le dijo al tiempo que le alcanzaba una capa verdosa cuya tela parecía poliéster. - Debo hacer mis obligaciones.

- ¿Obligaciones? ¡Milo, espera!- Mina corrió tras él al tiempo que se colocaba la capa, la cual rozaba el suelo con el borde inferior. Mina la observaba fantástica. La capa se mimetizaba con el entorno ocultándola como lo hace el plumaje de una lechuza o las manchas en un guepardo.

- ¡Niña!

- ¡Ya voy!- Mina salió por la puerta de atrás y se reunió con Milo, quien no llevaba más que una campera de cuero bordo y sus ajustados pantalones. Terminaba el atuendo con unas Convers pasadas de moda de color negro.

Milo se colocó la capucha y se adentro en el bosque.

El paisaje supuraba humedad de todas partes: rocas, musgo, flores, polen, todo le era en extremo molesto y le provocaba picazón en la nariz.

- ¿Adónde vamos?- Pero en lugar de contestar lo preguntado, se dispuso a explicar algunas cosas de Dandelion, la tierra de la hadas negras.

- Podemos parecer despiadados o rebeldes, pero es una obligación que no puedo evadir, bajo ninguna circunstancia: soy maestro.

- ¿Enseñarás?- Milo rió por lo bajo.

- A quienes necesitan ayuda, ayudaré. Lo sé, soy muy tierno. Sígueme.- Mina sintió sorpresa al oírlo. Milo no tenía aspecto de comunitario ni de que algo ajeno a sus propósitos le interese.

Llegaron hasta un arroyo cuyas aguas corrían blancas, como si hubieran derramado jabón en ella.

- Jarabe de raíz, es lo que los árboles nos aprovechan de las lluvias, poseen cualidades que permiten una hidratación extrema a la atmósfera subterránea.

- Se ve horrible.

- Es porque te ves reflejada en ella.- Mina lo miró con el ceño fruncido, pero al devolverle él una sonrisa de costado, supo que había sido una broma.

Los chistes son buenos, pensó, significa que sus intensiones no son malas apesar de decir cosas horribles.

- ¿El Colegiado siempre ha tenido el poder?

- No. Cada región mística se compone de ciertas especies de místicos, y cada región tiene un líder que guía a sus seres y los mantiene vivos. Las hadas siempre han funcionado como jerarquías monárquicas, las sirenas se rigen por un sistema lunar que controla su vida como a la marea, los vampiros son castas y se dividen en casas sagradas de antiguas familias y dependiendode a qué casta parteneces, tienes un título jerárquico. Bastante medieval debi decir. El Colegiado fue el cambio radical que llevó la nación a la ruina. La monarquia altruista es la que reinaba aquí.




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