Mina esperó a que el Colegiado decidiera algo, porque habían estado en silencio los últimos diez minutos. Los cinco estaban deliberando lo expuesto, pero sin formular palabra lo que le dio cierto escozor de incomodidad a Mina. ¿Hablaban telepáticamente? Podía ser. Eran seres mágicos y malvados, mala combinación.
Mina sentía cómo aumentaba la adrenalina y la desesperación en su cuerpo. Se miraban entre ellos como si buscaran en el otro alguna justificación o un paso por seguir.
Mina tenía la sensación de que había perdido, su sacrificio había sido en vano, podrían matarla en ese instante porque no había nadie allí para protegerla. La señora que estaba en medio tenía la sensación de querer retirarse.
- Niña, tú no deberías estar aquí en un principio. -Era un argumento totalmente inválido, pueril y sin bases concretas que sostengan el punto expuesto.
- Si nos matan, estarán haciendo lo mismo que aquellos que han destruido a otros por el poder y la codicia, y es por eso por lo que quieren eliminarnos: codician los territorios y desean el poder del mundo. No pueden hacer eso, no pueden caer tan bajo. No sean como los humanos antiguos, sean mejores que ellos.
- Ustedes han matado cientos de seres místicos.
- Y también a millones de humanos en innumerables guerras y batallas, y es por ello por lo que los humanos desean otra cosa. Ya no somos animales salvajes como los que los obligaron a irse, les juro que no lo somos. -Mina sentía el ahorque de la desesperanza, su cuello parecía estar cerrándose ante la inminente derrota.
Sus argumentos cuyas bases válidas eran imposibles de comprobar en ese momento, se habían evaporado más rápido que el agua sobre fuego. No tenía más para decir ni pruebas tangibles, a parte de las dos fotografías, y ni tuvo más remedio que asumir que había metido la pata al ir sola ante ellos.
- Estamos seguros de que no puedes demostrar lo que dices. Esas imágenes no prueban la bondad ni que hayan cambiado de manera espiritual, ¿quién no asegura que esa mujer tomó la foto porque deseaba algo más y tú, siendo niña, no lo notaste? O los que se frenaron para verlos, tal vez sus intensiones eran siniestras. No tienen validez, no prueban bondad alguna o lo que expusiste. No merecen tener un lugar en este planeta porque todos los que lo habitamos tenemos un alma y ustedes no hacen más que enojar a sus guardianes.
-Tenían razón, pero... -Era cierto, tenían razón, ¿cómo mostraría que los humanos eran diferentes? La respuesta llegó sola: una de las sirvientas que llevaba bebidas a sus majestades tropezó con un tul de su vestido y cayó al suelo de rodillas, desparramando todo a su alrededor. Mina reaccionó y se acercó para ayudarle a levantarse.
Todos se quedaron mirando. Mina tuvo el poder de ver la vida de esa mujer al tocarla: fuego, hiel, dolor y muerte; corridas por un bosque encantado y gritos a lo lejos; seres de todos los tamaños se ocultaban entre la hierba seca y alta. Sangre por todos lados, violencia y final.
Mina pensó: ¿Qué la motivó a ayudar a esa mujer?
Nada.
Nada la motivó. Ella la ayudó porque es debido hacerlo, porque necesitaba ayuda y porque no le costaba nada. Esa es la prueba y sin esperarlo se produjo frente a los ojos del Colegiado.
Mina se levantó y los miró mientras la mujer era acompañada por dos guardias.
- Soy humana y deseo que su mundo viva en paz, que su cultura siga viva. Los humanos de ahora no son como los de hace siglos. -Mina notó que el más anciano continuaba buscando excusas para no creerle. Entendía que el dolor de una guerra era terrible, lo acababa de vivir al tocar a esa hada, pero nada parecía encaminarse-. Ayudé a esa mujer porque lo necesitaba, ¿acaso eso no prueba lo que digo?
- Niña, jamás podrás eliminar la crueldad del humano. Matarán y violarán leyes porque está en su naturaleza, y sabes que así será. Nada ratifica que su esencia haya cambiado lo suficiente para que vivamos todos en armonía.
- Tú la ayudaste porque necesitabas probar tu punto. -Dijo la mujer agria del medio. Mina comenzó a sentir un odio profundo contra ella.
- ¡No! Yo... la ayudé porque lo necesitaba, no quiero nada a cambio. Soy ejemplo de ello. He visto lo bello que es este lugar, lo fantástico que puede ser conocer nuestras diferencias y aceptarlas, porque todos tendremos siempre algo que nos diferencia y de eso se trata la vida.
- Tú podrás ser diferente, pero solo porque eres joven y tu corazón aún no ha sido corrompido y, posiblemente, tu país no te haya enviado a luchar contra otro, lo que implica que no conoces lo que es la guerra o el dolor o la muerte de tus compañeros, pero créeme, natural, la maldad está en ti y saldrá a la luz. -Mina se sentía ultrajada.
- Entonces no importa lo que les diga -Escupió llena de odio-... no van a cambiar de opinión. -Mina sabía cuál era el siguiente paso. Supo lo que podía hacer y tenía que intentarlo. Ganaría tiempo, al menos para... hacer algo... Los recursos pacíficos se habían agotado.
Era claro que no podría salir de allí caminando, por lo que tomó una decisión.
(CONTINUARÁ)
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una historia de amor, traiciones y secretos familiares, batallas fantasticas
Editado: 08.01.2025