Una vez que sube las escaleras conmigo en sus brazos, se agacha dejándome sobre el suelo, tomándome de la mano y me lleva a su habitación. Tratamos de hacer el menor ruido posible, o al menos es lo que hago y él camina con sus pasos firmes como si estuviéramos solos en el lugar. Y como si me leyera la mente, me sonríe.
- No están aquí, hace un tiempo decidieron cambiar de habitación al otro extremo de la casa.- me arrincona contra la pared sintiendo su erección sobre mi abdomen.
- Me lo haces a propósito, ¿No?- pregunto gimiendo en sus labios, la sangre sube a mi cabeza.
- Me encanta verte sonrojada y que nuestros cuerpos estén unido con el otro, es... Es agradable.- respira en mi cabello- Tu aroma es muy adictivo y la vista es la mejor.
Esa sensación que sentí anteriormente, ahora es una llama que se expande por todo el cuerpo. Levanto la vista mirándolo a los ojos, su color es de lo más oscuro que he visto y su pecho se mueve frenéticamente, que por instinto hago lo mismo.
Estar a su lado es algo único... Y estar frente a él, apegada a su cuerpo es mucho mejor. Pienso en como será fundirnos entre sí, nunca lo he hecho y no me llamaba la atención, hasta ahora. Quiero perderme en él, en todo él... Cosa que siento cuando duerme a mi lado y se que no se alejará de mí, nunca más.
- No sabes cuanto te deseo...- dice a mi oído- He esperado este momento tantos años para estar contigo. Espero que no seas un sueño, porque no quiero despertarme.- y me besa.
Su beso es de necesidad, de desespero... Intenso, muy intenso. Me sorprende su actitud y su fiereza. Trato de concentrarme en contestarle de igual manera, pero no le puedo seguir el ritmo. Separo mis labios de los suyos riéndome.
- Lo siento...- es lo único que le digo tratando de respirar- Es muy frustrante... Yo también te deseo.
- Quiero estar dentro de tí, oír mi nombre de tus labios cada vez que hacemos el amor, experimentar el placer...- me sonríe.
Pienso en lo que ha dicho, él nunca ha estado con otra mujer y eso me satisface de alguna manera. Tampoco lo he hecho, solo lo esperaba a él, ser mujer para un solo hombre.
- ¿Nunca lo has hecho? ¿Aún eres...?- pregunto desconcertada.
- No, y si lo soy.- niega con la cabeza riéndose- Me han intentado convencer, pero yo quiero ser hombre para una sola mujer,- apoya sus manos en mis mejillas sin dejar de mirarme a los ojos- y ella está enfrente de mí.
- Es bueno saber que no fui la única en esperarte.- digo con mi corazón acelerado como nunca lo había sentido.
- Si estas segura de esto, lo podemos hacer.- lo miro con duda, es ahora o nunca me repito una y otra vez.
- ¿Estás seguro de pasar a la siguiente fase? Parecemos los típicos adolescentes...- nos reímos- Si estás seguro de cruzar el limite, lo haremos juntos. Intentemos, todo queda en tus manos.
Me sonríe y con eso me dice que lo quiere hacer. Tomo la iniciativa colgándome de su nuca, rodeando su cintura con mis piernas y lo beso, recompensarlo por lo anterior. Me pega mas contra la pared y la pequeña distancia que nos separa desaparece. Nunca he sentido tanta necesidad de tenerlo conmigo, a mi lado.
El calor que emana de su cuerpo hace que sea una bomba a punto de estallar. Sus labios viajan de los míos a mi cuello haciendo su camino con sus besos hasta mi hombro, que me eriza la piel. Ahora mis manos transcurren a su cabello, tirándolo a medida que todo a nuestro alrededor son llamas que nos rodea.
Su lengua invade mi boca sin piedad, gruñendo cada vez que le tiro del cabello y su erección crece cada vez más en mi entrepierna. Eso me enloquece, siento la adrenalina recorrer por mis venas. Por un momento la distancia entre la pared y William es ínfima, no aguanto más esta sensación en mi interior.
- No sabes las veces que he soñado con este momento... Una fantasía hecha realidad.- dice una vez que une su frente junto a la mía, mientras respiramos de forma acelerada.
- Tenemos toda la vida para aprender...- digo mirándolo a los ojos- No me dejes, no se que sería de mi vida sin tí en ella.
- Nunca pasará, te lo prometo, eres lo más preciado... Yo sin tí soy un muerto en vida.- cierra sus ojos y suspira- Quiero sellar esto con lo más sagrado y jamás separarnos, estaré contigo hasta el fin de mis días.
Le respondo con un abrazo, con lágrimas de felicidad en mis ojos. Al mirarme sonríe, besando las mismas que caen por mis mejillas y pasa su dedo pulgar retirándolos de allí. Sin desviar sus ojos de los míos, me lleva hacia su habitación, dejándome sobre su espaciosa cama como si fuera una frágil muñeca. Cierra la puerta con pestillo, se acerca a mí y me besa de forma cariñosa, demostrando su amor.
- Debo decirte que para no hacerlo mal, me informe sobre todo.- dice ruborizándose.
- Ninguno de los dos nos podremos quejar, ambos somos inexpertos y apenas sabremos que hacer.- le sonrío pasando un dedo sobre sus labios hinchados- Supimos esperarnos, tomarnos el tiempo suficiente para darnos cuenta que no vivimos uno sin el otro...
- Todos estos años fueron una interminable tortura. Dormir sin tí a mi lado y conformarme con una prenda que nos unía, fue de lo más duro que he tenido que vivir.-mira un punto perdido sonriente- Pero todo valió la pena, tú has decidido mi futuro y estoy donde siempre quise estar.