Se dirigieron a una de las dos puertas que separaban del ambiente de cocina-comedor y al entrar, él volvió a darle las gracias cerrando la puerta despacio. Recién se permitió aflojar el cuerpo con la tensión vivida en las horas anteriores, y otra vez habían pasado muchas horas en las que no había dormido ni comido. Ahora urgía reponer energías para salir con nuevos rumbos. Estuvo parado apoyado en la puerta del dormitorio largo rato hasta que sus ojos se acostumbraron a la oscuridad.
Percibía la suave respiración de Danna propia del estado de sueño y ese sonido lo guió a la cama. Vio el bulto de su cuerpo tapado bajo las frazadas por lo que se recostó en el espacio que quedaba vacío. Tenía razon Carrie, la cama era amplia y ella abarcaba una parte de ella, era pequeña y delgada por lo que cabían perfectamente ambos. Al acostarse, lo primero que percibió fue el aroma suave de una piel que jamás había usado perfume, tan natural y salvaje a la vez que hizo que sus fosas nasales respondieran al estímulo abriéndose para captar más. Lluego uno mechones de su cabello desparramado en la almohada osaron tocar su rostro. Los apartó delicadamente, no sin antes estrujarlos entre sus dedos para saber como se sentían al tacto. Aunque quería no podía seguir disfrutando de la presencia de la mujer que hacía que se estremeciera hasta lo más profundo. el cansancio hizo que se durmiera rápìdamente tratando de calmar a su mente y corazón que parecieron ceder por un par de horas.
Casi anochecía nuevamente cuando entraron en Carlinson, una ciudad costera que olía a mar y a aire puro. La casa de los Connor se encontraba emplazada en un lugar un tanto alejado del resto de la metrópoli. Lindaba con una playa con doradas arenas. Jason estaba al borde del colapso por el cansancio que traía encima. Fueron dos noches intensas, la primera en la que fueron secuestrados por la banda de Weber y la sigueinte en la que se pasó buscando pistas para atrapar al maldito, esta era la tercera noche en la que sabía dormiría poco porque tendría que enfrentarse a su familia. Pensó mucho en lo que harían a continuación.
Jason
Después de dormir un par de horas, desperté solo en la cama del departamento de Carrie. Danna y ella se encontraban terminando de desayunar en la diminuta cocina de la muchacha que los había ayudado y conversaban animadamente. Era increíble ver como Danna avanzaba en su soltura para relacionarse con otras personas.
—Entonces, dime...¿Cómo es él en la cama? —al escuchar esto caminé rápidamente hasta donde ellas se encontraban. El espectáculo de la cara de Danna era imperdible. No sabía si reir o enojarse. Carrie era sin dudas una mujer muy curiosa.
—¿Y por que te interesa eso a tí? —salí de mi escondite preguntando directamente a Carrie. Ésta carraspeó y casi pude ver que se atragantó con un trozo de pan que tenía en la boca.
—Y-yo...lo siento, cariño. Esta vez me pase, ¿verdad? Simple curiosidad —dijo la descarada mirándome a la cara. Sé que es una mujer curiosa, por eso sabe todo lo que sabe. Es mi informante número uno, es increíble su capacidad para retener detalles. Puede decir hasta el talle de calzones que usan los investigados.
No teníamos nada que cargar ni preparar, estábamos con lo puesto. Danna usaba unas prendas que le había prestado Carrie y yo seguía con la ropa de la noche del baile. Me había bañado y vuelto a poner lo mismo, no había tiempo que perder. Ya me encargaría de comprar lo necesario para ambos. Lo importante era ponernos en movimiento.
—Hasta que al fin te acuerdas que tienes familia —fue lo primero que dijo mi madre cuando le marqué al hacer un alto para abastecernos de combustible y comprar algo para comer.
—Mamá, no empieces por favor. ¿Acaso no vas a saludarme primero? —espeté en tono irritado. Ella me conocía bien, sabía que era de pocas pulgas así que suavizó su tono.
—Disculpame, cariño. Es que me enoja que nos tengas tan abandonados.
—Estoy trabajando, mamá. No lo hago por placer.
—Si, lo sé. Pero unas vacaciones no te vendrían mal. Te extraño y además dentro de poco será la boda de Roger y no queremos que estés ausente.
—Quizas si te portaste bien, te merezcas una sorpresa —me imaginé su cara al decirle eso, estaba seguro que estaba procesando lo que le acababa de decir.
—¿Vas a venir? —su voz se convirtió en un grito eufórico.
—Estoy en camino, mamá. No armes escándalo, por favor. No queremos que se entere el barrio —dije rodando los ojos. Mi madre era tranquila pero cuando se trataba de sus hijos, siempre expresaba abiertamente sus emociones.
—¿En serio, hijo? Estas viniendo?..Joe, Joee —escuché que gritaba llamando a mi padre. Tuve que alejar el celualr del oído para que no me rompiera el tímpano.
—Si, mamá. Estoy en camino pero voy conduciendo asi que no se cuanto tardaré en llegar...y otra cosa...no voy solo...—carraspeaba, no se porque me ponia tan nervioso que se enteraran qeu estaba casado...será porque me sentía mal por engañarlos. En realidad no era un engaño, era verdad, pero las circunstancias en las que se había dado el matrimonio era algo que ellos no debían saber. "Maldición, ni siquiera practicamos con Danna, ni hablamos de ocmo debíamos comportarnos delante de mi familia", pensé en ese momento.
Me di vuelta y la busqué con la mirada, ella estaba de pie mirando el horizonte, perdida en sus cavilaciones. Estaba seguro que pensaba en su familia o en todo lo que tuvimos que pasar con Weber. No habíamos hablado del tema de lo sucedido en aquel cuarto en el que nos encerraron. La rapidez con que se sucedía todo era increíble y no permitía ni siqueira detenerse a reflexionar.
—¿Vas a traer a alguien? Al fin!! Ya era tiempo!! Esperamos con ansias su llegada —mi madre estaba más emocionada que yo con mi llegada. Si supiera que era por pura necesidad que volvía, necesitaba cambiar de aires y alejarnos lo más que pudieramos de Hans Weber.