Yo Soy Un Lord

Capítulo 5

Habían pasado dos semanas y a Erling no le costó darse cuenta que Michelle lo había estado esquivando como si su vida dependiera de ello. Incluso anunció que de ahora en adelante dormiría con Morgan como si esta fuese una especie de caballo de Troya y eso le molestaba. Aunque también le divertía.

Bebió un sorbo de coñac mientras veía a Michelle charlar con unas amigas en el baile de los duques de Hastings. No dudaba que aquellas jovencitas estaban tramando algo.

En ese instante las muchachas se echaron a reír y cada una dispersó en la fiesta; Michelle salió por la puerta trasera que comunicaba al jardín. Erling suspiró. Por más que sea una especie de juego ella tenía prohibido salir del salón sin compañía y no le quedó más remedio que seguirla para protegerla. Visualizó a Morgan y esta se encontraba bailando con Sebastián, su hermano. Así que no lo pensó dos veces para ir tras Michelle.

Esta comenzó a buscar algo detrás de las flores y bajo las piedras. Él la siguió de cerca.

—¿Dónde podrá estar?—susurró.

—¿Qué buscas pequeña?—le preguntó  mientras se colocaba detrás de ella

Michelle emitió un grito ahogado y se dio la vuelta para mirarlo.

—¡Me asustaste!—exclamó.

Él le sonrió—¿Qué buscabas?

—Pues... nada.

—Si me dices, te puedo ayudar. ¿Algún pendiente o quizás una orquídea?

—Pues... no. Es que estamos jugando. Una de nosotras escondió una pista y la estamos buscando.

El asintió—Entiendo—ambos se quedaron en silencio.

 —Michelle ¿Has pensado lo que te propuse?

—¿Lo que me propusiste?

Él sonrió—Veo que no. Mandaré a Freyja para que te acompañe mientras buscas—y al decir esto se fue.

—Erling—lo llamó. Él se detuvo y la miró—es en lo único que puedo pensar, pero estoy un poco confundida.

—Confundida.

—Sí. No entiendo porque quieres casarte conmigo. Si es porque me tienes lástima por lo que pasó y quieres remediar lo que hizo tu amigo, entonces...

—Claro que no—la interrumpió—pienso que ya es tiempo de que me case y tú eres hermosa, inteligente y sé que serás adecuada para ser la futura duquesa y la madre de mis hijos.

Ella lo miró—No lo sé...

Él se acercó a ella—Dame la oportunidad. Sé que no estamos enamorados, pero creo que puedo hacerte feliz. Creo que puedo darte todo, ni siquiera te faltará el cariño. Podrás ser independiente, tendrás tus propios ingresos, podrás hacer lo que quieras dentro de los límites, claro está.

—¿Puedo hacer lo que yo quiera?—le preguntó ella con los ojos abiertos.

Él sonrió—Dentro de los límites. Por ejemplo podrás salir a donde quieras no te lo negaré, podrás viajar sola si te apetece, pero quiero que me lo comuniques. No es como si te estuviese dando permiso, solo quiero saber dónde estarás.

—¿Podré viajar sola? ¿A cualquier lugar del mundo? ¿Sola?

—Bueno, obviamente si me dices que irás a China o algún lugar así, no podré consentirlo. Pero podemos ir juntos

Ella se quedó callada un momento y luego suspiró.

—Eres el conde de Westhampton, supongo que querrás una gran ceremonia.

Él ladeó la cabeza—Diría más bien que mi madre querría eso, pero si no quieres nada así, está bien—Él se echó a reír—a todos en la casa les darán un ataque, pero si ese es tu deseo, así será. El carruaje puede estar listo en veinte minutos.

—¿Ya?

Él se acercó a ella y le dio un beso en la frente.

—Si no tendremos una ceremonia ¿Para qué esperar?

 

 

 

—Insisto que esto es una locura—comentó Michelle mientras iban a los mil demonios en el carruaje de camino a escocia.

—Una excusa como "un dolor de cabeza" no es válida en esta circunstancia.

Erling se echó a reír mientras la acercaba a su cálido cuerpo y le ofrecía el calor necesario para esa noche tan fría.

—A ver princesa ¿Que hubiese dicho mejor?

—No lo sé, pero otra cosa hubiese estado mejor—Michelle río a carcajadas—estamos en problemas.

—Claro que no mi amor. Yo soy el Conde de Westhampton, aunque no lo creas mi palabra también es ley.

—Sí, pero no tanta como la del tío Wolf.

—Como futura condesa y esposa mía tienes que anteponer la palabra de tu marido a la de otros independientemente que sea el tío Wolf. Eso quiere decir que si yo te doy una orden, tienes que cumplirla independientemente que sea órdenes del duque.

—Claro que no—le dijo ella mirándolo a los ojos—la cumpliré sí creo que está bien a mi parecer.

—¿Estas diciendo que no me obedecerás?

—Solo si me conviene hacerlo, he dicho.




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