Yo soy Susana

Capítulo 17

—¿Viajar? —Rodrigo soltó el aire pasando una mano por su cabello, apretó con fuerza el móvil —No hemos comprado los boletos, hay que hacer maletas.

—Ya lo hice —fue la respuesta de Eva al otro lado de la línea —A las seis de la mañana te veo en el aeropuerto —apartó el aparato de su oreja cuando se hizo el silencio.

Miró la copa que se había servido y rápidamente la llevó a su boca, de un trago bebió todo el contenido, realmente extrañaba a la mujer que una vez existió, Susana era una persona considerada, jamás lo hubiera llamado pasada las diez de la noche para decirle que al día siguiente viajarian, tomó el dardo que descansaba en la mesita de noche y lo tiró con furia al rostro de Susana, o mejor dicho Eva Pandora, habia puesto la octava foto en la pared las otras habían sido destruidos por marcadores permanente, dardos.

Tomó el móvil y marcó el número de Sarah había hecho planes con ella, ni siquiera le había consultado si podía viajar, sólo se lo había ordenado como su jefa que era.

Al otro lado de la línea escucho a una adormilada Sarah, se sintió mal por ella, sabía que no la estaba pasando bien con el hombre que la estaba usando, ahora habia descubierto que se había comprometido con su hermana mayor, un golpe duro para ella.

Ella guardo silencio por un momento, luego que él le explicó que iba a viajar.

—... si no fuera un viaje de trabajo, te pediría que me acompañaras.

—Puedo alcanzarte mañana por la noche en París, trabajaras sólo en el día, la noche podemos divertirnos —ella quería escapar de su tristeza, lo sabía.

—Te espero mañana en París —escuchó su grito de alegría a través de la línea —Te paso los datos del hotel donde nos quedaremos, déjame advertirte que mi jefa es un poco complicada.

Siguieron hablando hasta casi las doce de la noche, ambos se sentían bien, Sarah había encontrado un refugio que al mismo tiempo era un escudo para que el hombre que amaba no le hiciera más daño y Rodrigo estando con Sarah olvidaba a Eva Pandora, ya que la dulzura de Sarah, su buen trato, la amabilidad que mostraba con su prójimo le recordaba a Susana.

*****

Escuchó los golpes en la puerta, sabía que era Vicenzo, no habló se envolvió más con la cobija, necesitaba irse, alejarse de él, el muro que había levantado, Vicenzo lo estaba socavando, no podía permitirlo, tenía un propósito y lo iba a cumplir.

*****

—Así que tienes novia —Enricco sonrió.

—Si —cerró el periódico donde aparecía él dándole un beso a Eva Pandora en el restaurante campestre.

—No te veo muy feliz —Vicenzo desvió la vista hacia la fuente que estaba en el centro del restaurante —¿Vin?

Sonrió a su padre.

—Claro que lo estoy —extendió la servilleta de tela y la colocó en sus piernas —Sólo que no dejó de pensar que a lo mejor para esta época podríamos estar esperando a nuestro primer hijo, a Susana le encantaban los niños, había decidido que no me opondría a tenerlos cuando ella  lo deseará.

—Honestamente no te entiendo —su padre se llevó un bocado a su boca —La viste crecer desde lejos, sabias todo de ella, pero sin acercarte a ella.

—Estaba enojado, crecí sabiendo que no tenía elección de elegir a la que sería mi novia, mi esposa, la madre de mis hijos, tú lo habías hecho por mí.

Enricco bebió un sorbo de agua y se encogió de hombros.

—No puedes negar que elegí a una muy buena mujer, Susanita creció para ser tu esposa, ella nunca protestó por que desde que estaba en el vientre de su madre ya había sido comprometida.

—¿Crees que no lo sé? —una vena resaltaba en la frente de Vicenzo —Ella no renegó contra su destino, al contrario, lo aceptó con los brazos abiertos, cada día se preparó para ser una buena esposa, madre, mujer, estaba tan ciego que sólo pensaba en mí y no en como ella se sentía.

—Vicenzo —levantó la mirada hacia su padre —Déjala ir

Su padre tomó su mano entre las suyas.

—Cada vez que nos reunimos, nuestro tema de conversación es Susanita, no hablamos de negocios, de ti, ya no sé nada de ti, todo es sobre ella.

—Lo siento papá —apartó su mano —Creo no me he dado cuenta que sólo de Susana te habló.

Su padre sonrió

—Cuéntame de Eva —él miró a su padre y en ese momento se dio cuenta que no sabía casi nada de ella —Vicenzo.

No respondió.

—¿Realmente te interesa Eva o solo estás con ella por su gran parecido con Susanita?

Su padre no esperaba respuesta alguna, llevó la copa de agua a sus labios.

*****

—Una vista impresionante —Rodrigo admiro el paisaje, estaba en la ciudad del amor con la mujer equivocada, Eva apoyo sus brazos en la baranda de hierro que había en el balcón —Necesito elaborar tu agenda, dime por favor los empresarios que veremos en este viaje, me pondré en contacto con sus asistentes para programar las reuniones.

Ella se incorpora, se cruza de brazos y se gira hacia Rodrigo, apoya su cadera en la baranda.

—No veremos a nadie —Rodrigo frunce el ceño.

—No entiendo Eva, me dijiste que era un viaje de negocios.

Ella niega

—Necesitaba alejarme de Vicenzo por unos días —él desvió la mirada hacia el paisaje, ella se veía vulnerable, no debía sentir pesar por esta mujer calculadora, asesina, fría.

—Interesante —murmura molesto —Hoy tenia una cita con la chica que estoy saliendo, no me preguntaste si podía viajar, me ordenaste que lo hiciera.

Ella no se inmutó, su rostro no mostró ninguna emoción.

—Se que viene a París —él la miró molesto —No bajas la voz cuando hablas por teléfono.

Soltó el aire retenido 

—Puedes dedicarle todo el día a tu chica, no te necesitaré.

Rodrigo se sintió mal, ella estaba vulnerable, triste y él estaba recriminandole, después de todo, Sarah viajaría a la ciudad del amor, y estarían juntos.

—Lo siento Eva.

—Puedes retirarte —le dio la espalda.

Él salió de la habitación de Eva, sintiéndose mal por su actuar.



#2469 en Novela romántica
#831 en Chick lit

En el texto hay: odio dolor, venganza amor

Editado: 26.12.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.