Relato en tercera persona
El esposo y los hijos de Nancy habían estado en casa sacando muebles y cambiando cosas de lugar en lo que habían salido de compras por lo que prácticamente ya estaba listo el dormitorio de Danna. Nancy la dejó limpia y preparada para habitarla por lo que al fin Jason pudo dormir en su cama rendido luego de otro día ajetreado. El calor que lo envolvía era agobiante...y eso que la noche estaba fresca.
La muchacha entraba sigilosamente en su dormitorio sin siquiera tocar, sus largos cabellos castaños se movían al son de su respiración. Él se sentó en la cama restregándose los ojos sin poder creer lo que veía, los pezones se le marcaban detrás de la volátil tela del vestido que llevaba. se acercaba peligrosamente y él solo permanecía quieto, sin siquiera poder reaccionar ante tanta belleza. Quiso decir algo pero ella se adelantó rapidamente trepando sobre él y haciendo unos movimeintso sensuales que estaban a punto de enloquecerlo de placer. Sus ojos color miel destellaban un aura libidinoso que aumentaban la hoguera que había en él.La tomó de los cabellos y la acomodó mejor para poder acceder a ella mientras se revolvía encima con una sonrisa sexy mientras decía su nombre. "Jason" "Jason"....
—Jason —se despertó sobresaltado al escuchar su nombre y se sentó en la cama con el pecho queriéndosele salir.
Allí estaba en la puerta parada la culpable de la terrible erección que tenía, "fue un maldito sueño", se dijo. Esperaba no haberlo expresado en voz alta, la situación era ya embarazosa. Se cubrió con una almohada para que ella no lo notara.
—Tocan a la puerta —musitó con voz calma. Ni siquiera se daba cuenta del huracán que causaba en él. Y para confirmar lo que ésta dijo, escuchó fuerte el timbre.
—No abras, iré a ver
Tomó su arma de la mesita de luz y se levantó con la almohada aún en su lugar. Debía concentrarse para eliminar la molestia rápidamente. Aspiró todo el aire que pudo para luego eliminarlo violentamente de sus pulmones, debía relajarse. "Concéntrate", se animaba.
Espió por la mirilla. Bajó el arma y resopló aliviado. Abrió la puerta y entró Clarke, alzándolo con emoción en sus brazos gruesos.
—Amigooo...te extrañé. ¿Como va la vida de casado? —una sonrisa torcida de sorna se asomó en su rostro.
Jason le golpeó el hombro con el puño en señal de desdén. Clarke traía unos papeles en la mano y se los ofreció.
—Debes leer y firmar esto —decía mientras miraba a todos lados tratando de encontrar a alguien. Jason solo se dedicó a ver los documentos que traía en la mano.
—¿Dónde está ella? —se atrevió a preguntar mientras espiaba hacia el dormitorio.
—En su habitación —estaba serio mientras leía los documentos.
Clarke pasó de largo a la cocina a servirse un vaso con agua con toda la confianza del mundo.
—¿Qué es esto, Clarke? —señalaba las hojas escritas
—El jefe Johnson decidió que para hacer más creíble se te asigne un nuevo destino laboral, considera que Danna estará segura en el anonimato que tiene ahora. Será más difícil para Weber encontrarlos si los vecinos no empiezan a sospechar de la pareja de recién casados que se la pasa encerrados todo el día.
—¡Maldición!, eso significa que Danna pasará muchas horas sola sin protección —fruncía el entrecejo a sabiedas que no lograría revertir la decisión del jefe Jhonson. Cuando él ordenaba algo era difícil hacerlo cambiar de opinión.
—Puedes contratar a alguien que la acompañe y te avise ante cualquier eventualidad.
—Eso sería más sospechoso aún...—Suspiró pensando en las opciones.—Entonces, debo presentarme la próxima semana en el distrito 1. Diablos, esto será más difícil, hace años que no me dedico al patrullaje y a delincuentes comunes.
—Así es, compañero. Esperemos que sea por poco tiempo. Tengo miedo de que encontremos a alguien más que necesite casarse y no estarás disponible —se carcajeó fuertemente.
—Ojalá sea cuando yo no esté, así te hacen el honor —respondió Jason riendo también.
Clarke se quedó mudo y su mirada fija en un punto detrás de Jason, con la mandíbula por el piso.
—Buenos días —una voz baja muy tímida saludó.
—Buenos días, señora Connor —carraspeó cuando regresó su voz. Clarke no podía creer el cambio que se había suscitado en la muchacha que conoció hace unos días. Danna se sonrojó, aún no se acostumbraba a su apellido de casada, se removía algo en su interior cuando esto pasaba, era como un sentido de pertenecer a alguien. "Suya", le gritaba su conciencia. Descartó ese pensamiento y se quedó con la mirada gacha.
—¿Como ha estado, señora? —Clarke buscaba entrar en confianza
—Muy bien, señor Clarke. Gracias. —y avanzando se dirigió hacia la cocina. —¿Desea tomar algo? Puedo prepararle un té o un café.
Connor se quedó de una pieza, ¿desde cuándo ella era tan abierta para expresarse? Arrugando la frente miró a uno y a otro. No le estaba gustando la familiaridad que había entre ambos.
—Eh, nada. Gracias. ya debo retirarme —se notaba incómodo ante la mirada asesina de su amigo.
Se despidieron y Jason lo acompañó a la puerta. Ambos salieron cerrando la puerta tras de sí, necesitaba un moemento a solas con su amigo, lejos de los oídos de la muchacha.
—¿Qué demonios fue eso?
—¿Qué cosa?
—¿Desde cuándo tienes esa confianza con ella?
—No lo sé...solo pasó. La saludé, ella hizo lo mismo...una cosa llevó a otra...¿por qué preguntas?, ¿acaso estás celoso? —ahora era Clarke el que fruncía el ceño, Silencio del otro lado.
—Nooo...¡es eso!, ¡te pillé! ¿estás celoso por tu esposa? —Jason solo abría la boca queriendo replicar algo pero no salía nada.
—Deja de hablar estupideces. Es solo que...es sospechoso. Ella no tiene confianza con nadie. A mí no me habla...—se acariciaba el mentón como si estuviera pensando...
—Yo fuera ella tampoco lo haría ¿eh? Eres un amargado, y metes miedo, hermano. Tal vez las demás caen ante tu encanto pero una mujer como ella no...tal vez deberías suavizarte un poco —le dio leves golpecitos en la espalda. Jason se quedó pensando en la frase de su amigo. No lo había pensado así.
—Me voy, Bety me espera en el auto.
—Esta bien, dale mis saludos. A ver si nos encontramos un dia para beber algo...
—Me encantaría, ya coordinamos. Nos vemos, amigo —se fundieron en un abrazo efusivo y se fue. Ninguno de los dos sabía a ciencia cierta cuando volverían a verse.