Yo Soy Un Lord

capítulo 4

—Quiero cortejar a Michelle—anunció Erling a su tío Wolf en la biblioteca de este

Su tío lo miró a través de su monóculo y alzó las cejas.

—Vaya pero que sorpresa.

—Tío lo que menos quiero es un sermón tuyo sobre la responsabilidad del título. Necesitabas que me casara, está bien. Me quiero casar, ya encontré la mujer adecuada para el título de Condesa y futura duquesa y esa es Michelle.

Wolfram bajó el monóculo y lo miró por un buen rato.

—Está bien.

Erling se sobresaltó—¿Qué?

—Tienes mi permiso de cortejarla

—¿En serio? ¿Así nada más?

Este sonrió—Pienso igual que tú. Ella es adecuada para el título y tú necesitas casarte y formar una familia.

—Entonces... ¿No habrá problema alguno?

—Claro que no.

El duque hizo sonar su campana y de inmediato entró el mayordomo.

—Jenkins, haz llamar a Michelle.

—Sí, su excelencia. Con permiso—y al decir esto se fue.

—Espera tío Wolf ¿Qué estás haciendo?

—Llamar a Michelle.

—¿Para qué?

—Lo siento Erling, pero quiero a Michelle como una hija y quiero contar con su aprobación de que desea que la cortejes, sino, tendrás que buscar a otra.

—¡Obviamente dirá que no! Ella está enamorada de otro.

Su tío lo observó por un momento—Que interesante.

Erling miró a su tío—No pienso darte ninguna explicación tío Wolf.

—Dime algo muchacho ¿Por qué quieres casarte con ella?

En ese instante sonaron los toques de la puerta. Erling le tiró una mirada asesina a Wolfram.

—Adelante—dijo este y Michelle entró a la estancia.

—¿Me mandaste a llamar tío Wolf?—le preguntó—Hola Erling—este asintió.

—Sí cariño. Tienes una oferta de matrimonio.

Michelle abrió los ojos como platos—¿Oferta de matrimonio? ¿Para mí?

—Así es, pero si crees que es muy pronto porque acabas de presentarte, puedo decirle que espere—Erling le tiró una mirada asesina a su tío.

—¿De quién se trata?

En la estancia reinó el silencio y  Wolfram se su puso de pie.

—Les pido un permiso. Erling lo dejo en tus manos.

Wolfram  depositó un beso en la frente en Michelle y se fue.

—¿Qué fue todo eso?—le preguntó Michelle—¿En verdad tengo una oferta de matrimonio?

—Sí ¿Quieres casarte?

—Eso depende de quién sea.

Ambos salieron del estudio y se dirigieron al jardín.

Erling se encontraba mirando el laberinto. Le había pedido a Michelle que dieran un paseo.

Él la miró. Estaba hermosa con ese vestido de blanco de mañana y una trenza caía en su espalda.

—Debe ser frustrante llevar corsé todo el día—comentó él.

—No uso corsé—le confesó y Erling la miró con curiosidad. —¿Quién es mi pretendiente?

—¿Ya olvidaste a Devington?

Ella se detuvo y lo miró—Claro que no, pero no puedo vivir mi vida lamentándome por él, tengo que seguir adelante.

—Michelle… yo soy…

—Te reto una carrera al laberinto—le dijo mientras entraba.

—Michelle, tengo que decirte algo que decirte

—¡Cuenta hasta quince!

Él sonrió para sí y contó pacientemente hasta quince. A continuación, entró al laberinto. Este había sido el escenario de juego de sus hermanos y sus primos; al principio todos se perdían hasta que un día averiguaron su secuencia desde la habitación del tío Wolf. A pesar de que hacía muchos años no entraba no le resultó difícil recordar la secuencia y en el centro del laberinto estaba Michelle de pie con los brazos cruzados.

—Sí que tardaste tanto, Erling ¿Acaso ya no recordabas el camino?

—Decidí darte tiempo.

—¿Me estás diciendo que me dejaste ganar?

Él se acercó a ella—Muy bien. Aceptaré mi derrota—le dijo y la besó.

La tomó por la cintura y la acercó más a él y dio gracias a Dios porque ella no se resistió. No supo quién de los dos terminó el beso. Ambos se miraban jadeando de la excitación.

—Yo...—comenzó a decir ella.

—¿Quieres casarte conmigo?—la interrumpió el—sé que no estamos enamorados ni nada por el estilo, pero a mi lado jamás te haría falta nada ni siquiera el cariño y vas tener la completa certeza de que jamás te sería infiel y seré un hombre totalmente entregado a mi familia. Querré a mis hijos y los educaré por el buen camino y siempre estaré allí para ellos y para ti. Tú serás mi prioridad por encima de todo y el único deseo que tendré será hacerte feliz, entonces... ¿Me harías el honor de ser mi esposa?




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