Yo, su protector

Capítulo 6

Unos minutos después:


— ¿Conoce a este hombre? — le preguntó con tono autoritario el jefe Jhonson exhibiéndole una fotografía. Era de uno de los hombres que siempre recibía el canasto en sus largas incursiones al callejón aquel.
— Solo de vista, él salía a recoger el canasto que preparaba la señora que limpia en casa del señor Hans y luego me lo devolvía, nunca lo ví en otro lado.
— ¿Conoce su nombre? ¿Qué información tiene de él? —los ojos del jefe Jhonson chispean y casi pierde la paciencia con esta muchacha a la que apenas se le escucha lo que responde. Exhaspera su forma de comportarse, siempre mirando hacia abajo y retorciendo sus dedos, como si no se diera cuenta de la difícil situación en la que se encuentra. Si fuera hija suya ya la habría desperezado de un solo jalón.
— Nno sé nada, señor. Ya le dije que no sé. Solo llegaba, tocaba, alguien salía, recogía el canasto y entraba con él. Yo solo esperaba afuera hasta que alguien salía y me lo devolvía. Esas eran las instrucciones que recibía y así lo hacía.
— ¿Alguna vez vio el contenido del canasto, señorita Miller?
— No, señor, le juro que no. Yo solo hacía lo que se me ordenaba.
—¿Nunca tuvo curiosidad por ver su interior o alguna vez se le cayó o se destapó? —ella negaba con un movimiento de cabeza en todo momento.
—No, no, no. Nunca, señor. Yo solo debía cumplir con lo que me decían.
-—¿Por qué lo hacia, señorita?¿Por qué lo hacía usted y no otras muchachas de la comunidad? 
—Yo debía pagar mi dote con mi trabajo, mi familia no tiene recursos y era la forma que me dieron para que pudiera hacerlo. El señor Hans estableció esa forma de pagar para casarme.
Y asi pasaron muchas horas más de interrogatorio. La situación de Danna estaba difícil. Connor soportó estoicametne todo el tiempo parado a un costado, no quería perderse de nada pues sentía que debía proteger a la muchacha sentada casi hecha un ovillo. También Clarke permanecía en el recinto. Ambos eran responsables de la rea desde el momento que se hacían cargo de ella. 
Danna se guardó un grito cuando el jefe Jhonson le explicó que podía ir a la cárcel por estar en complicidad con un narcotraficante. Ella se negaba rotundamente pues no sabía a quien se referia. "Deben confundirme con alguien", pensaba. Se puso pálida cuando le mostraron la foto de Hans Weber. 
— N-no es posible. Es mi prometido, por qué lo involucran en todo esto? — emitió ella llevadose la mano a la boca que se abría sola ante la sorpresa de lo que estaban contándole.
— ¿Cómo? ¿Quiere usted decir que estuvo trabajado en complicidad todo este tiempo con su pareja? — gritaba el señor Jhonson perdiendo la poca paciencia que le quedaba.
— Nno...no es mi pareja. Aun no. Estamos comprometidos para casarnos cuando yo cumpla los veintinun años — dijo ella tímdamente. Y le contó toda la historia de su compromiso. Sería la esposa numero diez y él la había marcado cuando tenía quince, era la costumbre de la aldea. Los tres hombres en la sala quiedaron mudos.
El único aque se animó a lanzar una pequeña risa fue Clarke. "¡Qué tipo afortunado!", se dijo. Y los demás le leyeron el pensamiento. Hasta Connor, quien quedó helado  no podía creer que una muchacha como ella se fuera a casar con un tipo  tan aborrecible como Hans. Tenía la sonrisa torcida por una herida que le surcaba desde el medio pómulo hacia la comisura de los labios que tataba de disimular con una barba que no crecía justo en el lugar de la cicatriz, usaba el cabello largo y grasiento y le faltaba mucho para estar en buen estado físico. "un tipo con tantas esposas seguro no pasa hambre", pensó entre divertido y espantado.
Así que el tipo obligaba a pagar dotes que iba a parar en sus arcas y a cambio les ofrecía un buen status dentro de la comunidad formando parte del harén de mujeres. El ruin sin dudas era un pervertido y soberbio.

— Esta es la situación, señorita Miller —le dijo el jefe Jhonson despues de casi tres horas de interrogatorio y con poco material para aportar por parte de la muchacha —Usted es la única que tiene información sobre los movimientos de drogas y la única que puede acusar  a Hans Weber por ser el cerebro de la organización. Tienen que dar cuenta ante un tribunal que las órdenes dadas para acarrear la mercadería fueron salidas de su boca —repetía leyendo los apuntes que había tomado a lo largo de la entrevista.
Ella lo miró horrorizada. No podía emitir palabra, un dolor profundo la atravesaba y más aún depués que le mostraran un video en el que se veia a Hans disparar contra alguien y en otra toma estaba disparando desde el interior del vehículo durante una persecusión. ¿Cómo podía ser que su prometido sea un delincuente? no conforme con eso tambien la había convertido en narcotraficante a ella. Lloraba amargamente en silencio, tratando de taparse la cara con las manos. Estaba tan agotada que sentía los párpados muy pesados.
El jefe Jhnson miró su muñeca y se dio cuenta que era muy pasada la noche. Nadie había comido ni bebido en horas así que dispuso que todos se fueran para terminar de definir el destino de Danna Miller en unas horas.




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