Soy Pedro, soy hijo único o al menos eso creo, quizás tenga algún par de hermanastros que no reconocería porque mi padre está ausente y mi madre me abandonó, cada uno está en la suya armando distintas familias.
Tengo una obsesión por los humanos, me encantan, casi que estoy enamorado, una versión que muy pocos conocen de mi, quizás porque nadie me prestó suficiente atención. Soy pequeño y mi pelo es lacio, rubio, mis ojos son color miel y ya recorrí alrededor de cinco kilómetros para encontrar algo que comer, me topé con personas que tocaban mi cabeza, me tiraban migas de pan, restos de comida y uno me tiró un hueso, otros me dieron agua con veneno que pude evitar y al final del día bajo la fuente de la ciudad me acosté, agotado. Yo era diferente a los demás y estaba dispuesto a demostrar mis habilidades y mi irrazonable forma de amar.
Al otro día amanecí muerto de frío, habían grados bajo cero y pocos humanos que me tiren algo, me encontré con uno unas cuadras atrás, tenía un gran gorro de lana verde, una bufanda y como tres camperas, me miró, lo miré y después siguió su camino, pero pude ver que se giraba para observarme, como si no pudiera creer que yo estuviera solo. Vino corriendo hasta mi y se inclinó, me hizo preguntas acerca de mis padres, luego pregunto a las personas que estaban allí y le dijeron que soy de la calle. Yo solo movía mi cola feliz.
Me llevó a su casa luego de comprarme alimento, me bañó y después me prestó su gran sillón cerca de la chimenea para que pudiera dormir, le soreí. Al otro día, salimos a caminar por la abarrotada cuadra de la ciudad, me compró un collar lujoso con mi nombre y dirección y luego visitamos lo que parecía un doctor. Me pincharon una y otra vez, eran supuestas vacunas que me harían sentir mejor. Hacemos todo juntos desde ese día, vamos de compras, al parque, jugamos largas horas, me cuida cuando estoy enfermo y me mima, lo mismo que haría yo por él.
Ahora casi tengo siete años, Pablo es el humano que siempre quise, ojalá las personas fueran como él y aquí estoy esperando que despierte de su siesta, lleva durmiendo dos meses... por el momento me cuida su hermana pero con él eramos compañeros, es mi amigo, él me miraba y me decía cosas casi inexplicables y poco entendibles, pero yo era peor con mis ladridos, ojalá despiertes pronto Pablo, me están cuidando bien. Hoy me abrazaron llorando y no se que esta pasando, había muchos humanos en casa, hoy es día de ir al parque y me sacaron a pasear, vi a tu hermana llorar otra vez, pero seguro estas bien. De camino a casa no volví a nuestro hogar, ella me llevó a su casa, por favor ven por mi. Te amo humano.