Estoy realmente molesta por la indecisión que manejo, la verdad también me molesta que me presionen, deje de hacer lo que siempre hacía y me metí a la movida de nuevas cosas. Por cierto yo soy Mariana, algunos amigos (los cercanos) me dicen Mari, mis padres por alguna extraña razón me dicen Marie y los demás son decorado.
La cuestión es que deje de buscar amor, amor del que a la mañana desaparece, lo detesto, comprendí que no soy para estar en una relación porque no puedo entregarme fácilmente a la otra persona, escondo mucho de mí, me duele ver que mis parejas encontrarán alguien mejor, no es que les deseo lo peor, al contrario, siento alegría a la vez porque encontraron una persona que no los va a cambiar, que no les va a complicar la existencia, no tanto como yo.
Siento a la vez una marea de infelicidad, siento que no voy a encontrar a una persona de carne y hueso que me complazca, que me haga sentir cosas que nunca sentí y que me haga pensar solo en él o ella, que me haga feliz, que me haga sentir como una tonta, que me vea de la forma más profunda, que sea feliz y que vivamos una vida al compás, productiva. Pero temo aún, que estar con alguien y que me haga sentir eso sea efímero, no confío en mi, en mis sentimientos, en lo perfecto y engañoso que es mi cerebro, mi corazón y mi intensidad.
Hoy soy Mariana, una chica que busca intensidad y quizás si tiene buena suerte encuentra a su amor, pero eso ya sería demasiado, tal vez esa satisfacción no me las den las personas, quizás las cosas materiales e inexplicables me atraigan de la extraña forma que quiero las cosas, como el buen libro y la música en cassette que escucho mientras veo que anochece.