Yo Sin Ti... ©

Capitulo 36

De a poco intento abrir los ojos sintiendo el calor que invade mi cuerpo, sintiendo el peso al que tanto he extrañado en estos tres días. Su cuerpo está encima de mí. Miro extrañada que a mi lado posa un reloj digital, son las 7 am. Uno de sus brazos me rodea la cintura y el otro mis senos, sintiéndome un poco incómoda... Demasiado incómoda para mí gusto. No es que no me haya visto desnuda o dormido de igual manera, pero aún sigo sin acostumbrarme. Parezco una niña que tiene vergüenza de todo lo que hace. Tampoco aparento ser una mujer santa y libre de pecado, pero toma confianza de poseerme, cuando en realidad ya era suya desde que nuestras vidas se han entrelazaron.

 

Me suelto de su abrazo y me dirijo al baño. Pienso en darme una ducha antes de desayunar, pero ahora que lo pienso, he llevado todas mis cosas a la casa de mis padres... Debí suponer que en algún momento me tocaría dormir fuera. Hago mis necesidades con la idea de irme, tomarme la tan ansiada ducha para luego volver. Tengo que traer algo de ropa antes de volver, pero no quiero irme y dejarlo solo.

 

Cuando éramos adolescentes, mientras lo cuidaba de sus lesiones, dormíamos en diferentes habitaciones por las noches, literalmente... Y a la vista de sus padres. Ya que al dormir ellos, me escondía en la habitación de William y me acostaba rodeada de sus brazos.

 

Salgo del baño y me cruzo con sus penetrantes ojos, por lo que mi cuerpo reacciona de manera instantánea recorriendo esa tan familiar electricidad. Me debato entre acercarme o darle su espacio, optando por la segunda opción. Le digo que volveré a mi casa a buscar mis cosas, prometiendo que regresaría a pasar el día cuidando de él. Solo asiente sin decir nada, haciendo que mis ánimos estén por el piso; me retiro de la habitación.

 

Quiero que este momento sea un mal sueño, de esos tipos de pesadillas en las que no puedes despertarte. Sé que estuve mal en ocultarlo... Fue por miedo, no quería que me viera con lástima y mucho menos perder su amistad de la que tanto me he aferrado.

 

Después de caminar veinte minutos, llego a mi casa. Ver el amanecer es una de las cosas maravillosas de las que puedes presenciar, me distrae un poco de la realidad y de mis problemas. Tomo la llave de mi bolsillo, abro la puerta oyendo voces que provienen de la cocina. Sin hacer ruido, la cierro y camino en puntas de pies para que nadie me escuche. Están mis padres, mis hermanos, mis primos y Nick que me da la espalda hablando mientras desayunan. Llevo todo el peso de mi cuerpo hacia el hombro derecho y apoyo ésta en el marco de la entrada de la misma.

 

Mis ojos se dirigen a mi amigo que mueve sus hombros ante mi mirada... Cuando se lo pregunté, no me ha querido contestar. Y ahí está, moviendo sus hombros como si se estremeciera. Gira su cabeza frunciendo el ceño, que ahora es reemplazada por su gran sonrisa. Summer se gira y me acerco hasta ellos.

 

- Buenos días familia.- saludo a todos y tomo asiento al lado de Benjamin.

 

- Has llegado temprano...- dice mi madre con una sonrisa- Pensé que no vendrías hasta el mediodía.- deja en mis manos la taza con el desayuno de las mañanas.

 

- Vine a buscar ropa, ayer con los nervios me he olvidado de llevar algo de mis pertenencias.- me encojo de hombros- También a visitar mi familia antes de empezar mi trabajo de enfermera.

 

- Puedes tomarte los días que quieras hija,- dice mi padre pasando su brazo por mis hombros- pero debes hablar en Portland por tus inasistencias.- me acerco a él y me besa la frente.

 

- Lo sé, debo hablar con William sobre eso.- tomo una tostada- Me ha dicho que ha puesto condiciones antes de firmar su contrato, y no tengo idea en que consiste.

 

Pasado diez minutos, me levanto y rodeo mi mano al brazo de Nick, con la idea de guiarlo a mi habitación. La verdad es que me asusta como nota mi presencia sin mirarme. Hoy, después de cinco años, como sea posible le sacaré ese secreto del que nunca me ha querido revelarme. Hasta que no lo diga, no lo soltaré.

 

- Esta vez no te escaparás de la pregunta que te lo he hecho desde que nos conocimos... ¿Cómo puedes notar mi presencia?- mis manos están sobre sus hombros- Estoy a tu espalda, no puedes verme...

 

- Es algo complicado,- me interrumpe poniendo los ojos en blanco- no se como explicártelo.- suspira y se sienta en una de las camas.

 

- Tengo todo el día...- levanto una ceja en su dirección.

 

- Siéntate.- me señala la otra cama y lo hago- Sé que te parecerá tan raro como ilógico, pero seguro te has dado cuenta el motivo por la que me he acercado a tí.- asiento y sonrío al recordarlo, no se acerco por amistad- Lo que no sabes es el porqué lo he hecho.- frunce sus labios.

 

- ¿Hay un motivo? ¿Esta amistad que tenemos ha sido por un motivo?- susurro más para mí que para él.

 

- Si y lo siento. Pero lo tienes que saber o no estaré con la conciencia tranquila.- asiento a que prosiga- Cuando cumplí diecisiete años, en mis sueños empezó a aparecer una chica rubia que me pedía que la salvara.



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Editado: 09.04.2018

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