¡yo no estoy loco!

Hermana

Yo no estoy loco. En realidad, creo estar más cuerdo que cualquiera que lea todo esto.

No estoy loco, claro que no. Soy simplemente desafortunado. Desafortunado por tener esta familia que no me comprende. Que no quiere entender mi mundo interno.

Yo no estoy loco, más allá de las acciones realizadas, y de la forma en las que fueron realizadas. No estoy loco. Y se los puedo demostrar.

En primer lugar, tenemos que entender que la locura es una enfermedad mental. Un loco no es consciente de su realidad y yo estaba muy consciente cuando asesine a mi hermana.

Antes de que te alarmes, quiero contarte que es lo que ocurrió y que me llevo a tomar, tal horrible e inexplicable decisión, según los otros, pues para mí, honestamente, fue lo más racional y justificado posible.

Desde siempre eh sabido que mi hermana Daiana era la favorita de papá y mamá. Es más, no solo de ellos, sino de mis tíos de mis abuelos, de mis primos y de la gente en general. Aunque el consentimiento fue igual para ambos, siempre supe que a ella la preferían más que a mí.

Cuando mis padres miraban a Daiana, no podían ocultar en sus rostros el resplandor, la alegría y ese regocijo que les generaba cuando conseguía todo lo que se proponía hacer. O cuando la veían relacionarse con otras personas, de forma tan madura, con la capacidad oratoria suficiente para agradarles a todos.

Ellos no se daban cuenta, pero yo podía ver como sus ojos se iluminaban cuando otros hablaban de la belleza, no solo física sino también espiritual, de mi hermana menor. Y también veía como sus ojos se arrugaban, asqueaban e irritaban cuando alguien hacía o decía algo malo de ella. Incluso cuando uno de sus ex novios termino con Daiana, papá y mamá no dudaron en hacerle la cruz. Lo marcaron para toda la vida como algo malo, algo prohibido, un nombre que no puede ser nombrado en casa y que su solo recuerdo, aun llenaba de lágrimas los ojos de mis padres. Incluso más que los de mi hermana. ¿Como se atreve alguien a hacerle daño a su ángel, a la luz de sus ojos?

Con esto no estoy reclamándole a mis padres la falta de atención, pues porque realmente no la hubo. Al menos superficialmente hablando. Jamás me negaron nada, ni me odiaron por no ser tan fantástico como su hija. Cada vez que la idolatraban, siempre sobraba algún cachito minúsculo de cariño que pudieran lanzarme. Tal cual como uno lanza los restos de un pollo asado a sus perros.

Pero yo no me quejaba. En primer lugar, porque yo jamás desarrolle ese tipo de empatía y buena vibra que tenía mi hermana y con la cual encantaba a todo el mundo como la maldita bruja que era...perdón, perdón, sé que debo controlarme. No quiero hacer mucho ruido, porque los sacos, alado mío están despertando. Y en segundo lugar porque no lo necesitaba.

Jamás necesite del cariño de mis padres para sobrevivir el día a día. La adolescencia la manejo, o dada a mi actual situación probablemente, la manejaba realmente bien. No me metía con nadie y nadie se metía conmigo. Y cuando trataron de meterse conmigo fue cuando atravesé, literalmente, la mano de uno de mis compañeros con unas filosas tijeras. Aquel día fue la primera vez que alguien me llamo, loco. Pero en realidad no fue locura, sino una muestra de poder. Era necesaria dicha muestra para plantar mi bandera. Tenía que hacerles entender que yo no formaría parte de sus reglas idiotas de la escuela. Las leyes del bullying, de la popularidad o del compañerismo no me regían ni me interesaban, por lo tanto, era mejor hacérselos entender de una vez. Simplemente quería que me dejaran en paz.

Mi frustración era causada, no tanto por Daiana, pues ella solo se dedicaba a vivir su vida siguiendo los principios que ella consideraba importante. Realmente todavía no tengo claro que es lo que me molestaba. Solo sabía que no era feliz. Tal vez era esa aura de buena fortuna que siempre la rodeaba. Porque Daiana no solo era la favorita de mis padres, sino también la de todo el mundo. Tal vez crean que exagero, pero en persona no podía evitar pensar eso. Todo lo bueno le ocurría a ella. Los amigos, las parejas, los logros.

Daiana era un ente social a toda costa. Era charlatana, divertida y caía bien muy rápido. Eso le había dado una gran cantidad de amigos de todas las clases. Cuando íbamos al centro comercial, siempre teníamos que detenernos porque ella se encontraba como mínimo a 50 personas en un día con las que se quedaba hablando y hablando. Parecía como si fuese una maldita famosa. Yo en cambio era diferente, no diré que, todo lo contrario, porque a mí sí me gustaba tener amigos. Pero quería amigos con los cuales poder compartir mis intereses. El problema era que mis intereses no eran del agrado de la mayoría y solo podía compartir mis gustos con unas cuantas personas en Internet tan peculiares como yo. 

En las relaciones amorosas también me llevaba la ventaja. Mientras ella tenía pretendientes por todos lados. Yo tuve que conformarme con una tipa que jamás quise, pero que por las necesidades de sexo estuve con ella. La dejé, para poder buscar al fin una novia de verdad o alguna chica a quien pudiera darle el poco cariño que llevaba conmigo. Mi búsqueda terminaba siempre en el mismo sitio. En fracasados intentos por cambiar, no solo mi exterior, sino mi interior. Pero de nada servía. Las mujeres que queria, siempre estaban lejos de mí. Y por eso me conformé con volver a la chica que no me gustaba, porque fue la única que se interesó por mí, pero para su desgracia, yo jamás me interesé en ella. Y aunque intenté forzarme a quererla, jamás pude hacerlo. Por lo tanto, no paso mucho tiempo antes de que ella fuera quien decidiría abandonarme. Ahora si no tenía a nadie, y solo porque mi corazón se resistía a quererla de verdad. Díganme si eso no es cruel.



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En el texto hay: crimen, horror y sangre, psicosis terror psicologico

Editado: 12.10.2020

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