Yo Soy Un Lord

Capítulo 2

Se encontraban los tres en el carruaje y Erling estaba en frente de Morgan y de Michelle, mientras planeaba una muerte lenta y dolorosa para Anthony.

—Sé que presentarse en sociedad es la experiencia más terrorífica del mundo—comenzó a decir Morgan—Pero tampoco es para tanto.

—Mira quien lo dice—la reprendió Erling—el día de tú presentación en sociedad te escapaste dos veces y amenazaste con incendiar la casa sino hacíamos lo que decías. Recuerdo que Sebastián y yo te atamos a la cama.

—¡Y para colmo me dejaron esperando en el umbral por más de dos horas!—exclamó Morgan y Michelle siguió observando el paisaje por la ventana.

—¿Lo ves? así se la pasa todo el día—le dijo a su primo y a continuación le dio un codazo—¡Michelle!

—¿Dime?

—¿Qué demonios te pasa?

—Nada—y al decir esto volvió a su ventana.

Él se la quedó mirando un momento. “Es increíble que Michelle se vea mucho más mayor que Morgan” pensó Erling.

Ella no tenía el más mínimo interés en su presentación, pero al menos no había sido ruidosa como Morgan.

Eso le sacó un suspiro. Erling tenía sus propios problemas. Ya tenía  veintiocho años y debía tener un heredero. Se tomaba su responsabilidad muy en serio y no quería esperar tanto tiempo para desposarse. Al contrario de sus padres, él no estaba interesado en un matrimonio por amor, tenía muy claro sus intereses en lo que respecta a una esposa. La mujer en cuestión debía ser bella y tener claro la gran responsabilidad que iba a tener como duquesa en un futuro; pero sobre todo debía darle un heredero. Deseaba con todas sus fuerzas que el título quedara con él y sus descendientes.

 

Llegaron al baile de los vizcondes de Sídney, unos ancianos que se caracterizaban por ofrecer grandes banquetes y le decían a todo el mundo que era algo "improvisado".  Al ver a su tía, la duquesa de Leithold y a su prima Freyja pudo sentir la sensación de alivio y prácticamente arrojó a Morgan y a Michelle a las garras de esta. Erling bebió y bromeó con su primos Mathew Harris y Wulfric, este era el Marqués de Leithold; a Erling le molestaba que su primo de tan solo veintidós años ya fuera Marqués y el tan sólo un conde.

—Pero Conde de Westhampton—le había dicho Erling.

—¿Crees que eso me afecta?—le había dicho su primo—nunca podrás disfrutar del título de duque. El tío Wolf es eterno.

—¿Saben qué se siente pertenecer a una familia aristocrática y que todos salvo tú no tengas un título?—les preguntó Mathew con desdén.

Erling y Wulfric se miraron.

—No lo sabemos—le respondieron ambos entre risas.

—¿Han visto a Michelle? Le pediré un baile. Está muy hermosa hoy—preguntó Wulfric.

—Sí que lo está—concordó Mathew.

Erling miró por el salón y no la vio junto a su tía ni junto a Morgan. Se puso de pie para ver mejor, pero no la localizó.

 —Vuelvo enseguida.

Este se dirigió a donde estaba la duquesa de Leithold.

 —Tía ¿Dónde está Michelle?

—Ella esta...

Ella se detuvo. Morgan se encontraba hablando con unas amigas.

—¡Morgan!—la llamó—¿Dónde está Michelle?

—¿No estaba contigo?—fue la respuesta de su prima.

Erling miró a los alrededores del salón y no la veía por ningún lado.

—De seguro salió a tomar aire fresco—dijo Morgan.

—¿Sola?—preguntó Erling mientras hacía un gruñido.—Iré a buscarla.

Decidió salir al jardín. Por lo general a ella le encantaba estar afuera, así que fue su primera opción.

Se detuvo en seco al ver a Michelle con el duque de Oxford. Este tenía aproximadamente unos cuarenta años. El hombre tomó a Michelle por los hombros y la forzó a que lo besara, esta volteó la cara y este comenzó a sacudirla. Erling llegó y lo empujó, el hombre cayó en el suelo y colocó a Michelle detrás de el para protegerla.

—Oxford, te metiste con la mujer equivocada.

Este se levantó del suelo y sonrió—No me pareció ver el letrero "Propiedad de los Westhampton"

—Al parecer leíste mal, porque si lo tiene.

—¿Piensas hacerla tuya, mi lord? Porque quiero cortejarla.

—No pienso dar la aprobación para eso. No quiero volverte a ver cerca de ella Oxford o nos veremos al amanecer.

Este hizo una reverencia—Con permiso. Buenas noches—y al decir esto se marchó.

Erling dio media vuelta y miró a Michelle.

—Quiero una explicación sobre lo que acabó de pasar. Ahora.

—No entiendo.

—¿Que hacías aquí con Oxford? ¿Acaso no te das cuenta que si alguien te hubiese visto te hubieras tenido que casar con él?

Ella se encogió de hombros.

Erling se acercó a ella y la sacudió.




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