Danna
No entendía por que Jason se había puesto así conmigo. ¿Acaso se enojó porque bajé a buscarlo? No podía entender que había hecho mal. Lo vi enojado antes pero jamás fue tan frío conmigo, pude ver reacciones suyas con otros pero no conmigo. Ahora me sentía desconcertada por lo que a pesar de sentirme intimidada hace un rato estaba dispuesta a enfrentarlo. Tragué saliva cuando lo ví secarse violentamente el cabello con un toalla y decidí hacerla la pregunta que quemaba en mi garganta.
Ahora voy caminando por los hermosos jardines de la mansión de los amigos de la familia. Allí se realizaría la boda en lo civil, lo habían elegido por la ubicación y por lo espectacular que era todo allí. Tenía una hilera de árboles idénticos que bordeaba un largo camino forrado en césped, flores por doquier de todas las formas, tamaños y colores. La fragancia que desprendían era mágica, parecía un bosque de hadas. Lila y Joe caminaban a mi lado, estaba un tanto incómoda con los zapatos que me había comprado para la ocasión, pero eran bonitos. Mi vestido volaba en su parte inferior, era de una gasa muy fina que parecía flotar, Lila me dijo que eligiera el verde. La misma estilista que la peinó y maquilló a ella lo había hecho conmigo, según ella a pedido de Jason. Éste había desaparecido temprano y no lo había vuelto a ver. Tenía el presentimiento que después de lo ocurrido durante la madrugada nada iba a volver a ser lo mismo. Sentí como el calor subía a mis mejillas. Me había prometido que me mantendría relajada y concentrada solo en la boda pero aquí estaba de nuevo, como a cada momento desde que abrí mis ojos por la mañana, repitiendo cíclicamente una y otra vez lo ocurrido con Jason.
Mi cuerpo se estremecía de solo pensar en las sensaciones que tuve. Él me tomó de la cintura y caminando conmigo me sentó sobre un mueblo mientras su boca quería la mía. Al principio, la sorpresa me impidió darle lo que buscaba pero una vez que pudo tantear el interior de mi boca con su lengua, la mía salió feliz a recibirla sin que yo pudiera hacer nada para evitarlo. Sus manos, que un segundo antes estaban tomando ambos lados de mi rostro, se movieron hacia atrás, tomando un mechón de mis cabellos, luego bajaron por el cuello, los hombros y volvieron a mi cintura. Las sentí tímidas, como si quisieran ir a otro lugar pero no tenían permiso. Finalmente, rompieron el miedo y se deslizaron hacia abajo primero, pasando rápidamente por mis pechos y luego desde los muslos, bordeando las caderas hasta la cintura. Mis manos permanecían tiesas pero se morían por explorar. Una alarma sonó en mi cabeza, algo me decía que debía detener todo esto, antes que fuera demasiado tarde.
—Jason...—lo nombré con la poca voz que me salió, su olor a cuerpo recién bañado y ropa limpia entró despiadadamente por mis fosas nasales cuando pude tomar una bocanada de aire. Él quería seguir, dejó mi boca y se dirigió a mi cuello, sentí claramente cuando mi piel se puso de gallina en esa zona. Tuve que armarme de valor y puse mis manos en su pecho empujándolo levemente, obvio iba a ser imposible mover esos casi cien kilogramos de músculos pero al menos esperaba que reaccionara.
—...para por favor —repetí con un poco más de fuerza, sin embargo mi cuerpo seguía respondiendo al suyo y me mojaba allí abajo, como aquella vez.
—¿Por qué? Yo no quiero parar...—me respondió mientras continuaba con mi tormento.
—¡Jason! —grité y con fuerzas, logré que se apartara un poco y me bajé rápidamente. Él quedó desconcertado para luego apoyar sus brazos en el mueble, inclinándose y respirando fuertemente.
—Jason...tú sabes que nosotros...no podemos...—empecé diciendo pero él me interrumpió furioso.
—Lo sé, maldita sea, lo sé...pero no puedo dejar de sentir esto por tí. ¿Sabes lo frustrante que es tener a mi esposa a mi lado y no poder tocarla? —la verdad no lo había pensado de esa manera. Pero él tenía otras mujeres con quienes satisfacerse. Intenté tocar su brazo pero él se hizo a un lado bruscamente mientras caminaba hacia la habitación.
—Déjame, Danna. Por favor...necesito recuperarme...Voy a salir un momento, tú intenta dormir. Mañana tenemos el matrimonio en lo civil.
—P-pero...¿adónde vas a estar hora? ¡Jason! —quedé diciendo su nombre pero no pude evitar que se fuera.
Sentí como mis lágrimas calentaban mis mejillas, me sentía impotente, me sentía insuficiente para él. Sin dudas, Jason se merecía una mejor mujer que pudiera darle lo que él necesitaba. Esperaba que pronto aprehendieran a Weber y, aunque me doliera en el alma, al fin podría alejar a Jason de mi vida. Si en algo podía ayudarlo era en conservar su trabajo, jamás lo perjudicaría. Él nació para ser policía y no sería yo quien le hiciera perder lo que tanto amaba ser.
Jason
Por supuesto que estaba arrepentido por lo que hice. Juré jamás serle infiel a Danna, pero aquí estaba, con la cabeza hecha pedazos por el dolor debido a tanta cantidad de alcohol que me metí para tratar de aplacar mis pensamientos pecaminosos con esa mujer. Fui al primer bar que encontré abierto a esas horas de la noche y, como siempre, no me fue difícil encontrar una zorrita que anduviera merodeando buscando víctimas. Yo estaba susceptible, borracho y ante todo, caliente. "Maldición, maldición", mascullaba mientras me vestía lentamente, se me revolvió el estómago al ver a la mujer desnuda y despatarrada a un lado de la cama del motel adonde la llevé. Solo necesitaba descargarme o la lujuria que guardaba me terminaría de subir al cerebro y enloquecería.
Solo yo sabía lo arrepentido que estaba y esta vez juré por lo más sagrado no repetirlo jamás mientras estuviera casado. Le debía a mi esposa la fidelidad que un día le juré ante un agente del registro civil, aunque haya sido todo armada para salvar su vida. Incluso en estos momentos de zozobra, podía sentir su fragancia de piel pura y natural, sus curvas leves pero profundas allí donde deberían estar. Miré mis manos mientras temblaban, no se habían borrado las huellas de su cuerpo en ellas a pesar de haber tocado a otra mujer. Volví a maldecir por lo bajo, miré la hora y me horroricé. Ya era casi la hora de ir al civil de mi hermano. ¿Cuántas horas estuve perdido? Ni siquiera recordaba mucho de lo que había hecho con esa mujer, me alivié al ver los restos en un preservativo usado, eso me dio un poco de seguridad. No era digno de volver a tocar a Danna en mi vida. Ella era intocable para mí...y así debía permanecer.