Yo soy Susana

Capítulo 12

Eva sonrió, su mirada estaba puesta en una persona, su hermana.

Melany estaba claramente furiosa al verlos tomados de la mano y sobre todo las preguntas personales de los periodistas, nadie pregunto sobre el Grupo Santiago. Todos se centraron en la combinación del vestido de Eva y la corbata de Vicenzo, giró su rostro hacia su madre.

—Es una gran zorra, va tras papá y ahora con Vicenzo.

Su madre guardo silencio, observó la escena y no podía negar que el comentario de su hija le había calado en lo más profundo, su mirada estaba fija en su esposo, él tenía una gran sonrisa pintada en su rostro y eso le dolió en lo más profundo, ya que era genuina, no solo para la ocasión. Esa sonrisa había desaparecido para ella, para su hogar desde que murió Susana, pero hoy la causante de ese rostro radiante era otra mujer... una más joven.

Vicenzo prefirió no responder ninguna pregunta sobre su vida personal, se sentía molesto en lo más profundo de su corazón, Eva era una tramposa. El regaño de la corbata era más que claro una trampa para su beneficio, no se había detenido a reparar que ambos iban combinados como una pareja, la presentación de ellos como los nuevos miembros del grupo Santiago ante la compañía y los medios, fue tomados de la mano, dando entender que había algo entre ellos.

La miró por un momento, ella sonreía con toda la seguridad del mundo, era una mujer decidida, llena de mucha confianza y seguridad, pero sobre todo alguien que  no le importaba pasar por encima de cualquiera para obtener lo que quería, lo estaba viviendo en carne propia en este momento, no sé imaginaba a que jugaba Eva, pero estaba seguro que tenía un objetivo y él estaba dentro de ese objetivo.

A como pudo se soltó, aunque ya no servía de nada, el daño ya estaba hecho. Desde esta noche serian perseguidos por los medios, el heredero del petróleo, habia aparecido tomado de la mano de su nueva socia, una total desconocida para todos.

Escuchó la última parte de un comentario de alguien a su alrededor que le causó furia.

—...Ni con su futura esposa se le vio de la mano —giró su cabeza para saber quien lo había dicho, pero era una tarea imposible, todos estaban hablando a su alrededor.

Eva posó para una foto y sin pensarlo siquiera se dio la vuelta, la bienvenida al Grupo Santiago se había vuelto un circo.

Llegó a la terraza y encendió un cigarrillo, sentía que iba a explotar de furia, dio una calada y sacó el humo, su mirada estaba fija en las luces de la ciudad.

—Pensé ya no fumaba —su guardaespaldas se detuvo junto a él —¿Todo bien?

Sonrió con burla y miró a su guardaespalda, lo cuidaba desde que tenía quince años, se había encariñado con Loren, ya que lo trataba como a un hijo.

—¿Crees que algo puede estar bien con esa loca? —Loren sonrió.

—Creí que no era de su agrado —Vicenzo se encogió de hombros.

—También lo pensé, quizás es bipolar ¿Estás seguro que no estaba eso en su informe?

Loren asintió.

—No hay antecedentes de locura, a sido una mujer ejemplar —Vicenzo dio otra calada a su cigarrillo.

—¿Novios? —su guardaespalda lo miró con curiosidad —Estoy tratando de entender que rayos fue lo que pasó ahí adentro.

—Ninguno —Vicenzo miró a Loren con el ceño fruncido.

—Es una mujer increíblemente bella ¿cómo es posible que no haya tenido un novio?

Loren se encogió de hombros.

—No solo comparte parecido con su prometida fallecida, sino también en la vida que a llevado. 

Vicenzo aplastó lo que quedada del cigarrillo y encendió otro, esa mujer era un maldito problema en su vida. No sólo se parecía físicamente a Susana, si no que hasta en la vida que había llevado.

Loren suspiró, sintió que alguien había llegado a la terraza, se giró rápidamente para cuidar a su jefe, enarco una ceja al ver a la bella mujer ahí de pie.

—Me retiró —Vicenzo miró hacia atrás y con molestia vio a Melany ahí de pie.

—Quiero privacidad, puedes ir a otra terraza —se giró nuevamente hacia la impresionante vista, escucho sus pasos acercarse y apretó con fuerza la mandíbula.

—Debemos hablar.

—Que yo sepa no tenemos negocios en común para hablar.

—Sobre nosotros —él dio una calada más profunda a su cigarrillo.

—No hay un nosotros.

—Claro que lo hay, no olvides el acuerdo que existe entre las dos familias, desde que papá salvo la vida de Enricco.

La mirada de Vicenzo relampagueo de furia.

—El acuerdo ya no existe, la primogénita de Federico ya no está, al morir ella, el acuerdo también lo hizo.

Melany miró a Vicenzo y no pudo evitar desear sentir de nuevo sus besos.

—Al no estar Susana, me converti en la única hija de Federico, soy la primera y la última.

Él desvió la mirada hacia la ciudad, temía que un día ella o Federico insistieran con su padre en cumplir su promesa. Su padre era un hombre de honor, había dado su palabra cuando salvaron su vida y al parecer Melany estaba decidida en convertirse en su esposa.

Un día se sintió atraído hacia ella, esa noche que la conoció, después que supo quien era supo la razón de porque ella le atrajo, su cierto parecido a ella... a Susana, solo que más atrevida, sin timidez alguna, alguien que no bajaba la mirada cuando él la miraba.

—Nunca me casaré contigo —murmuró.

—¡¿Es por esa zorra?! —él frunció el ceño ante el ataque de Melany —¡No sólo está detrás de papá, también está detrás de ti! 

Vicenzo miró con atención a Melany ¿estaba loca?

—¿De qué rayos hablas? 

—¿No lo has notado? Mi padre está embelesado por esa maldita trepadora, no se que hizo para convencer a Susana de que la convirtiera en su heredera y ahora va contigo. Mamá está destruida, a mi padre no le importa que ella está aquí en la misma fiesta y no le quita las manos de encima a esa maldita zorra. ¿También serás parte de su juego?

Vicenzo aplastó con su zapato casi la mitad del cigarrillo.

—Pienso que estas loca, no puedes levantarle un falso a tu padre.



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En el texto hay: odio dolor, venganza amor

Editado: 26.12.2022

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