Ya nos encontramos en Seattle, después de una semana que prácticamente las pasamos entre hoteles y entrenamientos. Por mi lado, he salido a conocer las ciudades de Minnesota y San Antonio... Son ciudades algo diferente a las que estoy acostumbrada, como lo son Seattle y Portland. Esta noche del día jueves es fría, mañana tengo que despertarme temprano y trabajar en la ultima ciudad mencionada. Esta vez tengo que viajar sola, ya que le dieron el día libre al equipo, incluyendo a William. En el poco tiempo que he convivido con ellos, nos hemos llevado excelente, aunque me sigue intimidando sus estaturas, al lado de ellos soy una enana de jardín, igual que William.
El despertador suena en la mesita de luz a mi lado, por lo que pienso entre apagarlo y levantarme o tirarlo contra la pared y seguir durmiendo... Voy por la primera opción para no dañar mi celular. Estoy rodeada por los brazos de Will, mi cuerpo está en llamas sofocada del calor que emana a pesar que el frío aun invade el lugar. Como puedo intento liberar un brazo para hacer desaparecer el sonido tan molesto. Llevándome un buen tiempo separarme de él y, aún peor, me levantado de la cama, siento que el frío invade mi cuerpo... Desearía que fuera mi abrigo y no me quejaría por esto.
Me acerco a su lado de la cama, poniéndome en cuclillas y busco su frente para besarle. Una vez que lo encuentro, acaricio su mejilla buscando con mi pulgar sus labios y también lo beso.
- Rodeada en tus brazos, es mi lugar en el mundo. Solo espero que entiendas que estoy en medio de una encrucijada entre decirte la verdad o no.- le susurro mientras las lágrimas caen por mis mejillas- Solo espero que sepas perdonarme, pero el miedo y la cobardía me han ganado siempre.- sigo hablando entre sollozos- Aprovecharé a estar a tu lado en este poco tiempo que estemos juntos, porque se que después de que te lo cuente, por lo que te he ocultado más de diez años, me pedirás tiempo o no me querrás más en tu vida.- me pongo de pies, me mareo por lo me sostengo del placard que se encuentra detrás. Respiro para que mi pulso vuelva a la normalidad.
Creo que ya es el momento de decírselo, sacaré las fuerzas de donde no las tengo y enfrentarme a las consecuencias que me traerá todo esto. Encontraré el momento adecuado para contárselo, pero fuera de su casa. No quiero que me miren con lástima y William me reproche delante de sus padres, por el tiempo que se lo he ocultado.
Mi madre siempre me dice que una pareja se basa en la confianza mutua... Así que correré mi mayor riesgo: perder a William. Las palabras de ella están en mi mente desde que me despierto hasta que me duermo. Quiero que mi conciencia esté tranquila, que William sabrá mi problema de visión.
Tomo mi vestimenta para el día de hoy, cosa que no sé como vestiré y algunas de mis pertenecías a preparar para llevarlo a casa. Hablaré con mis padres, de que le diré la verdad a William, también me preparen la habitación de invitados y me alojaré allí a ahogar mis penas en lágrimas. Será como volver al pasado, pero por diferentes motivos... Antes estaba sumergida en un sentimiento que desconocía, sumergida en la soledad y ahora que lo recupero, lo voy a perder por guardar un secreto y por no hablar cuando en realidad era necesario.
Camino hacia el baño cerrando la puerta detrás de mí y enciendo la luz dejando la vestimenta a un costado del eslavo. Teniendo mi celular en mano, le envío un mensaje a Benjamin que me venga a buscar, le dejaré una nota a William y desayunaré en la casa de mis padres. Suspiro un par de veces... La idea de que William se aleje de mí hace que mi corazón lata a más no poder, como si quiera salirse de mi pecho. Sacudo mi cabeza, quitando ese pensamiento de mi mente y en dos pasos estoy en la ducha. Abro el grifo para que caiga el agua fría por mi cuerpo y la tensión se vaya con ellas.
Ya vestida con mis pertenencias a mano junto a una linterna, salgo de la habitación sin hacer ruido y tratar de no despertar a nadie de la familia. Le he dejado una nota a William avisándole que me iba a la casa de mis padres y de allí me encontraría con Richard para llevarme a Portland.
Bajo la escalera sin tropezarme... Más de una vez me he lastimado por subir o bajar de ella, amaneciendo con moretones en brazos y piernas. En medio del camino vibra mi celular, suponiendo que es un mensaje de Benjamin por lo que intento bajar más rápido, pero en realidad me está llamando. Lo saco de mi pequeña cartera y toco la pantalla para atenderlo.
- En un rato estoy en la puerta.- es lo único que le digo y corto.
Camino los últimos cuatro escalones chocando contra algo duro, casi cayéndome pero me sostienen por los hombros que me lo impide. Veo una gran sombra delante de mí, debe ser el padre de William.
- Melissa, ¿Qué haces despierta tan temprano?- pregunta y las luces se encienden.
- Buen día, señor Jones. En realidad hoy tengo que trabajar en Portland y no quise despertar a William en su día libre...- frunzo el ceño mirando la puerta.
- ¿Irás sola hasta el aeropuerto?- posa sus manos en su cadera.