Yo, su protector

Capítulo 42

Danna


La madre de Jason y su hermana me guian hacia un espacio en el que hay unos hermosos sillones grises con un amarillo bajito cuya combinación es preciosa. Me invitan a sentarme en un sofá de un cuerpo mientras ellas se sientan juntas en el más grande. Yo tengo mi vaso de refresco porque Jason les contó que yo no bebía alcohol. Dejo el vaso en una mesita y me retuerzo los dedos como hago cuando estoy nerviosa.
—Entonces, querida. ¿Cómo es que se conocieron con mi Jason? —pregunta Lilia y veo que hay real interés en saber. Espero responder como ensayamos.
—Yo vivía en Lighting en un barrio llamado Las Hojas, es pequeño pero nos conocemos todos. Solía hacer las compras en una tienda por allí cerca. Un día estaba comprando un dulce de moras cuando se me cayó el frasco y un muchacho muy amable se acercó a ayudarme para que no me cortara
—Y por supuesto ese era mi Jason —se adelanta Lila, con orgullo en su voz.
—Así es. yo,yo me puse tan nerviosa que no pude decir ni gracias, me levanté y salí corriendo pero cuando llegué a la puerta me di cuenta de mi error y regresé a dárselas. Ahí empezamos a hablar y bueno...una cosa llevó a la otra —pude sentir como se calentaban mis mejillas. El solo hecho de imaginarme como podría haber sido me hacía sentir cosas que antes no. 
—Mamá,¿tu le crees a esta pequeña zorra? —casi gritó Clarisa con tanta rabia en su voz que me hizo estremecerme.
—¡Clarisa! ¿Qué maneras son esas de tratar a la esposa de tu hermano? —le reclamó su madre con gesto enojado.
—No pienso quedarme a escuchar todas esas falsedades, mamá. Con permiso —dijo remarcando muy bien estas dos ultimas palabras y yo me quedé allí, queriendo hundirme más en el sofa y más silenciosa que nunca. ¿es que acaso ella sabía algo? Tendría que hablar con él lo más pronto posible. Me martirizaba el hecho que se enteraran de cuales fueron los acontecimientos que nos llevaron a estar juntos, ante sus ojos seguramente sería una especie de delincuente.
—Lo siento mucho, Danna. Estoy muy apenada. 
—No se preocupe. Entiendo que la sorpresa pudo haberle caido mal. Creo que hay que darle tiempo a que se acostumbre —fue la oración más larga que hice en toda la noche. Ella sonrió tristemente.
—Gracias por entender, querida. —en esos momentos nos pusimos de pie mientras aparecían nuestros esposos. La noche familair había terminado.

—No es posible —negaba Jason una vez entramos al dormitorio y le comenté lo que había pasado con su hermana. Se pasaba insistentemente las manos por el corto cabello en son de preocupación.
—Yo creo que ella solo está celosa o enojada porque no la dejaste participar de un acontecimiento supuestamente feliz en tu vida —me atreví a opinar sin siquiera conocer a la muchacha. El se quedó pensando. 
—Quizás tengas razón. De todas maneras voy a hablar con ella mañana. Ahora solo quiero dormir —se perdió en el interior del baño y yo me quedé allí, nerviosa sin saber que hacer. Reaccioné y busqué ropa para dormir. Él salió ya listo para meterse a la cama y era mi turno de  usar el baño, agradecí infinitamente que  él ya dormía profundamente en cuanto salí. Respiré aliviada y me recosté a su lado, haciendo lo mismo.


Jason

Mi hermano Roger se dignó aparecer a la mañana siguiente de nuestra llegada. Apareció vestido impecablemente con un traje ejecutivo que le quedaba perfecto en su cuerpo delgado. Físicamente éramos diferentes en muchos aspectos ya que el único que heredó los ojos azules y cabellos rubios de mi madre fui yo. Roger era castaño oscuro y con unos ojos verdes que relumbraban en su tostado rostro. No puedo negar que es bastante apuesto y por supuesto, eso le permitió llevar una vida de soltura, con mujeres por doquier. La otra diferencia es que él es expresivo, risueño, enamoradizo, a cada una de las muejres que pasaron por su cama estoy seguro que les ofreció el oro y el moro, siempre mantenía una especie de "relación" con la chica de turno. No hacía como yo, quien establecía las reglas desde el principio y jamás dejaba que influyeran en mí ni yo les daba esperanzas de algo que jamás pasaría. En el caso de Roger, muchas veces mi madre se enfrentó a chicas que llegaban llorando a la puerta de casa suplicando que intercediera para que él las siguiera amando. Así era con este hombrecito, sacudí la cabeza mientras todos esos recuerdos venían a mí mientras él hablaba animadamente durante el desayuno. Ya no vivía en casa de mis padres. Se había independizado y no podía ser de otra manera, él era el director ejecutivo de las empresas de mis padres, su patrimonio era muchísimo y había amasado una gran fortuna en los últimos años.
—Quisiera que alguien me explique como logró esa mujer hacer caer al don Juan de Carliston —dije en tono de burla mientras me llevaba una tostada a la boca.
—Es preciosa, es inteligente, es...en fin. No tengo palabras para describirla. Será mejor que la veas con tus babosos ojos —respondió mi hermano con los ojos brillando de la emoción. Se ve que de verdad está enamorado pro la manera en la que habla de ella.
—Pues si, y de paso le daré un premio por llevarse al lastre de mi hermano— dije riendo.
—Mira nada más quien habla. El soltero más codiciado de Lighting fue, finalmente, quien cayó en el lazo de esta hermosa dama. Luego me explicas, Danna como hiciste para atrapar a este chivo en el lazo —se carcajeó más fuerte aún. Ésta se ruborizó tanto que  todos al ver su expresión festejaron con un sinfin de risotadas que resonaron en las paredes de la casa paterna. Solo había alguien que  no participaba de la fiesta familiar en la que, al fin, despues de tanto tiempo, podíamos compartir: Clarisa. 




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