Quedan solo un par de días para dar uno de los pasos más importantes de mi vida, ser contador público. Seguiré el camino de mi padre y espero no ser la única de la familia, aunque sé que Benjamin quiere seguir ese camino.
El día que se reciba estaré muy orgullosa de él. Recién sabré de que es de eso dependerá su vida, pero falta mucho para llegar a ese momento...
Mis sueños se harán realidad junto con mis amigos, William al que pensé que no lo vería y mi familia que es incondicional. Ahora se unirán mis tres primos por parte de mi padre, que vendrán de Denver a visitarnos y para la entrega de mi título.
Soy la tercera en recibirme en la universidad, ya que uno de ellos terminó sus estudios hace unas semanas, pero no pudimos concurrir por nuestros estudios. Mi madre tuvo la idea de una cena de celebración, ya que tampoco pudimos asistir a su fiesta.
Los tres que vendrán, dos de ellos son hermanos. Cameron que es el mayor de todos nosotros, tiene 27 años y es arquitecto. Su hermana Summer es siete años menor que él, estudia el segundo año de Administración de Empresas es de la edad de Caroline y prácticamente se criaron juntas. Mientras que el restante se llama Josh, el recién recibido de la misma carrera que la mía... Se puede decir que en nuestras venas corren números y no sangre.
Me encuentro en la habitación de invitados con Caroline, limpiando y ordenando, ubicando las camas en los extremos, para acoger a mis primos varones y Summer estará en nuestra habitación como lo hacíamos cuando éramos niñas. Utilizamos plumero, escoba, pala... Todo tipo de artículos de limpieza y ambientar el clima varonil.
Y al estar tan ocupada, todavía no he tenido tiempo de comprarme un vestido para la ceremonia. Nunca me ha gustado usar uno, pero Caroline dice que es una ocasión muy especial y que nada para un pantalón de vestir.
Al principio me opuse rotundamente, pero ella pasó molestándome dos días y me rendí. La única condición fue que ella me acompañara a escogerlo, dándome la idea de invitar a Jaqueline. Ella siempre está disponible cuando la necesito, era más que seguro que la invitaría por más que no me dijera mi hermana.
Y nos ubicábamos en el centro comercial buscando el vestido perfecto. Jaqueline me lleva de un lado a otro y Caroline imaginaba el estilo me quedaría bien. Lo bueno es que estoy rodeada de dos chicas que saben mucho de moda. No se que sería de mi vida sin ellas a mi lado.
Llevamos más de dos horas recorriendo tiendas y no encontramos nada. Hasta que mis ojos encuentran un vestido, el diseño es de mi gusto. Nada escotado. Parece formal y elegante. Imagino que me quedaría por arriba de las rodillas; excepto por eso y por lo ajustado que se ve, me parece perfecto.
Miro a mi lado, solo para saber que mi hermana y mi amiga ya no están conmigo. Tampoco tengo pensado buscarlas, siempre termino perdiendo de vista el lugar en el que veo algo que me gusta. Así que saco mi celular del bolsillo, buscando el número de Caroline para llamarla. En el tercer tono me contesta.
- Melissa... ¿Dónde te has metido?- me grita.
- ¡Hey!- le contesto de igual manera- ¡Aquí la mayor soy yo! ¿Entendido?- se ríe.
Por momentos pienso si en verdad soy yo la hermana mayor o lo es ella... Es la que nos cuida a Benjamin y a mí. Ese trabajo tendría que ser el mío, pero es lo que nos toca.
- Muy claro.
- Entonces dile a Jaqueline que retrocedan... Creo que ya lo encontré.- oigo gritos de otro lado de la línea, puso el teléfono el altavoz.
- Ya vamos para allá.- esa es la voz de Jaqueline- No te muevas de ahí, sabemos lo que pasará si no encuentras el lugar.
- No me moveré de aquí, solo les pido que se apuren.- dicho eso, corto la llamada.
Cuando no encuentro un lugar al que quería entrar, primero empiezo a perder la paciencia, segundo digo groserías sin sentido y tercero siento que se me sube la sangre por la cabeza a causa de la frustración, perdiéndome en mis pensamientos. Hasta que alguien me tiene que dar una cachetada para volver a la realidad. Parece raro, pero siempre me pasa.
Después de cinco minutos, llego a distinguir a lo lejos el brillante cabello de Caroline. Me preguntan como es que la puedo identificar... El color de su cabello es un rubio muy claro y nunca he visto algo igual a ella. Al pasar los años me acostumbré a diferenciarla entre la gente, cuando era traviesa, se perdía en los lugares donde la llevaba. Y ahora entre la multitud la veo junto a otro cabello oscuro. Al verme, vienen a pasos agigantados.
- Bien...- dice Jaqueline agitadamente- Muéstranos el vestido para nuestra cenicienta.
Le señalo el vestido que está frente a nosotras, escuchando suspiro de exclamación y otra que niega con su cabeza. Con Caroline miramos a Jaqueline que sigue negando con la cabeza.
- ¿Por qué no? Es un vestido sencillo y formal...- le digo encogiéndome de hombros.