Jason
Aproveché unos instantes más para observarla, no quería que se sintiera incómoda pero era imposbile para mí no llevar mis ojos hacia su hermosa carita, hacia su cuerpo fresco. La extrañé mucho, anhelaba llegar a casa para oler su aroma mezclado con el de la comida deliciosa que preparaba. Suspiré mientras decidí ir a darme una ducha, debía alejar esos pensamientos de mí, no podía dejarme llevar aunque me costara. Ella era mi trabajo y el trabajo para mí es sagrado, no se toca. Aunque me sobraban ganas de tocarla toda. "Maldición, estás perdiendo el foco. Concéntrate", me decía a mí mismo mientras mi amigo se empezaba a levantar aun bajo el agua fría de la ducha. No debía perder el control, tenía que enfocarme en la misión hoy más que nunca.
Salí del baño y me coloqué ropa cómoda para irme directo a dormir luego de cenar. Ya había olvidado mi rutina de cuando vivía solo, me bañaba y salía en busca de alguna perra que me quitara el estrés del día. Hoy no, eso me parecía lejano y sucio. Ella significaba algo limpio y puro y no quería manchar mi relación con ella con algo así. Si de algo estaba seguro es que la respetaría mientras estuviéramos casados y le daría el lugar que se merece. Tenía que pensar en como desligarme definitivamente de la zorra de Jocelyn. Conocía su lengua venenosa y estaba seguro de que había tirado sus dardos a los delicados oídos de Danna, sino ella no tendría esa mirada triste que me mataba ni estaría tan agobiada.
—Entonces, ¿vas a contarme lo que te dijo Jocelyn? —indagué en lo que cenábamos. Ella parecía haber perdido el apetito y solo jugaba con su comida. Pareció sorprenderse. Por primera vez desde que llegó levantó la mirada y me perdí en esos ojos marrones claros. Traté de sostenerle la mirada para que se diera cuenta que estaba interesado en lo que tuviera que decirme. Debía ganarme su confianza, iba contrarreloj para hablar sobre Weber, "la misión ante todo y todos", trataba de convencerme a mí mismo.
—¿Cómo sabes que ella dijo algo? —sus ojos estaban más grandes que nunca. Lancé una pequeña risa.
—La conozco bien y sé que una vibora como ella no dejaría de echar su veneno para salirse con la suya. Ella lo único que quiere es dañarme a mí, Danna. Tú no tienes nada que ver en esto. Ella es mi problema, no el tuyo. —ella volvió a bajar la vista.
—Pero ella habló de mí ...—quiso hablar pero se detuvo...
—Escúchame, Danna, estamos juntos en esto aunque no lo hayamos elegido y lo primero que debemos hacer es confiar en el otro. Puedes decirme lo que sea. aunque a veces parezco malo y tenga mi cara de trasero, creeme que no lo soy tanto —al decir esto escuché por primera vez un sonido glorioso en mis oidos, una suave y delicada risa por su parte que me dejó más bobo que nunca.
—Es lo que dice Nancy de tí —continuó riendo.
—Ah, ¿si? —dije y me sentí acunado por su hermosa risita que endulzaba mis oídos. Otra vez se estaba despertando mi amigo y eso sí que auguraba ser muy vergonzoso. —¿O sea que cuando están con Nancy se la pasan sacándome el cuero? —traté de parecer enojado. Ella se puso seria sin saber que hacer.
—N-no..solo fue una vez. Ella me dijo que no debo tenerte miedo porque aunque tengas esa cara de amargado siempre en el fondo eres tierno —lo expresó de una forma tan sincera, tan transparente que no pude seguir comiendo. Cada cosa que salía de su ingenua boca me calentaba más.
—Voy a hablar seriamente con esa señora —gruñí. Mi voz se estaba haciendo cada vez más inaudible, quería que siguiera hablando y riendo, mi cuerpo lo pedía a gritos.
—Oh, por favor, no vayas a decirle que yo te conté —dijo abriendo grandes los ojos y la boca tapándose esta con una mano. Mierda, esa boquita así me hacían dar ganas de...maldición, debía quitarme de la cabeza esas estupideces. "Es mi protegida, es mi protegida", le gritaba a mi conciencia para que recapacitara sin mucho éxito. Me ponía cada vez más duro con esta chiquilla hermosa que me revolvía en sueños. Cada noche se repetía alguna escena como aquella que tuve en la que la ví entrar a mi habitación con un vestido como si estuviera flotando y cada mañana me despertaba con esas ansias locas de...bueno...para que decirlo.
Ella pudo ver mi turbación al parecer porque de repente calló y agachó la vista mientras continuaba comiendo. "Eres un imbécil, Jason. vas a espantarla", me seguía gritando en mi interior.
—¿Vas a contarme lo que te dijo Jocelyn? —ya estaba más recompuesto, mis técnicas de relajación estaban dando resultados.
Ella hizo un leve movimiento de cabeza negando. Sabía que había algo, ella era demasiado transparente para poder ocultar algo. Sentía que podía ver a traves de ella, tanto para saber que mi mirada la incomodaba de alguna manera.
—Bueno..ella...ella. Se burló de mi aspecto. Dijo que jamás te fijarías en alguien como yo, que a tí te gusta otro tipo de mujer —esta vez dirigió sus grandes ojos marrones hacia mí y me miró a la cara esperando la respuesta.
—Pues, ella no sabe nada de mí, no me conoce. Solo estuve con ella un par de veces para divertirnos —traté de ser lo mas esquivo. No estaba seguro si ella entendía a que me refería. Al parecer si sabía porque se ruborizó en el acto.
—¿Salieron mucho tiempo?
—Nunca salimos
—Pero dijiste que estuviste con ella, ¿como amigos?
—No, fue solo sexo —dije despiadadamente sin imaginar el efecto que estas palabras tendrían en ella. No estaba acostumbrado a ser de otra manera. Yo era así, directo, sin vueltas y no estaba acostumbrado a tratar con niñas.
Tragó el bocado que tenía y bebió un poco de agua. No volvió a preguntar más, vi que estaba muy acalorada pero si quería que ella confiara en mí debía ser sincero con ella en todo sentido, no andar a medias tintas jamás.
—Puedo levantar el plato? —prefuntó cuando terminamos al cena. Asentí y comenzó silenciosamente la tarea de levatnar y lavar todo. Yo me dirigí al sofá y traté de ver algo en la televisión pero veía sin poder concentrarme.
Esperé a que ella termine y se vino a sentar a mi lado con un libro en la mano.
—¿Qué lees? —investigué
—Es un libro que compré que siempre quise leer pero no me dejaban. De donde vengo los libros estan prohibidos, más aun los que tienen escenas prohibidas que puedan desviarnos de nuestra buena conducta.
—¿Ah, si? ¿y de que se trata el libro? —se ruborizó más aún...lo cerró y lo guardó bajo un almohadón.
—No es nada importante, es solo un libro
—¿No me vas a decir? —traté de poner mi peor tono de enojado. Ella abrió grande sus ojos y me miró, en verdad había cierto temor en ellos. Fui acercándome lentamente hasta que dar tan cerca de ella que pude ver los destellos dorados que tiraban los iris de sus ojos. Ella había hecho un movimiento involuntario de llevar sus brazos atrás para proteger el dichoso libro así que quedamos prácticamente tocando nuestros pechos.
—Dime de que trata el libro —ordené casi en un susurro por la posición en la que estábamos me era imposible no ver cada detalle de su rostro y de la piel que deajaba ver.
—No —vociferó en tono firme y salió corriendo a su cuarto con el libro en la mano. Me dejó confundido, nunca imagine´que actuaría así. donde quedó la dulce muchacha que no sabía nada del mundo y ¿dónde quedó su timidez?