—¿Listo? —quise saber cuando me las encontré en el lugar acordado. Le dí las instrucciones de rigor a Nancy para ubicarme urgentemente ante cualquier movimiento sospechoso. Ella sabía lo que yo hacía y sabía que lo que menos debía hacer era preguntar cuando yo me ponía en "el papel", como solía decirme a menudo.
El recibimiento fue un pellizcón en el brazo que me hizo chillar.
—¿Cuándo pensabas decirme que te casaste con esa muchacha?? —sus ojos destilaban rayos. Por un momento sentí miedito. Podía enfrentarme a los delincuentes más crueles y armados pero pararme frente a Nancy era otra cosa cuando ella se ponía roja de furia.
—Es reciente, Nancy, aun no queríamos que se enterara nadie. Ni siquiera lo sabe mi familia —otro pellizcón. Confieso que este me dolió más que el anterior.
—¿Estás tonto, niño? ¿Por qué no lo saben? —me llevó aparte para que nadie más escuchara
—Escucha bien lo que voy a decirte, esa muchacha es una flor rara de conseguir y está pendiente de todo lo que haces o dices y si la lastimas, te la vas a ver conmigo, ¿me entendiste? —tuve que afirmar para que me soltara. Seguro me iba a dejar la marca.
Se acercó mas a mi oido y me dijo.
—Le pedí que se quitara esa cosa que tiene en la cabeza, ¿y sabes que me dijo? ¡que tú debías autorizarla!!! ¿dónde se ha visto? Ella es muy dependiente de tí, Jason así que vas a cumplir con tus obligaciones. Yo le mentí que tu me habías pedido que se arreglara el cabello así que ¡no me desmientas! —ladró en mi oreja, no pude menos que sonreír divertido. Esta era la única mujer que me dominaba.
Levanté la vista y casi me caigo de espaldas. Danna estaba parada con un vestido largo pero moderno, del estilo que solía usar cuando la conocí pero con un corte renovado y la tela más alegre y su cabello recogido en una coleta que caía hasta la baja espalda.
Sentí un pequeño empujón y ahí estaba la tediosa de Nancy mirándome retadoramente.
—¿No vas a decirle nada? Es tu esposa, estan recien casados. se supone que tienes que halagarla
—Claro, lo haré pero en privado —le hice un guiño y ésta se puso roja empujandome de nuevo. Esta mujer realmente era exasperante.
Estuve esperando a que se fuera Nancy para sentarme a hablar con Danna. No he tenido oportunidad de acordar con ella todo lo referido a las normas de seguridad que debíamos seguir. Puse sobre la mesa los elementos que quería que ella manejara: un celular, una tarjeta de crédito, dinero en efectivo y una cadena con un dije. Le pedí que se lo pusiera
—Este no es cualquier dije. Es un sistema de ubicación y rastreo. Si por cualquier circunstancia necesitas mi ayuda debes presionar este botón e inmediatamente me indicará en donde estás y podré encontrarte. Eso es en el caso de que estés lejos de mí porque a partir de este momento no te separaras. ¿Entiendes?
Ella asintió
—A partir de ahora cuando yo te pregunte quiero que respondas, ¿ok? Necesito asegurarme de que te queda claro —no quedaba otra que aplicar mano dura en ella o no aprendería nada.
—Está bien
—Y me vas a mirar a la cara cuando estemos hablando. No solo a mí sino tambien a las demás personas. No debes llamar la atención o Weber nos encontrará. Seguramente ya te está buscando. Debemos cambiar ciertas cosas. Una de ellas ya está en marcha, que es tu aspecto personal. Otra es la actitud. Debes parecerte a cualquier mujer.
Sé que soné muy mandón pero no tengo otra opción. Con ella debo ser preciso para que entienda.
—No escuché... —puse mi mano en la oreja dirigiéndome a ella.
—Si, entendí. No soy tonta —no pude menos que mirarla divertido. Hasta ahora nadie más que mi familia y Nancy me habían desafiado a contestonearme de esa manera.
—Por eso lo digo, Danna porque se que eres una mujer inteligente, entenderás lo riesgoso que es esto. Has visto lo que Weber es capaz d ehacer
—Lo sé, ya pude verlo y no trataré de contactarme con el si eso es lo que le preocupa, señor —volvió a bajar la mirada por la costumbre tan arraigada en ella.
—Jason...
—No entiendo
—No me dirás más señor, a partir de ahora me llamarás por mi nombre y si alguien te pregunta, le dirás la verdad, que estamos casados y siempre siempre te referirás como Danna Connor, ya no eres más Miller, ¿entendiste?
—Entendí. Y-yo..no sé si hice bien. Hoy Nancy me preguntó que relación teníamos y yo..yo dije la verdad...—nuevamente desvió la mirada pero esta vez sin bajarla.
—Está muy bien. Esa es la verdad, no estamos mintiendo. Tú y yo estamos casados y así será en todos los ámbitos en donde estemos.
Ella solo asintió.
—Algo más...no puedes ni siquiera intentar comunicarte con tu familia. Es peligroso para ellos y para tí. Si Weber rastrea la llamada le será más facil llegar a tí. Puede incluso ir a torturar a tu abuela y a tu hermano para que le dijeran donde estas. Corres serio peligro tanto tú como ellos. —me dolía ser tan duro con ella pero era la única manera en la que ella desistiría de comunicarse y de intentar escarparse nuevamente. Ahora ya tendría acceso porque le dí un teléfono más que nada para comunicarse conmigo y también para rastrearla en todo momento.
Ella lagrimeó un poco ante el miedo de lo que pudiera pasarle a los suyos pero debía ser valiente y soportar el tiempo que fuera hasta que Hans Weber estuviera tras las rejas por largo tiempo.