El ambiente se volvió ameno y empecé a relajarme, Danna intentaba seguir la charla pero no tenía experiencia en nada de lo que se hablaba allí, así que solo debía reducirse a cosas triviales como saber su historia de amor, algunas aventuras en el trabajo hasta que finalmente ella habló de su infancia y las vivencias en la aldea. Su voz, su forma de hablar, sus gestos, todo me envolvía en un manto de tranquilidad y quería quedarme a descansar allí. Vi de reojo que Clarke fijaba su vista en mí burlescamente al notar lo que ella ocasionaba con el solo hecho de hablar y atiné a levantarle el dedo del medio para demostrarle mi enfado.
Hablábamos de amigos y conocidos cuando ella lanzó la bomba.
—Yo tengo un amigo —cientos de alarmas sonaron en mi compungida cabeza. Intenté pensar en frío. ¿De dónde había sacado un amigo? Si ella casi no salía y no trataba con gente. Pero la curiosa de Bety se me adelantó, y di gracias por ello.
—¿Quién es? No sabía que tenías amigos, Danna. Bien por tí.
—Oh, es solo alguien que conocí en el lugar donde compro los libros. Es muy amable pero hastsa ahora solo hemos intercambiado un par de frases, nada del otro mundo.
Solo me quedé callado recalculando lo que ella dijo. ¿Quién demonios era ese amigo y como lo había conocido? Mi instinto me decía que nada bueno podía pasar. Antes de que abriera mi bocota para preguntar, otra vez la impertinente de Bety habló.
—Hagamos algo diferente
—No, cariño, no podemos ir a ver los strippers —dijo Clarke como si nada.
—Déjate de tonterías, Luke. Vamos a un club nocturno a beber y bailar, la pasaremos bien y de paso vemos el look de Danna —hablaba muy tranquila, como si fuera lo más normal del mundo.
—Me imagino que nunca fuiste a uno, ¿verdad querida? —puso suavemente una mano sobre la de Danna.
—La verdad que no. No tengo idea.
—No se diga más, esta noche tenemos una cita entonces. ¿A qué hora nos encontramos? —ella ya estaba segura que todos accederíamos. Quise negarme pero me hizo callar. Esta mujer era exasperante, podía entender porque tenía tan dominado a mi amigo.
—A las ocho entonces —ella solo dio el lugar y la hora, lo único que hicimos sus súbditos fue asentir en silencio. Ellos se estaban quedando en un hotel cercano, ya que aún se estaban haciendo reformas en mi departamento y no había espacio para más gente. De todas maneras por más que insistí no quisieron hacerlo así que por ahora nos separaríamos hasta la noche. Charlamos un rato más con Luke mientras las mujeres cuchicheaban apartadas de nosotros. Vaya uno a saber que cosas pasaban por la cabeza de esa mujer y las cosas que le estaría diciendo a Danna, a juzgar por el rubor que tenía en sus mejillas. Era de cuidado, podía salir con cualquier cosa.
Nos reunimos a la hora acordada para dirigirnos todos juntos al dichoso lugar que había elegido Bety. Era un club famoso recientemente inaugurado que sonaba mucho en las redes sociales. Yo desde que inicié esta misión había dejado de pernoctar esos antros y jamás me interesaron más que para ir a buscar presas para calmar mis instintos por lo que me parecía ridículo que dos parejas bien establecidas fueran allí. ¿A buscar qué?
Ingresamos como clientes vip, ya que Bety sabía como mover los hilos y conseguir entradas online, era un mujer bastante completa. Nos dejaron entrar al ver los pases mientras que pudimos apreciar una fila larguísima esperando su turno de ingresar desde el otro extremo.
El interior es como cualquier otro club, oscuro, con luces de colores danzando al son de la música estridente que rompe los tímpanos, gente bailando, otros bebiendo en la barra y en mesitas distribuidas por doquier. Más allá unos reservados para clientes como nosotros. Danna quedó paralizada sin avanzar apenas ingresamos y es entendible porque nunca estuvo en un lugar así y sus ojos estaban absorbiendo todas las escenas que se reproducían: había chicas y muchachos que estaban subidos en especie de tarimas bailando sensualmente y con poca ropa. Tomé de su mano tironeándola para que avanzara y nos siguiera. No debíamos separarnos de Clarke y Bety quienes entusiasmados ya nos sacaban gran ventaja abriéndose paso entre los bailarines de la pista.
No pude evitar ver las miradas lujuriosas de algunos tipos al pasar Danna por al lado de ellas. Mi furia empezó a crecer lentamente a la par de mi mal humor. Bety tenía la culpa, la había enfundado en un vestido negro apenas ajustado en la parte de arriba de su cuerpo y luego ancho hacia un poco arriba de las rodillas. No era escotado, ni corto, ni ajustado del todo pero no era el vestido lo que despertaba a los tipos, era ella, con su aire inocente y su mirada inexperta. Lo sabía porque tenía el mismo efecto en mí. Su cabello esta vez estaba suelto y apenas, por primera vez, Bety había colocado un poco de maquillaje, muy natural, que resaltaba más aun sus labios bien formados y sus marrones ojos. Me sentía orgulloso en el fondo, no podía creer la suerte de estar casado con esta criatura que parecía flotar, como si fuera de otro mundo. Aproveché la ocasión para tenerla tomada de la mano, a la que ella se prendió tímidamente al principio pero luego pareció acostumbrarse a la presencia de mis dedos en medio de sus delgadas y pequeñas falanges. En ocasiones, donde había mucho conglomeración de gente, la ponía delante mío para protegerla con mi cuerpo y yo detrás le tomaba la cintura acercándome lo que más podía, embriagándome con el olor de su cabello. No podía soportar la idea de que alguien siquiera la rozara. Esa piel si no era mía no sería de nadie.
—Aquí es —escuchó que dijo Bety al llegar a uno de los reservados, había mesas y sillas dispuestos y la música no sonaba estruendosa como afuera, sino que parecía ambientada. Nos sentamos y ordenamos las bebidas.
Estábamos en la parte de arriba del local, separados por un cristal detras dle cual y mirando hacia abajo se apreciaba el resto del recinto. abajo los cuerpos que se movían enloquecidos al ritmo de la música.
Estuvimos charlando un rato mientras bebíamos, el ambiente en sí me remitía a cuando acudía a buscar perras para pasar la noche y empecé a beber más de lo habitual. Es que tenía una extraña mezcla de excitación y añoranza por lo que había perdido. Y el olor de la piel que tenía sentada a mi lado me estaba ocasionando un estrés terrible que no sabía si podría contener.