Este sin dudas es otro de los mejores momentos de mi vida: mi primera cita. Una persona por lo general lo tiene en la adolescencia, cuando te enamoras sin saber si es correspondido o no, y yo diría que somos mayores como para comportarnos como tal. Mi corazón supo elegirlo desde el primer instante, solo que nunca quise admitirlo. Haremos el intento de tratarnos como dos desconocidos, como si eso fuese posible.
Cuando se los dije a mi madre y a mi hermana, saltaron como dos niñas cuando reciben su helado... Si, raro, muy raro. Me dieron consejos de como se debe actuar en este tipo de circunstancia, como temas de conversación y muchas cosas más. Mientras yo les decía que es solo para pasar el tiempo que hemos perdido durante todos estos años. Me encerraron en la habitación para buscar la vestimenta adecuada, como será el arreglo de mi claro cabello, por lo que pensaba que el día no terminaría.
El sonido de mi alarma me despierta y con ello una sonrisa en mi rostro. Desactivo la misma, me levanto de la cama encontrándome con una mirada somnolienta de Caroline.
- Buen día...- me acerco a abrazarla y dejando un beso en su frente.
- Hola Mel... ¿Cómo te trata la mañana?- una sonrisa se asoma de sus labios.
- Creo que lo sabes mejor que yo.- le respondo con un guineo y camino hacia el baño.
Ella quiso ayudarme con los preparativos de la cita, a lo que se debe levantarnos temprano... Pienso que tiene algo que ver con la sorpresa de William. De verdad me tiene intrigada lo que tiene preparado para pasar el rato junto.
Y hoy es el día. Ayer nos pusimos de acuerdo con William que viene a recogerme a las 4 pm, pero el lugar de nuestra cita es sorpresa, y es lo que me tiene muy intrigada. Mi mente solo está en él... Mi vida depende de él. Por un lado pienso que no debo sujetarme de él, porque en algún momento saldré lastimada. Pero quiero disfrutar del presente, sin saber lo que nos depara el futuro.
Una vez que salgo de baño con la toalla envuelta en mi cuerpo, mi hermana ya no se encuentra en la habitación, pero me dejó la vestimenta para ponerme con una nota encima de ella. Tienes un mensaje de William en tu teléfono con una carita feliz, muy característica de ella cuando deja una nota. Camino hacia donde se encuentra el celular, lo tomo y abro el mensaje.
"Buenos días, princesa. No quise despertarte, ya que te veías muy tranquila durmiendo. Como parte de nuestra cita, pasarás todo el día junto a mí. Te amo." Me río como una tonta al leer el mensaje de nuevo y le contesto: "Buen día, mi príncipe azul. Estoy ansiosa por la cita y las ganas de pasar todo el día a tu lado, me saca una sonrisa de mis labios. Te espero y te amo mucho más..." Lo envío y lo dejo en donde se encontraba.
Doy unos pasos hacia donde se encuentra mi vestimenta, tomándome el tiempo para ponérmela y cuando estoy colocándome la calza jean, doy un respingo cuando mi celular vibra. "De solo pensarlo, me dan ganas de tomarte y no dejarte ir. Que todo el mundo desaparezca, siendo solo nosotros dos en esta tierra y regalarte todo lo que me pidas... Aunque mi corazón ya es tuyo. Te espero."
Frunzo el ceño después de leerlo y eso me dice una cosa: él ya está aquí, cosa que no me sorprende y mucho menos que mi madre le diera desayuno. William me ha transformado en un integrante más de la familia, sin saber que es mi novio y no quiero saber la reacción de ellos cuando se enteren.
Mi madre y mis hermanos no van a oponerse, pero mi padre va a poner el grito en el cielo. Se que no le cae mal, pero como todo padre sobre protector, reaccionará de la manera en la que no quisiera que lo haga. Con el tiempo lo aceptará, cuando sepa que a su lado soy feliz, lo superará.
Bajo las escaleras, se me erizan los vellos y mi corazón se acelera a cada paso. Llego al último escalón y William me mira a los ojos con una sonrisa. Mis hermanos lo miran frunciendo el ceño y él ni siquiera lo nota, dirigiendo sus miradas hacia mí.
- Buenos días...- saludo a los integrantes de mi familia.
Me acerco hacia ellos, dejando un beso en sus mejillas y me ubico en mi asiento. Lo miro a William que me devuelve de igual manera, haciendo que esta conexión sea más profunda, como si viera más allá de mi alma. Todo a nuestro alrededor se desvanezca... Solo nosotros dos viviendo en nuestro mundo.
- Aquí tienes el desayuno, Melissa.- mi madre hace que desvíe mí vista hacia ella y la miro con una sonrisa.
Conversamos hasta que llega el horario de salida de cada uno a distintos destinos. Me acerco al vehículo de William, en la puerta de copiloto, abriéndolo, y sentándome allí, mientras que William se acomoda en el lado del conductor.
Me doy cuenta de que apenas está amaneciendo, las primeras luces del sol iluminan los ventanales de mi casa. Cuando tenía ocho años, me gustaba ver el amanecer a través de ellas, imaginando lo genial que seria verlo como lo ven todos. Luego desayunaba y me preparaba para ir a la escuela. Sonrío ante ese recuerdo que no aparecía por mi mente desde la adolescencia.
Antes de poner en marcha el R8, él pega su pecho al mío y me besa. Explora mi boca, chocando nuestras lenguas y me pierdo en la electricidad que recorre por todo mi cuerpo, pidiéndome más de sí y me separo. Trato de recuperar el aire para mis pulmones, ya que respiro por la boca, pero no puedo resistirme y lo beso de vuelta.