Yo soy Alejandro, actualmente tengo 25 años y vivo en España, lamentablemente me tocó ser hijo único y la pérdida de mi madre fue devastadora. Recuerdo que ella era una gran coleccionista, le encantaban los cofres, los colores, las texturas y las formas, una vez le pregunté porque le gustaban tanto y su respuesta me sorprendió, me hizo volver años atrás, cuando yo era fanático de los muñecos que movían la cabeza, tenía perros, gatos, tortugas, caballos, incluso tenía un jugador de baloncesto muy conocido, siempre me los compraba y en lo personal me agradan porque estaban a la moda y porque dentro de todo mi cabeza se despejaba, me relajaba mucho.
Ella me dijo algo que jamás voy a olvidar, me repitió dos veces la misma frase porque en sus últimas se olvidaba de lo que me decía, "Yo te compraba esas ridículas cabezas porque veía lo especiales que eran para ti, jamás dudé un segundo en cambiar eso, al contrario tienes una repisa de ellas. Tu padre me consentía de la misma forma, compraba estos bellos cofres porque sabía que me tranquilizaba, era reconfortante saber que un pequeño objeto contenga más valor que cualquier cosa en la vida. Alejandro, si aprendes a vivir dándole un sentido a cada cosa que compres tal vez vivas con ella o dependerás y no sé que es peor, si vivir con una carga más bien emocional o pasar un minuto de tu vida sin ello. Aprende a lidiar sin nadie, no me malinterpretes, no te apegues demasiado da lo que recibes, ¿Acaso no ves como estoy? todo aquí es un cofre, todo aquí tiene valor, porque yo cometí el error de dárselo, no lo hagas tú."
Cuánta razón tenía mi madre, ahora guardo las cabezas hasta en los bolsillos, creo que es suerte o al final terminé como ella aprendiendo a vivir apegándome a las cosas. Siento que te he defraudado madre, pero aquí estoy, entero o a pedazos llegué a la vida que planeaba y espero ser el hombre que querías que fuera. Un abrazo al cielo y yo te digo que no está mal aferrarse a las cosas, a los lugares, a las personas. Ojalá vivas esa vida reconfortante que deseabas en vida, mientras tanto yo vivo la vida tranquila y un poco con humor y suerte gracias a las cabezas.