Una vez que se retiraron las personas del lugar, William nos guía hacia los asientos de la sala de conferencias. Nos ubicamos allá para hablar de como vamos a pasar el tiempo hasta que empiece con la adaptación y los entrenamientos en el equipo. De la nada una voz de hombre, cabe decir que muy familiar, interrumpe nuestra conversación.
- ¡Hola!- nos hace saltar de los asientos- Así que es verdad que ustedes son novios...
Damos media vuelta para ver a un sonriente Nick. Me sorprende verlo por aquí, ya podría haber estado con nosotros.
- Nick... Tanto tiempo sin verte.- dice William, ya que era el único que sabía antes de formalizar. Me levanto del asiento, acercándome a él para abrazarlo o más bien colgarme de su cuello.
- Ya sabes, aprovecho el poco tiempo que me queda de libertad.- se encoge de hombros.
- Pero puedes salir los fines de semanas, tampoco va a ser el fin del mundo.- me río al ver su cara triste.
- Que aproveche su libertad, alguna caza por la noche no le vendría nada mal.- William se acerca, saludando con un abrazo y me rodea mis hombros con sus brazos.
- Gracias amigo,- levanta las cejas en mi dirección- él si me entiende, seguro has pasado por lo mismo.
- En realidad yo tenía las mujeres a mis pies,- lo miro anonadada y me sonríe- pero mi corazón solo quiso a una mujer hasta el día de hoy.- me besa la frente.
- Que romántico...- Nick pone los ojos en blanco- No se pongan muy acaramelados, porque terminaremos mal.- con William nos reímos.
- Me parece que el inmaduro no quiere madurar.- David golpea el hombro a Nick y éste se lo devuelve.
- Creo que ya tendríamos que irnos.- dice William y con su brazo me pega más a él- ¿Ustedes vinieron en vuelo de línea o en vehículo?- pregunto mientras salimos de la sala.
- Avión.- contestan al mismo tiempo.
- Podemos ir todos juntos en el mío.- insiste y me miran.
- ¿Viajaste en avión?- me pregunta David abriendo los ojos asustado.
- ¿Cómo es que viajaste en avión?- Jaqueline está enojada- Le temes a la altura... Como pudiste...
- Estuve a su lado todo el tiempo.- la voz exasperada de Will nos sorprende- Ahora si quieren volver a Seattle, tendríamos que irnos.
Estamos en la puerta de salida que lleva al estacionamiento, cuando David abre la misma y lo primero que vemos son flashes, cerrandolo al instante. No tenemos otra salida, hasta que oigo unos pasos que se acercan hacia nosotros. Mirando a esa dirección aparecen seis hombres de trajes elegantes y gran estatura.
Salen a enfrentar a los periodistas, abriendo paso para que circulemos hasta el coche. Mientras caminamos hacia el vehículo, nos hacen preguntas sin sentido y me ponía nerviosa al preguntarme cosas muy personales sobre William. Miro al guardaespaldas que está a mi lado y me niega con la cabeza guiándome a destino.
Una vez que llegamos, nos subimos al vehículo, donde ya se encuentra Gerard; Nick en el lado del copiloto y nosotros en los asientos traseros. Al ser de baja estatura, me senté en el regazo de Will, rodeando mis brazos en su cuello y los de él en mi cintura. En el trayecto hasta el aeropuerto, planeamos como pasar el tiempo hasta el siguiente mes, antes que empiecen con los trabajos y estudios.
Llegamos al aeropuerto, allí nos espera Richard con una sonrisa, presentándose a los demás, se sorprende al ver a David y Jaqueline, seguro el profesor también ha hablado de ellos. Y los chicos se sorprendieron al ver el increíble parecido del hombre al profesor, incluso pensaron que era él y les dije que es su hermano.
Nos despedimos de Gerard prometiendo que en unos días se aparecería por Seattle. Caminamos hacia el avión, escuchando wow seguido de risas.
- No quiero preguntas... He recibido demasiadas en un día.- se ríen y subimos al mismo.
Es la segunda vez que estoy aquí y ya me es tan familiar, trato de no pensar que en unos minutos volaremos de vuelta. Richard anuncia que en cinco minutos despegaremos, pidiendo que todos se acomoden en los asientos.
- Chicos, nosotros ya volvemos.- ellos asienten sonrientes y siguen con sus conversaciones.
William me lleva a una pequeña habitación de paredes oscuras y algo escalofriante. Entramos allí, el lugar es perfectamente para dos personas y cierra la puerta. Llevas sus manos a mi cadera, elevándome hacia una camilla...
- ¿Por qué tienes una camilla?- le pregunto riéndome.
- Para cumplir con lo prometido.- me sonríe sacando del bolsillo de su pantalón de vestir un paquete de condón.
- ¿Aquí y ahora? ¿Es en serio?- mi corazón late frenético contra mi pecho.
- Por qué no... Siempre vamos a tener una primera vez para todo y lo quiero aprender contigo.- besa mi cuello dejando su camino de besos hasta mi hombro- Sé que tú quieres lo mismo...- dejo el lugar libre para quehaga lo que quiera, cierro los ojos y gimo en respuesta.