Jason
Y aquí estábamos de nuevo. El pedante de Brian que no dejaba de lanzarme dardos con los ojos mientras a su lado estaba una ex conquista de ambos, que se consideraba una de las mejores amigas de ClarIsa, lanzándome flechas de cupido. No entendía porque mi hermana había invitado a esos dos que lo único que buscaban era joderme la vida. Mi mal humor empezó a crecer a medida que la reunión avanzaba.
Mamá estaba radiante, a ella le encantaba este tipo de cosas y mi padre, siempre tan correcto, sucumbía a todos sus deseos y a los caprichos de Clarisa. Eso ayudaba a que su malcriadez creciera cada vez más, no había nada que mi padre le negara. Al menos logré que nos sentaran juntos con Danna porque no quería a ese depravado al lado suyo. Menos aun con ese vestido que le quedaba mortal. Juro que esta chica me va a matar de un infarto, cuando la tuve encerrada en mi brazo tocando su esbelto cuerpo, mi polla decidió que era buena idea despertar en ese preciso instante al tocar su espalda con mi torso desnudo, mi brazo alrededor de la piel de su cuello y mi entrepierna apretada a su espalda. No lo culpo, la situación lo ameritaba. Tuve que hacer un esfuerzo para alejarme mientras pensaba a toda velocidad como evitaría su vergüenza al verme a mí, como pude le pedí que no volteara...y ella es tan obediente.
Maldita sea, todos esos pensamientos vienen a mí mientras degustamos exquisiteces, las mujeres se lucieron hoy en la cocina. Al fin tuve oportunidad de conocer a mi futura cuñada. Una morocha infartante, con más curvas que una pista de automóviles, altanera, pedante. Era exactamente lo contrario a mi esposa. No había nada de dulzura ni de calma en su persona y su voz, por Dios, iba a romperme los tímpanos, era tan chillona y de un volumen tan alto que sentí que rebotaba en mi cerebro. Obviamente miró desde arriba de sus tacos altísimos a Danna en cuanto Roger nos presentó. En cambio, pude ver como se relamió los labios al acercarse a darme un beso en la mejilla a modo de saludo. No sé porque tenía la impresión de que me estaba coqueteando. "Esto no está bien", dije para mí mismo. Lo que menos quería era tener problemas de faldas con mi hermano. Ya había tenido con el imbécil de Brian y las consecuencias me perseguían hasta el presente.
—¿Cómo es que una chica como tú enganchó un hombre como mi cuñadito? —largó de su venenosa lengua Marysa, la novia de Roger. Miraba fijamente a Danna mientras aleteaba sus pestañas postizas. Ésta permaneció sin saber que contestar, pude notar su tensión, ya que tenía una mano en su espalda para darle ánimos y sobrellevar la cena. Sabía cuanto le costaba socializar, la admiraba por ser tan valiente.
—¿Y por qué no, Marysa? ¿Cuántas cirugías debe tener para ser considerada apta? —lancé mi artillería pesada. Danna me miró con sus ojos bien abiertos. Tuve ganas de seguir abriendo mi bocota para recibir otra de sus miradas tan directas, como pocas veces lo había hecho. Yo la leí perfectamente. "Cállate" me gritaba en el fondo. Todos quedaron en silencio mirando alternadamente a mí y a ella. Ésta solo se dignó a beber de su copa rodando sus ojos. Roger dijo algo a su oído y las charlas se retomaron como si nada hubiera pasado. Yo sentí adormecidos mis nudillos de tanto mantenerlos apretados.
—Bien, si ya todos terminamos podemos pasar a la sala a beber café o coñac —anunció mi padre dada oficialmente terminada la cena.
Nos levantamos y caminamos. Era un ritual que cumplíamos siempre que había personas ajenas a la familia. Brian y Lara se sentaron frente a nosotros, mi hermana Clarisa al lado de Danna y Roger a mi otro costado.
—Felicidades para tí también, Jason. ¿Cómo es que no nos enteramos que te habías casado? —una sonrisa torcida apareció en su abominable cara.
—Yo no soy como mi hermano, me gusta mantener mi vida privada de esa manera, privada —escupí tomando de un solo trago el licor que mi padre había servido.
—Pero mantener oculta a esta belleza es un pecado, Jason —expresó estirando el brazo hacia Danna.
—Será porque quería mantenerla alejada de los tipos como tú —sonreí mientras le dirigía otra de mis miradas frías. Tanto Clarisa como Lara cruzaban miradas burlescas. ¿Qué mierda querían? Me levanté de un solo movimiento haciendo que todos dieran un respingo, le dí la mano a Danna haciendo que también se levantara.
—Si nos disculpan, nos retiramos. No voy a quedarme a escuchar sus opiniones acerca de mi esposa o de mi matrimonio.
Mi madre miró hacia donde estábamos vacilante, sin saber lo que había ocurrido, porque ellos estaban alejados y no escuchaban la charla.
Tomé de la mano a Danna y prácticamente la arrastré hacia el rellano de la escalera. Una voz me detuvo.
—Jason, creo que estás siendo bastante egoísta. Le comenté a tu hermosa esposa que somos amigos de años y estamos acostumbrados a compartir todo, ¿verdad? —su tono me hizo hervir la sangre y sabía adonde iban sus palabras. Dando grandes zancadas llegué hacia donde estaba el imbécil y encima de su cara, ya que le sacaba bastantes centímetros de altura, vociferé:
—Escuchame bien, pedazo de mierda. No te acerques a mi esposa. Que tu novia sea una puta no significa que todas lo sean. Pídele que mantenga las piernas cerradas y no tendrás problemas ni conmigo ni con nadie.
—¿Pero quién mierda te crees? Siempre te quedas con lo mejor, esta vez no te será tan fácil...
—¿Me estás amenazando? —le pregunté mientras me acercaba peligrosamente. En esos momentos escuche´pasos que corrían hacia nosotros. Mi hermano me abrazó del tórax tirando hacia atrás mientras que las mujeres hacían un escudo delante de Brian. SAabían quien llevaba las de perder si había lucha.
Me di vuelta furioso haciendo tambalear a Roger quien no me había soltado aun y al llegar a mitad de las escaleras la ví. Estaba quieta y muda, su boca se abría y cerraba como queriendo tomar aire y miles de lágrimas bañaban su rostro. Al verme subir retrocedió lentamente. ¿Qué diablos? ¿Tanto miedo me tenía?
—Danna...—murmuré mientras estiré un brazo para intentar tocar su mejilla empapada. Se hizo atrás. Giró y subió corriendo el resto de escalones hasta alcanzar la puerta de nuestra habitación. Entró y antes que cerrara puse un pie. Entré y ella seguía allí.
—Danna...lo siento. No quise asustarte —me salieron del alma las palabras.
—Yo no entiendo. ¿Qué pasó entre Brian y tú? Por qué hay tanta rivalidad entre ustedes? Él me dijo que ustedes acostumbraban compartir todo y no entendí a que se refería..
—No dejaré que se acerque a tí, Danna...y evitarás estar a solas con él. ¿Lo prometes?
—Si, pero...¿por qué? ¿Es un delincuente como Weber?
—No, mi cielo. El está enojado conmigo por algo que pasó entre nosotros —no sé como explicarlo, ahora que lo pienso bien y delante de ella me siento avegonzado por lo que hice.
Ella se queda sorprendida en cuanto digo la frase pero no se por qué. Luego, cuando estaba por dormir, me dí cuenta que le llamé "mi cielo".
—Hace unos años vine de vacaciones en verano y salí con unos amigos a un bar, allí me encontre con Lara quien también estaba con amigas. Y bueno...tú sabes, una cosa llevó a la otra y nosotros...nosotros —carrespee nervioso, no sabía como explicarle.
—Tuvieron sexo —completó la oración ella. Yo me quedé pasmado mirándola. Esa frase no combinaba con ella. Al darse cuenta de mi expresión, se ruborizó rapidamente y agachó la mirada.
—Si, solo fue eso. Sexo. Pero yo ni siquiera sabía que andaba con Brian. Me enteré al día siguiente cuando vino a casa y la presentó como su novia. Se me caía la cara de vergüenza.
—¿Y por qué ella sigue viniendo a casa de tus padres?
—Son amigos de Clarisa,..ni siquiira sabía que eran tan cercanos...