Yo soy Susana

Capítulo 7

Eva se sentó en la silla, con la mirada recorrió la estancia, soltó el aire y abrió la portátil, tocaron la puerta y espero para ver quien la visitaba en su primer día de trabajo.

Federico lucia cansado, camino hacia ella y la saludo con una sonrisa amable.

—Por favor, siéntese —Eva rápidamente llevo una mano a su regazo y la volvió un puño, sintió preocupación por su padre, las grandes ojeras que cargaba, sabía que para sus padres no era fácil, la perdida de Susana, sólo esperaba cumplir rápidamente su venganza y les confesaria la verdad, que estaba viva, sabía que perdería a sus padres, pero ellos sabrían el motivo de por qué mintió.

—Cualquier cosa que necesites, no dudes en pedirlo, yo te puedo ayudar con gusto. Se te enseñará como funciona la base de datos del Grupo Santiago, aprenderás rápido a usarlo, veo que eres una muchacha muy inteligente.

Eva sonrió.

—Gracias Don Federico —se recostó en el respaldo de su silla —Rodrigo será mi asistente —su padre no dijo nada, solo asintio con la cabeza —Cualquier cosa que usted necesite puede escribirme directamente —tomo una nota y garabateo su número, abrió más los ojos horrorizada por qué había garabateado el número que uso siempre, rompió la nota y escribió el nuevo número, el de Eva Pandora.

—Muchas gracias Eva —él tomó la nota y la guardo en su saco —Espero tengas un excelente día —se puso de pie.

—También tomó café a las tres de la tarde —su padre se detuvo y la miró —Puedo pedir los pastelitos que dijo le gustaban a Susana, apreciaría si me puede acompañar.

Federico bajo la mirada por un momento, esa muchacha le recordaba mucho a su Susana, sus facciones eran muy parecidas a las de su hija.

—Por supuesto —pasó una mano por su cabello —Le diré a mi secretaria que llame a la pasteleria para que a las tres ya estén aquí. Nos vemos más tarde —sentia aquel dolor en su pecho que desde que murió su hija no se iba de ahí.

Eva mordió su labio inferior para no gritarle a su padre que era su hija, le dolía verlo sufrir, pero seria por poco tiempo, ella le haría justicia a Susana muy pronto.

—El sábado, se hará la fiesta de bienvenida para ti y Vicenzo.

—Gracias don Federico.

—Llámame Federico.

—No podría, le respeto mucho.

Él sonrió y salió de la oficina, Eva apretó con fuerza su lápiz y odio más a Vicenzo y a su hermana, por culpa de ellos sus padres estaban sufriendo.

****

—¿Ya está aquí? —Sergio asintió y coloco la tasa en la superficie del escritorio.

—Vino temprano, está en la oficina que era de la Señorita Santiago.

—Se ha apoderado de todo lo que era de Susana —dio un sorbo a su café y miro a su asistente —Revisemos mi agenda de hoy.

—Está bien, señor —Sergio se sentó frente a su jefe y abrió su agenda, tomó su lápiz, aclaro su garganta —El sábado es la fiesta de bienvenida que hará el Grupo Santiago a la Señorita Pandora y a usted como parte de la junta Directiva de la empresa.

Vicenzo hizo una mueca de molestia ante la noticia, no estaba de humor para estar en una fiesta, junto a Eva. Por la mañana pidió que a él le sirvieran el desayuno a penas había salido el sol, no quería tomar sus alimentos junto a esa mujer. Por suerte no se la había topado en la casa, desde que se mudo.

La mañana transcurrió con mucha calma, Vicenzo había aprendido a la perfección a usar todo el sistema que usaba el Grupo Santiago, tenía ideas que iba a discutir con el equipo de marketing, la empresa se dedicaba a la publicidad.

—¿Con que equipo va a trabajar? —Vicenzo se recostó en el respaldo de su silla.

—Recopila información de los equipos, tengo entendido que los que manejan las cuentas VIP de la empresa están en el piso ...—la puerta se abre y con molestia ve entrar a Melany, iba ataviada con un vestido corto, tacones altos, el cabello recogido —¿Por qué entras así a mi oficina? —mira a Sergio y él entiende que debe salir.

Melany no responde, se sienta frente a Vicenzo, su mirada lo recorre lentamente, su rostro era perfecto y sus labios... suelta el aire, ese hombre la volvía loca, de todos sus amantes, él era el mejor. Sabía quién era la noche que lo conoció, creció escuchando que su hermana se iba a casar con el hijo del dueño del petróleo, creció sintiendo pena por su hermana, aún cuando era una adolescente se sentía mal por ella, pero cuando se convirtió en mujer se dio cuenta lo que significaba casarse con un magnate del petróleo, ese hombre dormía sobre billones y se sintió furiosa al saber que su hermana sería su esposa. Esa noche que conoció a Vicenzo, se le acercó y para su buena suerte, él quedó prendado de ella, lo sedujo y estuvo en su cama, estaba segura que podía conquistarlo y que él se volviera loco por ella, ya casi estaba en punto de lograrlo, pero todo lo arruino Enricco, llego a visitar a su hijo de sorpresa y ella tuvo que huir sin dar explicaciones, Enricco la conocía y no podía encontrarla en la casa de su hijo, no era el momento, aún Vicenzo no estaba loco por ella.

—¿Cómo es eso que esa trepadora vive contigo? —él frunce el ceño.

—¿Crees que estoy aquí jugando? Entras a mi oficina sin tocar la puerta y vienes a indagar sobre mi vida privada —su mirada era fría, Melany se maldijo así misma por haber actuado precipitadamente, Vicenzo odiaba los celos y ella estaba llena de ellos, sabía que él era un hombre viril, ninguna mujer ignoraria a Vicenzo, caían rendidas a sus pies y eso le molestaba y mucho, volvería loco a su padre, para que la casará con este hombre.—No tienes derecho a cuestionar mi vida, estoy ocupado, retírate.

—Vicenzo ...—susurró —Debemos hablar, puedo ir esta noche a tu casa y...

—No eres bienvenida en mi casa, tú y yo nada tenemos que hablar —se puso de pie y camino hacia la puerta —Última vez que te tomas atribuciones que no te corresponden, la única que pudo reclamar en mi vida, nunca lo hizo y ya no está —salió de la oficina furioso.



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En el texto hay: odio dolor, venganza amor

Editado: 26.12.2022

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