Yo, su protector

Capítulo 12

La pareja entró al oscuro departamento. Jason se adelantó a encender las luces para evitar que tropezaran con los muebles. Hace un par de años que no venía y cuando armó el plan, fue el lugar ideal para vivir con su ahora esposa. La gente que lo conoció acá no sabía lo que había hecho con su vida así que les parecería natural que apareciera de un día para otro casado. Nadie sospecharía nada ni preguntaría de donde había sacado esposa tan rápido cosa que no ocurriría en su vecindario actual, en Lighting. Sacudió un poco el polvo del sofá y abrió las ventanas para que se ventilara un poco.
Danna miraba todo con curiosidad, le pareció un lugar acogedor a pesar del desorden y las telarañas. Se quedó mirando desde la puerta sin atreverse a moverse. No podía hacer nada sin que le ordenaran.
—Entra —le dijo él al darse cuenta que ella continuaba donde la dejó. 
Le mostró la casa y le indicó que ella dormiría provisoriamente en la única habitación disponible por ahora ya que a pesar de tener dos más, una había convertido en gimnasio y la otra estaba atestada como si fuera un depósito. Debía darse tiempo para ponerla a punto. 
—Por ahora solo puedo darte esto. Mañana iremos a comprar ropa para tí y veremos que hacemos con tu futura habitación —le dijo.
Ella aún permanecía de pie. Se refregó la frente vigorosamente pensando que eso sería más difícil de lo que se había imaginado. ¿Cómo sacaría las ideas sembradas durante más de veinte años en alguien? Sin dudas le llevaría tiempo cambiar sus hábitos y costumbre. Estaba al borde del colapso por el agotamiento que tenía. Ya pensaría en algo cuando despejara un poco. 
Abrió la ducha regulando para que el agua saliera tibia y con un gesto de triunfo encontró artículos personales en el armario. Buscó un par de toallas y se las dio.
—Puedes ducharte y ponerte la ropa que te dejé. Yo pediré algo para comer. Te esperaré en el comedor —le ordenó cerrando la puerta. Incluso en esta situación no podía dirigirse a ella sin darle órdenes. Debía dejarle claro desde un principio quien mandaba allí y evitar que ella lo tomara como alguien blando y pensara siquiera con escapar.  
Llamó a una pizzería cercana pues ya era tarde y necesitaba dormir con urgencia. Sentía sus párpados pesados. Hizo una lista mental de todo lo que tendría que hacer al otro día mientras escribía rápidamente en su celular. Debía contactar a un par de personas y comprar muchas cosas. El departamento había estado abandonado un par de años por lo que necesitaba una reparación. Revisó sus cuentas por primera vez en muchos meses y se sorprendió como habían crecido. Sin dudas su padre estaba detrás de todo esto, hizo un cálculo de lo que necesitaría para cubrir los gastos que eran necesarios hacer. Debía disponer además de una cuenta para mantener a su esposa, era parte de sus deberes y jamás dejaba de cumplir ninguno de ellos. 
Estaba absorto en esos pensamientos que no sintió cuando Danna salió del baño, metida en su ropa. Al levantar la vista se quedó sin aliento, tenía puestos un pantalón amplio que él usaba para hacer ejercicio y una t shirt blanca de algodón que le quedaba bastante larga. Aún tenía el cabello envuelto en una toalla por lo que supuso no se la quitaría. En esos momentos no tenía ganas de hacer esfuerzos extras por lo que por ahora, lo dejaría pasar. 
—Ven, siéntate aquí. Traeré los platos y cubiertos para que comamos —dijo haciéndole espacio en la abarrotada mesa.
—Yo lo haré —se sobresaltó un poco al escuchar su voz por primera vez en horas. Se dirigió a la cocina y escuchó el ruido de los utensilios. La comida llegó y se sentaron a comer. El ambiente era silencioso y extraño, bostezaba fuertemente para intentar despejarse mientras ella comía lentamente. Se aseguró de cerrar con llaves y guardarlas en el sofá donde dormiría. Las ventanas también aseguró de que no se pudieran abrir ni de afuera ni de adentro. Esperaba que ella no escapara durante la noche. Se durmió fuertemente soñando con caballos galopando y le pareció escuchar la risa de Hans Weber.

Danna


Debo saber que ha pasado con mi abuelita y mi hermano. No voy a seguir esperando. Todo está en la oscuridad y ya no escucho los sonidos de afuera de la habitación. Aun descalza para no hacer ruidos me acerco a la puerta y apoyo mi oreja en la puerta. Nada. Espero que él se haya dormido al fin. Tiene que estar cansado, ha estado de pie durante horas dos días seguidos y luego ha conducido sin dormir hasta aquí otras tantas. No puede ser de hierro, el cansancio ya debe hacer efecto en él. Afortunadamente la puerta está sin llave, creí que él iba a encerrarme. Mejor. Tengo que salir de aquí. Las dudas me asaltan nuevamente en cuanto asomo mi cabeza afuera, puedo ver el sofá en el que él duerme pero no lo veo desde aquí. Sigilosamente me acerco y ya puedo sentir su respiración pausada. Está durmiendo. Entro volando, me calzo y me cambio nuevamente, mi vestido ya debe estar seco, lo que no tengo en claro aún es como voy a hacer para regresar a casa, no tengo dinero y ni siquiera sé como llegar. De nuevo estoy con la mente en blanco. Tal vez pueda conseguir un teléfono y hablar con ellos para preguntarles si están bien, hay un solo teléfono público dentro de la comunidad, ahora que lo recuerdo, pero está en casa de Weber, quizá si imposto la voz no me reconocerá. Vuelvo  a salir ya vestida con la ropa con la que sali de la aldea mi cabello está un desastre porque me dormí cuando lo tenía aun húmedo, lo recojo con un trozo de tela. Me asomo y nuevamente lo veo, en realidad no lo distingo bien porque está en penumbras esa zona. Trato de no rozar ningun mueble en el camino hasta la puerta. bajo el picaporte...nada. Está con llave. Me desespero, ¿cómo voy a hacer? Estoy a punto de desistir cuando recuerdo que una vez que alguien quedó encerrado en el baño, un señor tomó un cuchillo y rompió la cerradura para poder abrir. Me dirijo a pocos pasos  de donde estoy, a la cocina y busco el cuchillo más fino que pudiera entrar por el rabillo. Escuché un sonido "click" de algo que se destrabó, ¡Al fin podría salir!. Al girar el picaporte, una voz potente detrás mío me golpea tan fuerte quedo paralizada por unos segundos. De todas maneras estoy dispuesta a seguir, ya no puedo volver atrás. Intento abrir nuevamente y cuando gira el picaporte la misma voz me grita en el oido.
 




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