Yo, su protector

Capítulo 56

Jason

La boda transcurrió normal, me imagino que como cualquier boda aunque no he asistido a una antes (olvido la mía propia), es que soy bastante antisocial. Me dediqué siempre solo a mi trabajo y estos eventos me aburrían sobremanera. Muchos besos, arrumacos, palabras de promesas eternas y bla bla bla. Los novios poniéndose mutuamente sus alianzas y luego el beso final como si nunca antes se hubieran besado. Estaba seguro que no era la primera vez en nada de eso en mi ahora cuñada. el tonto de Roger sonreía como idiota, como si se hubiera llevado el premio mayor. Pobre de él cuando su esposita empiece a sacar las garras.
Nos acercamos a saludar a los novios. Tomé de la cintura a Danna y aun sentía que sus piernas estaban algo flojas. Sabía que ella no diría nada de lo que había pasado, por lo que la conocía jamás generaría ningún conflicto y menos en un momento importante como este, es una mujer única.

Iba a llegar al fondo de todo este conflicto que amenaza con su salud física y mental. Pero no ahora. Ahora era importante mi hermano. Le di unas palmadas y mantuve alejada a la harpía de su mujer para que no ocurriera lo mismo que la última vez. 
A pesar de su palidez, Danna lucía preciosa. Su vestido era primoroso e indiscutiblemente se notaba que ella lo había elegido esta vez, iba con su personalidad, con su forma de ser. Me sentí orgulloso cuando la presenté a los que aun no la conocían como mi esposa, sin dudas, ella era digna de mí pero yo no de ella. Yo era oscuro, sucio, con muchos secretos. 

Nos sentamos en la mesa asignada mientras la noche transcurría tranquila hasta que me quedé frio cuando vi entrar con un grupo de personas a la zorra con la que había pasado la noche hace un par de días. ¿Qué diantres hacía ella aquí? No entendía nada. Luego recordé algo de que estaba relacionada familiarmente con uno de los socios de la empresa de mi padre. No pude evitar sentir disgusto por la situación, la boca se me secó repentinamente, no estaba acostumbrado a ninguna escena y jamás tuve conflictos con mis conquistas pero olía algo malo en el aire. En cuanto termináramos con la comida y los actos de rigor, sacaría a Danna de aquí. 
—...como te decía, Jason...—una voz femenina atrajo mi atención. Me limpie la garganta para que no notara que ni siqueira estaba prestando atención a la charla.
—Disculpe, señora Lewis. NI la escuché bien, la música está muy fuerte...—mentí y llevé mi mano hacia la copa que estaba servida.
—Oh, querido. Pareces nervioso..y eso que no eres el que se estaba casando...—todos rieron a carcajadas.
—Si, estoy nervioso por mi hermano. supongo que va a estar bien ¿no? —expresé mientras miraba hacia donde un rato antes vi a esa mujer dirigirse. Ni siquiera recordaba su nombre,
—Por supuesto que si, tú estás recien casado también y según se comenta, lo hiciste a escondidas de tu familia...deberías saber lo difïcil que es llevar adelante un matrimonio...—noté lo ladino de su frase. ¿Que diablos tenían la gente que se metía con la vida privada de los demás? ¿por qué mierda les importaba tanto? Yo apenas podía manejar mi vida como para prestar atención a lo que hacían o dejaban de hacer los demás, 
Danna conversaba con Molly, una chica tímida y simpática sobrina de esta tal señora metiche Lewis que quería saber de mi vida marital. Me gustaba que al fin encontrara alguien con quien charlar. Ella no encajaba con la gente de mierda con la que se rodeaba mi familia, tal vez no debería haberla traido. Pero era mi obligación. Era mi esposa. Sonreí ante este pensamiento. Aun no quería reconocer la profundidad de mis sentimientos hacia ella, debía dejarlos reposando en el fondo y no levantar polvadera porque sería catastrófico para ambos. Nuestra relación era temporal, en cuanto terminara todo esto, la farsa desaparecería y volveríamos a la vida de antes, a la vida en la que yo me follaba a cuanta mujer me encontrara en el camino y en el que ella continuarïa viviendo en su mundo idealizado en el que las mujeres llegaban vírgenes al matrimonio.

Este solo pensamiento hizo que mi amigo se despertara. Estaba tan bien durmiendo. Suspiré mientras trataba de concentrarme en lo que me rodeaba. Empecé a sentirme incómodo.
—Iré al baño...espérame aquí —le murmuré en el oído a Danna.

Necesitaba estar lejos de esas harpías con las que compartimos mesa. Me acerque al bar para estar solo y pedí una bebida. Pero como mi vida es una mierda y no puede haber paz en ella...debí adivinar que la zorra a la que vi antes no se quedaría simplemente tranquila sin acercarse. Sentí su olor a perfume de puta cuando se sentó en el taburete a mi lado.
—¿Que  mierda quieres, comoquieraseaquetellamas? No estoy de humor para soportar tus reproches o pedidos o lo que sea vayas a hace —-gruñí y sentí como el malhumor emergía de lo más profundo de mi ser.
—¿Esa es la manera de recibir a una amiga? —me carcajee. Todo esto transcurrió sin haberle dirigido ni una sola mirada, no se lo merecía. Ella no significaba nada para mí.
—¿Amiga? No recuerdo haber conversado contigo acerca de mis problemas. Según lo poco que recuerdo, solo gritabas cuando estabamos juntos —de reojo vi su cara llena de furia.
—¿Cómo te atreves? —empezó diciendo pero la interrumpí.
—Ya dime que quieres y vete. Me está doliendo la cabeza de solo verte —ella resopló.

Y como si mi vida no estuviera sumida en un infierno en llamas, apareció otra zorra para hacerle competencia a esta otra. Jocelyn. Creo que estuve jugando al bingo y me saqué todos los números ganadores. Lo único que me faltaba para completar la noche; que hubiera una batalla campal por quien se queda con el pene de Jason. Sonreí solo con mi idea mientras bebía un largo trago de la bebida de mi vaso.
—Jason, a tí te estaba buscando. Necesito hablar contigo, es un tema delicado. No podemos hablarlo aquí...—me djo acercándose mucho a lo que yo reaccioné alejándome al igual que lo hizo la mujer de la que no supe jamás su nombre. Por una vez, agradecí que Jocelyn apareciera; y recordé la frase "un clavo saca otro clavo".
Sin siquiera preguntarme si yo queria o si podía, me tomó del brazo y me llevó consigo a un lugar más solitario para "hablar". Y yo como un estúpido, me dejé llevar. Seguramente la bebida ya estaba haciendo efecto en mí.




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