Yo Sin Ti... ©

Capitulo 3

Después de que mis amigos se retiraran de casa, me fui a la habitación; allí se encuentra Caroline, que ya había llegado a casa. Sin decir nada fui directo a la cama, con la mirada de ella en mí. Ya le había contado que mi viejo amigo de preparatoria ha vuelto.

Cuando se fue, su ausencia ha sido muy notoria a comienzos del último año. Ellos no sabían el motivo de mi depresión, hasta que David les dijo que mi silencio era a causa de la ausencia de William.

No solía tomarle cariño tan rápido a una persona, pero con el tiempo nuestra amistad ha sido fuerte. El tiempo ha pasado como el viento, ya había terminado y no lo volvería a ver más... Hasta ahora.

Dos años antes de que se fuera, recuerdo el día que lo descubrí espiándome. Fue unos días después de que comenzara tercer año de preparatoria. Cada vez que salía del salón de clases a reunirme con los chicos, siempre lo veía a él. A principio pensé que era por coincidencia, pero fue diferente verlo todos los días parado en el mismo lugar.

 

 

Cuando no coincidimos con los horarios de descanso, me refugio en la biblioteca para no aburrirme sola. Lo encuentro en un rincón alejado de los estudiantes y de mí. Tiene un libro en sus manos, pero intuyo que no lo lee.

Lo miro de reojo y su mirada estaba clavada en mí. Hundo mi cabeza en el libro de biología que tengo en mis manos. La sangre se me sube a la cabeza... Sus ojos oscuros son muy profundos, que fácilmente me puedo perder en ellos.

Al no ver colores, un espacio con poca iluminación era la misma oscuridad que una persona ve cuando no tiene luz. Suelo ubicarme en un lugar donde hay un faro de luz sobre la misma, de caso contrario no podría leer.

Cuando no queda ningún estudiante a la vista, se levanta de su asiento con el libro debajo de su brazo para acercarse a mi lugar, pero abre los ojos y se dirige hacia la bibliotecaria a devolvérselo. Me muerdo los labios para no reírme, es más tímido que yo.

Supe que es un chico popular y estar con una chica como yo que soy una desconocida, lo humillarían delante de toda la escuela.

Cuando las clases llegan su fin, espero a Caroline y caminamos hacia casa. Él nos sigue detrás, al ser la misma dirección su casa, seguía su camino. Así estuvo los primeros dos meses.

Ya se ha hecho costumbre verlo en la biblioteca y que no esté con sus amigos, como suele hacer cualquier chico. Yo lo tomé como un ángel guardián, mi ángel guardián.

Un día como cualquier otro, en lo que mis amigos no concuerdan los horarios de descanso, voy a mi refugio de siempre. Pero él ya se encuentra ahí, no es su lugar alejado de todos, sino en el mío. Se ve muy lindo con su camisa lisa, sweater rayado y sus oscuros jeans. Su cabello en punta bien hecho.

Está leyendo un libro al que no llego a identificar. Me acerco hasta allí, preguntándome porqué está sentado en mi asiento. Se ve tan concentrado, que no ha notado mi presencia.

- Ho... Hola- le digo. Levanta la cabeza y me mira.

- Hola.- me contesta con una sonrisa al reconocerme- Quería saber que tan especial es este lugar, la verdad que es muy iluminado.- mira serio- Bajo esta luz, parece que vinieras de otro planeta. Eres más que celestial.

Nuestras miradas quedan clavadas uno en el otro. Por un momento pienso en no creer en lo que dijo, pero sus ojos oscuros se muestran sinceros. Mi corazón late más de lo normal y mi pulso se acelera cada vez más rápido, no sé porqué y termino desviando los míos a un punto perdido.

- Me llamo William. Soy un curso superior que tú.- rompe el silencio para nada incómodo. Siento que no ha desviado su mirada de mí.

- Si, lo sé.- le contesto con una sonrisa.- Soy Melissa. Hasta que por fin nos conocemos.- dejo de sonreír y nuestra mirada otra vez se fijan.

- Te dejo el asiento libre, yo voy al...- dijo levantándose del asiento.

- Quédate, no me molesta.- no lo dejo terminar lo que está diciendo, negando con la cabeza- En serio, no hay problema.

Me sonríe mostrándome sus dientes claros. Su sonrisa es única, mi respiración queda atrapada en mis pulmones con tan solo mirarlo.

Me ubico al otro lado, quedando frente a frente y me acomodo. Saco mis libros y mis cuadernillos para adelantar un poco los trabajos. No quiero hacer todo en casa, sino ¿Qué tiempo de descanso voy a tener?

Empiezo con lo más complicado: historia. Si, lo odié, lo odio y lo odiaré toda mi vida. "Los historiadores han de tener el mismo cerebro que Einstein". Busco el cuestionario en el cuadernillo y leo mientras resumo y contesto las preguntas.

Inconscientemente miro a William y él no deja de observarme. Noto que me ruborizo y se acelera de nuevo mi corazón, todavía preguntándome porqué. Se ríe por lo bajo.

- No te pongas así, aunque ruborizada eres aún más hermosa.- sonríe y mira hacia otro lado.

Ensancho los ojos y me ruborizo más de lo que estoy. Él dirige su mirada de vuelta a mí y se muerde sus labios para no reírse.



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Editado: 09.04.2018

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